24. Valentía

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Nunca en su vida se había sentido tan ansioso y preocupado como ese día, ni si quiera cuando presentó su obra de ballet clásico y eso que muchas cosas le pudieron fallar, sin embargo esta vez, se trataba de su puro trabajo individual en un lugar donde todos lo podrían ver y juzgar.

Tenía ganas de vomitar de los nervios y eso que apenas abrió los ojos y aún se hallaba en su casa y que el Sol apenas se asomaba en el horizonte.

¿A qué le temía? Pues a qué algún experto de arte no le pareciera correcto su trabajo y así no lo fueran recomendando, se estancaría y quedaría frustrado para convertirse en un mal maestro que deseaba que sus alumnos fracasaran para que no lograran más que él pudo.

Estiró su espalda, se sentía como si un camión le hubiera pasado encima, su espectáculo de ayer en el table dance dejó a muchos desmayados y a otros con ganas de que se terminara de arrancar las prendas que vestía.

Dentro de su clóset más grande (que era del tamaño de uno baño) ubicado atrás de una cortina falsa, hasta el fondo se encontraban todos sus atuendos para cuando se transformaba en Dai, es decir, vestidos, faldas y minifaldas, sus accesorios para peinarse, tops ajustados, pelucas de un muy buen material, unos senos falsos, lencerías, bolsas, sombreros, una muy completa colección de tacones de diseñador y un tocador de color rosado con un espejo rodeado de luces del mismo tono, sobre la mesa reposaban cajas y cajas de maquillaje, cepillos especiales para no maltratar sus pelucas y perfumes importados de Italia y Francia.

Todos los días rezaba para que las mujeres encargadas de la limpieza no fueran de chismosas con el jefe de la casa. Aunque siendo realistas, no tenía nada de que temer, pues las mismas empleadas le daban consejos de maquillaje las noches en las que se escabullía o le ayudaban a planchar sus trajes con una velocidad y facilidad asombrosa.

Un aplauso para esos panes de Dios.

Changbin todavía no sospechaba nada, puesto que para nada por obra de la mano de Yang, las mismas noches en las que el castaño debía de ir a su trabajo secreto, el pelinegro iba a entrenar con Christopher, ellos comenzaban a las 9:30 de la noche y terminaban hasta las 12 para luego irse a cenar algo y llegar a casa a las 2 de la mañana, hora en la que Hyunjin ya estaba de vuelta y corría de un lado a otro guardando a toda prisa su ropa al oír los pasos pesados de su amado y fingía estar bien dormido en la cama como si nada hubiera sucedido.

Era un plan sin fallos; hasta ahorita.

Talló sus ojos y se quedó abrazado durante unos minutos la bonita espalda de su bigotón que roncaba peor que un oso y sudaba como puerco a pesar de que el aire acondicionado estaba a todo lo que daba.

Se levantó para darse un buen baño y relajarse un poco, por lo que encendió algunas de sus velas aromáticas favoritas, encendió la radio dejando sonar "Soldado del Amor" de Mijares. Llenó el jacuzzi con agua hirviendo con deseos de quemar su piel y la combinó con un jabón para hacer muchas burbujas; abrió una mascarilla traída de Corea y se la dejó en su cara para retirársela al terminar su baño.

Quizás era más fácil pedir un servicio de spa a domicilio, no obstante, a él le gustaba más hacer ese tipo de cosas por su cuenta.

Poco a poco su piel se iba arrugando por el agua y una vez que decidió que era buen momento de terminar, se cubrió con una suave bata de algodón, se colocó de rodillas frente al jacuzzi y hundió su cabeza dejando sus trenzas remojar durante unos segundos.

— ¿Te ayudo corazón? — la voz ronca del recién despertado lo hizo brincar en su propio lugar y sacó la cabeza del agua, dejando que sus cabello escurriera sobre la tela que lo cubría.

— Ay perdón ¿'Tá muy fuerte la música? — cuestionó apenado de pensar en haberlo despertado.

— No — rió y se fue desvistiendo para meterse dentro del agua — Es más, súbele esa me gusta — Hyunjin se desplazó con sus rodillas, deteniéndose frente a una estantería donde yacía la radio y subió el volumen de la canción de "Fría como el viento, peligrosa como el mar" de Luis Miguel.

El Luchador (ChangJin - Skz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora