Cortes unidos [Libro #1]

Prologo

¿Qué harías si ves a una bella joven en medio de la noche en un solitario callejón llorando? Probablemente una persona normal saldría corriendo del miedo pero aquella no lucia de ninguna manera peligrosa y con la poca luz que había en el lugar notaba que vestía ropa decente, no parecía que su vida fuera en la calle.

―Oye ¿Que sucede? ― en serio Jack fue lo mejor que se te ocurrió preguntar, la chica no respondía ¿Estará bien? ―¿Estas bien? ― bien si sigues así Jack serás un completo idiota.

―Lárgate― una voz ronca y desgastada proveniente de la boca de la chica contesto, pero que mala actitud la de ella, quería ayudarla pero al parecer no estaba de humor para aguantar a un desconocido.

―Mira solo llegaba de estudiar con unos compañeros de la universidad y la verdad no soy de los que deja a lindas chicas en la calle, levántate nos vamos― bien Jack ahora la doncella en apuros caerá en tus brazos.

―Lárgate― vuelve a gritar.

―De nuevo la mala actitud, tendré que cargarte― ve Jack por tu damisela, me acerco a ella y aunque intenta huir la logro tomar de en mis brazos y cargarla como una recién casada el día de su boda.

―Bájame imbécil― chilla moviéndose bruscamente en mis brazos.

―Oye no te muevas linda damisela, tu príncipe ya te llevará a su castillo― si es que a la pocilga en la que vivía era un castillo.

―¡Déjame! ― alza sus manos para golpearme la cara, pero no tenía fuerzas para causarme mayor daño.

―Pero mira que agresiva eres, mala actitud y agresiva, tendré que anotarla en la libreta de "Modales por mejorar"― deja de chillar y se resigna.

Intento ver si está herida, tal vez alguien la había lastimado, quería cerciorarme de que se encontraba bien y no que necesitaba atención profesional, llevaba un suéter gris ancho y largo cubría su torso y parte de los muslos de sus piernas, un jean oscuro y unos converse negros desgastados, la oscuridad no dejaba que la detallará a bien, pero hubo algo que no pude evitar ver  al momento de golpearme en la cara, las mangas del suéter se le habían subido un poco, dejando a la vista parte de sus muñecas, me detuve en frío, el Jack divertido de mi conciencia desapareció por un momento.

―¿Al fin me bajaras? Si lo harás patéame hasta que no me veas respirar― la voz ronca de la joven chica volvió a llegar a mis oídos.

―Tus muñeca ¿Que sucedió? ― pregunte de forma directa y sin vacilar.

―¿Ahora vendrás como todos a decirme lo de siempre? "no lo debes hacer" "estás loca" "Psicópata" y etc no quiero oír más mierda de eso, bájame ahora― volvió a forcejar para liberarse, pero la sostuve con más fuerza a mi cuerpo.

―Ya detente, te llevaré conmigo y si quieres mañana te puedes ir, pero hoy no dejare que mueras― sabia como se sentía, no la podía dejar en la calle, en ese momento mire a sus ojos, las luces de la calle eran más que suficientes para poder ver sus ojos color avellana ―Unos ojos como los tuyos, no deberían cerrarse aun― sostuvimos nuestra mirada por unos segundos y dedicándole una sonrisa le dije ―Bien mucho gusto me llamo Jack, Jack White, y esta noche te he rescatado de la torre en la que estabas atrapada.