El Luchador (ChangJin - Skz)

9. Destinados a un encuentro.

Repetía la misma canción una y otra vez, sin creer que todo se había acabado, no tenía ganas de ir a su chamba como lanchero, el corazón le dolía de una manera indescriptible, no era cualquier corazón roto,
iba mucho más allá de eso, de verdad sentía que se iba a morir.

Estaba tirado en el piso, con las cortinas cerradas, el Sol apenas le podía iluminar su pálida piel, tenía los ojos rojos e hinchados de tanto haber llorado.

Unos golpecitos en su puerta lo hizo salir de su bucle de pensamientos, el diablo, olvidó por completo el hecho de que aún vivía con su madre y hermana y está última podía darse cuenta cuando su hermano estaba mal.

— ¿Hyunjin estás bien? Te he escuchado llorar durante 2 horas

— Solo estoy cansado — respondió esperando que no entrara al cuarto. Al parecer ella tenía el poder de leer lo que pensaba e hizo lo opuesto, abriendo la puerta y viendo a su hermano en aquel estado miserable.

— ¿Qué pasó? ¿Por qué estás así? — interrogó sentándose en el piso y sosteniéndole la mano — Desde ayer que llegaste te vi raro

— No se como decirte esto — suspiró con pesadez

— Sabes que puedes decirme lo que sea, no te juzgaré, no soy como mamá— decía la verdad, puesto que la mayor sacaba la misma frase lo que era irónico, pues sus cicatrices en la espalda y el cinturón con el que le pegaba cuando le contaba algo decían otra cosa.

— Changbin me terminó — soltó volviendo a llorar, de verdad es que no entendía que es lo que hizo mal, él lo amaba demasiado.

— ¿Puedo saber que fue lo qué pasó?

Soltó una risa — Ni si quiera yo se porque, fue el mismo día en que tuvo su primera pelea seria, cuando sostenía su cinturón de oro me volteó a ver y me dijo que me amaba.

— Sabes que a mí nunca me pareció — se quejó ella.

— Si, solo porque es hombre, igual que a mamá

La menor rodó los ojos con molestia — Olvídate de eso, sus actitudes no me parecían adecuadas, ¿sabes por qué me encerraba en mi cuarto cuando lo traías a la casa?

— No

— Yo los observaba y no me gustaba la forma en la que te veía, se podía ver que era alguien lujurioso, que quería usar tu cuerpo para saciarse, una vez escuché que te decía que fueran a hacer cosas al baño y tú te negabas, entonces te presionó de tal forma en que terminaste llorando y aceptando y unos días después regresaste llorando y no querías que nadie te abrazara, te ponías incómodo y una vez mi mamá te cacheteó porque traías un chupetón en el cuello y wey, tenias 13 años, no chingues.

Las lágrimas se desbordaron de sus ojos y sus sollozos se hicieron sumamente fuertes, salían de su garganta con mucho dolor, su hermana tenía razón, aún así se sentía vacío, lo quería tener entre sus brazos y prometer que cumpliría todas sus peticiones.

A su vista, él no valía nada y tan baja era su autoestima, que necesitaba de que Changbin le dijera lo bonito que era casi todo el tiempo y por un cumplido, fue capaz de aceptar tener relaciones cuando apenas cursaba el primer grado de secundaria.

Muchas veces llegó llorando a su salón, sintiéndose sucio debido a que la noche interior cierta persona dejó su esencia en él y no le gustaba, prefería que usaran un anticonceptivo a sentir ese líquido caliente en su interior, le hacía pasar demasiada vergüenza cuando decía comentarios sobre su cuerpo, como que era alguien muy apretado, que tenía un buen trasero o que tenía un jugoso miembro.

Durante unas semanas incluso, dejó de comer, puesto que sentía la boca amarga porque alguien lo obligó a tragarse esperma y aunque se lavara los dientes 5 veces, la sensación seguía siendo la misma y le daba pena decirle al pelinegro que no, puesto que este llegó a decirle en varias ocasiones, que las relaciones eran una forma de demostrarse cariño y confianza -y en eso sí que tenía razón- el problema es que el castaño necesitaba que alguien le demostrara que lo amara, es por eso que accedía, puesto que con cada estocada que el mayor le daba, murmuraba cuando lo amaba y días posteriores a sus encuentros, estaba más cariñoso con él.