25. Escultura de mármol.

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Ugh, sentía que un camión lo había atropellado la noche anterior, todas sus extremidades dolían como si su piel estuviera tatuada de moretones. Quizás fue por la pelea de la noche anterior, aunque salió casi ileso del cuadrilátero.

La cabeza le martillaba, apenas lograba alzar sus párpados, las lagañas se apoderaron sus lagrimales, por lo que era más ciego que un topo. Lo único que lograba divisar era una sombra que los rodeaba entre sus brazos y le transmitía un gran calor corporal en su pecho desnudo, las sábanas que lo cubrían encima le refrescaban su morena piel.

¿De casualidad estaba soñando? ¿O es que había vuelto en el tiempo a cuando tenía 5 años y dormía abrazado de su papá sintiéndose protegido por alguien más grande que él?

Afortunadamente era la vida real y solo se trataba de Hyunjin jetón, abrazándolo fuerte pegándolo más a su anatomía roncando suavemente y pasando sus esqueléticas manos por su musculosa espalda dejando lindas caricias tratándose de garabatos sin sentido.

Elevó su espalda con ayuda de sus manos apoyadas en el colchón a los costados de la diminuta cintura de su amado; era su misma habitación, no obstante, algo se sentía muy distinto, sus hombros dejaban de sentirse pesados, no pudo evitar sonreír y dejar salir unas lágrimas de sus oscuros iris, cayendo directo en su semi-marcado abdomen, haciéndole cosquillas al castaño.

— Binnie ¿Estás despierto? — inquirió con un muy agradable tono recargando sus codos en las sábanas para poder verlo directo a los ojos, lo hizo llorar aún peor.

Se dejó caer en su torso abrazándolo por el cuello mientras que el menor desenredaba sus chinos y le dejaba pequeños y tiernos besos en la coronilla.

— ¿Cómo te sientes cariño? — volvió a hablar Hyunjin dejando su vista en un punto del techo llevando una respiración larga y lenta.

— Tengo ganas de quedarme en la cama to' el tiempo y no levantarme — resopló y talló sus ojos en un intento de poder ver mejor — Lamento si te aplasté mucho.

— No te preocupes, fue como abraza' al oso gigante que me regalaste — sus pómulos se tornaron rojos — Me encantó.

— De verdad lamento todo lo que te dije ayer, prometo q-

— No hablemos más de ayer — le puso un dedo encima de sus labios — No me lo tomé personal ¿Tienes hambre? — cambio de tema señalando una bandeja con fruta que reposaba encima de un buró — Pedí el desayuno cuando me levanté para ir al baño.

— Gracias — murmuró Changbin apenado de ver un detalle que estaba dirigido hacia él, no estaba acostumbrado a que el consentido fuera él más que cuando se enfermaba.

— No hay de que — le sonrió —¿Un besito?

— Unos besotes — amaneció con hambre el caballero porque le devoraba la boca al menor como si nunca hubiera tenido el placer de probarla — ¿Hoy vas a ir a la uni?

— Depende ¿Quieres hacer algo hoy juntos o también tienes trabajo? — le hizo unos ojitos pispiretos mordiendo su labio al ver los pectorales del pelinegro.

— Tengo que ver algo con Minho, podría invitarte a comer unos cocos locos en la playa cuando salgas de clases.

— Me encantaría, pero ¿Podría' llevarme hoy? Creo que ya se me hizo un poco tarde — se rascó la nuca girando su cabeza en dirección a donde el reloj estaba, a esa hora ya debería de estar en el salón de clases.

— Claro corazón — el pelinegro le guiñó el ojo izquierdo — Me vo' a vestir — se levantó de la cama soltando uno que otro quejido al estirar su espalda y rascarse la riata.

El Luchador (ChangJin - Skz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora