28. Adrenalina

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Gritos de emoción retumbaban en los oídos de la familia; la feria era una gran atracción para los 4 y todos (a excepción de Changbin cuya expresión daba a entender que o una o de dos: estaba estreñido o se iba a desmayar) esperaban ansiosos para subirse a la montaña rusa.

Hacia un bello atardecer, eran cerca de las 5 de la tarde, una buena hora para asistir a aquel lugar y pasar de un buen rato en familia. Ya habían comido unos elotes y pepinos bañados en chamoy, no muy pesado puesto que si querían disfrutar bien de todas las atracciones, lo que menos debían de hacer era guacarearse.

— ¿Qué tal que me subo y vomitó y entonces ya no puedo pelear? — su mente estaba al 100 para idear múltiples excusas para no enfrentarse a uno de sus mayores miedos: las alturas y peor aún, los juegos mecánicos que te suben casi hasta tocar el cielo y te dejan en caída libre — ¡No puedo faltar a la pelea de hoy!

— Papá ándale — insistió Rosa agitándole el brazo — ¡Ya nos subimos a la rueda de la fortuna y estuvo bien aburrido!

— ¿Cuál? Si iba bien rápido.

Hyunjin se mordió el labio inferior para no burlarse de como su querido esposo se aferraba a su cuerpo para no ver a la considerable altura en la que se encontraban al llegar al punto más alto de la rueda de la fortuna, le pareció tan tierno que solo lo abrazó y lo consoló hasta que el juego siguió dando vueltas.

A veces se le olvidaba que se trataba de uno de los mejores luchadores de la lucha libre internacional supuestamente siendo uno de los más valiente al no tener miedo a explorar nuevos métodos o probar distintas cosas encima del ring.

— Si, no estes de llorón — el castaño apoyó el reclamo de las menores recibiendo como respuesta una mirada matadora del otro.

— Ira tú mejor ni digas sobre llorar porque con una palabra chillas — le amenazó apuntándole y avanzando en la fila.

— Su padre tiene razón niñas — Hyunjin concordó con el argumento de su esposo cruzándose de brazos, además de que si hacía enojar a su galán, chao besos por un rato — No puede 'tar en malas condiciones para pelear.

— ¡¡Papi por favor!! ¡Yo ya me quiero subir! — pidió Samanta dando brinquitos y agitando sus trenzas.

— ¡Si, además tú siempre dices que se' valiente es de tu mejores cualidades! — chanfle, lo acorralaron contra la pared; no le podía dar el mal ejemplo a sus hijas.

— Está bien — aceptó rodando los ojos con molestia y avanzando en la fila.

— ¡¡Gracias papi!! — exclamaron las menores en un abrazo.

Los minutos pasaron hasta que por fin encabezaron la larga cola de espera y mientras los acomodaron en sus respectivos carritos, el pánico se apoderó del más grande y solo podía pensar en lo bien que estaba física y mentalmente cuando se estaba atragantando con su banderilla que escurría grasa. Valora lo que tienes hasta que lo pierdes.

— Suputaperramadreenticonfió — murmuró sintiendo su corazón acelerarse al ver como uno de los carritos que daba el recorrido caía agarrando velocidad y daba vueltas en círculos. Manifestaba que le diera diarrea explosiva o chorrillo, lo que fuese pero que tuviera una buena excusa para no subirse, sin embargo, ya era demasiado tarde — Nono, espérense, se me olvidó algo con Namjoon, me tengo que ir — dijo desesperado mirando pa' todos lados con cara de que se iba a cagar para adentro.

— ¡Te aventaste de La Quebrada y estaba mucho má' alto que esto! — comentó Hyunjin jalándolo levemente de las greñas y despeinándolo.

— Virgen María purísima, se los ruego, les compro lo que quieran — pasó la primera etapa de la negación, ahora estaba en la negociación.

El Luchador (ChangJin - Skz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora