29. Golpe directo a la melancolía.

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Resultó ganador de aquel combate, ni si quiera se molestó en agradecer a sus admiradores por estar ahí, en cuanto le entregaron su cinturón de oro, se bajó del ring, fue a encerrarse a su camerino y se limpió con un algodón con alcohol una leve cortada que tenía arriba de su ceja y sus heridas de las muñecas.

Se secó el sudor de su frente, se desvistió por completo admirándose en el espejo con odio y pegándole un puñetazo, dejando marcados sus nudillos y se puso a patear la silla con coraje al identificar por el rabillo de su ojo que una pulsera que él le regaló a Hyunjin muchos años atrás se encontraba tirada en el suelo.

La puerta fue abierta por Minho, quien se preocupó ante la actitud de su estrella y la cerró detrás de él, más angustiado de lo que estaba unos segundos antes al apreciar la escena de Changbin lanzando furioso todas las cosas dentro del camerino.

— ¡Cálmate por Dios! — le ordenó el mayor agarrándolo de los hombros y obligándolo a detenerse.

— ¡¡Lárgate por favor, no quiero hablar con nadie!! — exclamó en medio de un casi ataque extraño del cual hace mucho que no era víctima ¿Por qué no hacerse daño a si mismo o a alguien más? Seguro que Lee había entrado para matarlo, tenía que hacer algo, alguien ajeno de su propio cuarto tenía sus ojos posados en él.

— Tranquilo — pidió tomando asiento en la silla — ¿Qué pasó?

— No es nada, solo, tengo que perder la cabeza durante unas hora' — nada en ese momento podía ayudarle más que eso.

— Si quieres puedo ayudarte con eso.

— ¿Qué sugieres?

— Yang y los chicos vienen en camino, vamos a ir por unas cuantos buenos pedazos de carne si entiendes lo que digo — le guiñó el ojo y rió pícaro, contagiando su carcajada.

— Siempre me has parecido bastante guapo ¿Por qué jamás hemos sido nada? — le hizo unos ojos seductores pasando la yema de su diestra por la entrepierna del asiático.

— No lo sé, tú eres bastante parecido al tipo de hombre que me gusta — movió la pelvis hacia adelante para disfrutar de ese ardiente contacto.

— ¿Qué sucedió con Jisung? — Changbin inquirió curioso al no haber escuchado nada acerca de ese chico.

— Él y yo ya no hablamos, no diría que me dejó el corazón roto solo era una prostituta más que tenía a mis pies — si no era nada especial para él ¿Entonces por qué es que le lastimaba tanto recordar que nunca fueron ni serían nada? El joven solo se mantenía encuentros sexuales con Minho por dinero, pues al clavadista no le alcanzaba para llevar una buena vida con el varo que sacaba de sus espectáculos de clavados, lo buscaba por necesidad.

Olía a sexo pese a que ese aroma no existiera, no obstante, la tensión entre ambas anatomías era existente desde la fiesta de quinceaños en la que se conocieron. Ambos duros, fríos, un poco agresivos y con cuerpos que fascinaban a cualquier persona que los observaba al desnudo. Viejos pero sabrosos.

Changbin bajó el pantalón ajustado que su cuate usaba y masajeó la cabeza de su miembro con la caliente palma de su mano, sintiendo como es que la extremidad iba cobrando vida y se alzaba, además de ir mojando la tela de su ropa interior con el líquido pre-seminal.

No estaba pensando mucho lo que estaba a punto de hacer, sería un hipócrita, quejándose de que según le eran infiel y en venganza, él mismo lo sería. La excitación sexual era lo que podía distraer su mente de esa horrible tormenta que lo hundiría en cuanto analizara sus errores.

Pese a que ambos se encontraban más que listos para escalar a un nivel de penetración, algo en su interior, en específico Changbin, les decía que eso estaba más que mal y su deseo sexual fue contrarrestado con la moral de saber que pese a todo, su corazón enorme y cariñoso, le pertenecía en su totalidad al castaño. Con él es con quien adoraba despertar a su lado, a veces desnudo y otras con ropa, pero apreciando su belleza mañanera, desarreglado e hinchado de la jeta y que tenía una hermosa familia que no deseaba destrozar por su mero despecho.

El Luchador (ChangJin - Skz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora