En Cofflove, una cafetería ubicada en un pintoresco lugar en el centro de Seúl, ocurren muchas cosas. Tantas como que, JungKook, el mesero, encuentra a YuGyeom, un alfa con complejo de cachorro.
❀ ↬ Pareja principal: YugKook
❀ ↬ Parejas secundaria...
Jeon se encontraba atendiendo una de las mesas en Cofflove cuando sintió un pequeño dolor en el vientre que le recordó que su celo llegaba ese día.
—De inmediato le traigo su orden —aseguró el mesero al par de jóvenes que habían pedido —¡Jin hyung! Dos Iced americano, una porción de pie de limón y otra de Kim SeokJin.
JungKook dejó la bandeja y avanzó rápidamente hasta el fondo del local, donde todos dejaban sus cosas. Tomó un supresor y lo tragó con ayuda de la saliva, quedándose ahí para que comenzara a hacerle efecto. Miró el paquete de pastillas y soltó un leve gruñido de descontento, acababa de tomarse la última.
—Jamás debería haberle devuelto su bufanda a YuGyeom, quiero su aroma —gimoteó, sobándose el vientre con su mano derecha.
—¿Estás bien? —consultó el dueño del local, asomando su cabeza por la orilla de la puerta.
—Sí hyung, es sólo mi celo.
—Oh, diablos ¿Seguro que estás bien?
—Sí, deje que me haga efecto el supresor y estaré como nuevo —aseguró, manteniendo sus ojos cerrados unos segundos antes de sonreírle a su mayor que no dejaba de mirarlo fijamente —Tendré que ir a comprar un paquete nuevo.
—¿Vas a ir a la farmacia?
—Probablemente.
—¿Por qué no mejor le pides a YuGyeom que te compre? Y de paso te lleva a tu casa, no creo que sea conveniente que estés aquí cuando comiences a sentirte peor —SeokJin acarició suavemente los cabellos de su dongsaeng, el cual asintió frente a sus palabras.
—Sí, eso haré, quiero a mi alfa —lloriqueó, tomando el móvil para enviarle un mensaje a YuGyeom.
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Un sonrojado alfa de largas piernas veía algo avergonzado la sección de productos femeninos en la farmacia. No es que nunca haya ido a comprar toallitas higiénicas o tampones para las mujeres de su casa, pero seguía sin perderle un poco la vergüenza.
Avanzó hasta el pasillo con cosas para omegas, tomó dos cajas de supresores de omega y frunció el ceño, era diferentes y el valor también lo era, tenía la misma cantidad de pastillas y realmente no podía entender que era lo que los diferenciaba.
—Di-disculpa —le habló a una muchacha que se encontraba a su lado viendo el mismo tipo de productos —¿Me podrías ayudar?
—Sí, claro, dime.
—Es que mi omega me mandó a comprarle supresores, pero no sé cuál comprar, solamente me dijo que de esta marca —explicó, mirando con el ceño fruncido los estantes.
—¿Es un o una omega?
—Es un chico —respondió y la muchacha le señaló una caja totalmente distinta a la que tenía en sus manos.