El Luchador (ChangJin - Skz)

3. Reflejos del interior.

1984

Cualquier trabajo que hagas debe de ser respetado, porque al menos das un esfuerzo e inviertes tu tiempo en este. Obviamente siempre y cuando sea legal y no dañes a nadie. No debería de darte vergüenza decir que ejerces un empleo u oficio a menos de que seas Pérez Hyunjin que a sus 18 años se convirtió un travesti y se metió en un table dance de mala muerte con hombres mayores de dudosa procedencia.

El camerino estaba lleno de mujeres que se arreglaban con atuendos los cuales mostraban mucha piel y resaltaban sus atributos. No se molestaban en cubrirse el cuerpo, es decir, su trabajo consistía en mostrarlo como si de una exhibición de un museo se tratase.

La belleza humana es sorprendente, hay formas de verla y conocerla de una manera adecuada, ya que era claro que muchas de esas chicas no estaban para nada felices de estar ahí, solo hacía falta ver sus caras y notar que algunas lloraban en silencio o tapaban moretones con maquillaje. Moretones, que eran ocasionados por los mismos clientes.

— No quiero ir por favor — rogó de rodillas una muchacha de no más de 14 años, de piel morenita y cabello negro, con la voz quebradiza, a punto de romper en llanto.

— ¡Cállate! — ordenó en un grito una mujer mayor golpeándola en el rostro, haciéndola llorar — ¡¡Si no sales nos vas a meter a todas él problemas!! ¡¿Oístes puta!?

El silencio reino en el lugar, ninguna hablaba y se limitaban a observar de forma intimidante a la menor, estaban siendo demasiado crueles, tenían miedo, porque si una de ellas no se presentaba, su jefe sería muy cruel con ellas.

¿Por qué hacer esto? Porque el hombre recolectaba mujeres y chicas jóvenes que en su mayoría, venían de pueblos pobres, donde apenas sabían escribir o leer y por lo tanto, no tuvieran oportunidad de salir de ese estado económico y lo único que les quedaría, sería venderse como si de un objeto fueran.

Era triste, pero era la realidad para muchas de ellas, quienes eran engañadas con la promesa de que harían dinero y los clientes serían cuidadosos con ellas.

Puras mentiras en un infierno.

Metiéndolo en aquella situación, Hyunjin pese a que tenía estudios, era un burro en esto y su madre lo estaba presionando para que no fuera a la universidad y se metiera a buscar chamba, de albañil, o barrendero de calle.

No veía nada más importante que no fuera el dinero, por lo que cuando una noche fue con unos amigos al table dance y uno de ellos comentó cuando dinero ganaban, el foco se le prendió y fue a hablarle al dueño del lugar para que lo contratara, quien no mostró la cara y simplemente lo contrato diciendo que le pagaría menos por el hecho de ser un travesti y bueno, el sonso aceptó sin pensarlo 2 veces prometiendo que haría un buen trabajo, puesto que al menos combinaba algo que a él le gustaba: el baile erótico.

Taba hien apenado de estar en un lugar con personas desvistiéndose y más sabiendo que eran mujeres que no sabían que él era otro pedo, puesto que llegó al lugar ya cambiado, no se atrevería a que alguna de sus colegas de trabajo se dieran cuenta de que traía pistola ahí en medio, sabía que para ellas sería incómodo y mejor cerraba la boca.

Era un cuarto blanco espacioso, con muchos tocadores y un gran espejo con luces colocado en la pared, estaba bastante sucio, se notaba que no lo limpiaban desde hace mucho tiempo, sin embargo, no era perceptible de olor por todos los perfumes que todas se echaban.

El castaño miró de reojo a la joven que estaba siendo jalada de los cabellos e insultada, se sentía agüitado por ella, pero no podía hacer nada más que seguir arreglándose la peluca. Lucía hermoso,, con una melena rubia, labios color rojo intenso, rubor, pestañas postizas, sombra de ojos del mismo tono junto con sus uñas, senos y trasero grande (se había hecho un relleno con algodón y marcado la cintura con ayuda de una venda). Portaba un vestido corto de color vino (a diferencia de las demás, que usaban un bikini con solo unos tirantes que las cubrían)