El día se me pasó rapidísimo, visité nuevamente a mi familia y a mis amigos para ver como estaban, seguían tan dolidos como ayer, durante el tiempo que estuve en mi casa no escuché a mi padre decir una sola palabra, se mantuvo serio, sentado en una silla, observando por la ventana todo el día. Se negó a comer, sólo se levantaba para dirigirse al baño, luego volvía a la misma posición.
Mi esposa ni se acercó a verlos, también, con qué cara, ¿no?
Todo el día pensé en lo que Abaddon me dijo, y tiene mucha razón, ya no tengo nada que hacer aquí, no tengo ni un propósito ni un futuro. Todos éstos sentimientos que me consumen me hacen sentir cada vez peor, no se van, desde mi muerte, el único momento en el que me sentí liberado de todo ésto fue cuando me descargué, pero duró poco, ya que hoy me siento igual o peor que ayer.
Estoy dirigiéndome hacia el acantilado nuevamente y al llegar, efectivamente, como me dijo, él estaba ahí, sentado en el borde de éste. Me hace lugar para sentarme a su lado:
— ¿Cómo te sientes hoy? - Me pregunta:
— Igual o peor que ayer – respondo y éste asiente con la cabeza diciendo – Te dije que sería momentáneo. — Responde y fue verdad.
— Ahora, podrías explicarme ¿Cómo será ésto? Porque dudo que no deba dar nada a cambio. — Abaddon asiente y responde. — No, gratuito no es, toda recompensa tiene un costo, nadie gana nada por hacer nada. — Se encoge de hombros. — Lo que te propongo es que vengas conmigo para hacer justicia, ya que la justicia "divina" en realidad la impartimos nosotros. Sé que eres una persona leal, por lo tanto, no serás un soldado más, serás un líder que sólo me rendirá cuentas a mí, se te dará un nuevo cuerpo, porque si vienes con nosotros, él, – señala arriba – te cambiará, desde ya te digo, no te dará una forma agradable a la vista, pero lo tendrás y ahora no posees ninguno.
Por el momento, cuando no estés trabajando, podrás salir de allá abajo y recorrer la tierra. Podrás aparecerte en tu forma real donde quieras, sólo ten cuidado, ya que somos un tipo de mitología y si te ven, algunos se irán contra ti por supersticiones, otros correrán de ti, otros creerán que es un sueño o una alucinación, lo que no deben saber es que eres real, por lo tanto, lo mejor, es que ningún mortal te vea, así que si tienes pensado mostrarte a tu esposa, asegúrate de que esté sola. Con el tiempo y si nos demuestras lealtad y compromiso, se te irán otorgando otros beneficios a medida que el tiempo pase, pero para eso falta. Primero debes demostrar que eres digno. — Asiento con la cabeza, es mucho más de lo que hasta ahora tengo, ahora sólo soy aire rondando por la tierra sin más que hacer, sin poder hacer pagar a esa hija de puta lo que me hizo.
Sin nada más que decir, respondo: - Acepto. —
— Antes que nada, hay que sellar éste trato – dice, se para y me hace parar también, saca un tipo de daga y está por cortarse la mano, cuando de no sé donde, mi abuelo vuelve a aparecerse:
— ¡No!¡Bástian, no lo hagas! Ven conmigo, vamos Bástian, ven conmigo, conmigo, no hay sufrimiento ni sed de venganza, no hay odio ni rencores, no hay dolor, sólo paz y felicidad, ven conmigo, no creas en lo que te dice, eres buena persona Bástian, tu lugar es aquí conmigo, ven hijo, aquí también te estamos esperando -
Vuelvo a observar a Abaddon quien me sostiene:
— No te mentí en nada, te he dicho toda la verdad, pero no estás obligado, tú decides. Si no quieres venir conmigo, nos estrechamos la mano como buenos amigos y cada uno por su lado, te repito, no estás obligado, la decisión que tomes para mí estará bien, por más que no volvamos a vernos, tendrás por la eternidad, un amigo en mí. Como te dije, me encantaría que fueras uno de mis generales, pero la decisión es tuya.
— Abuelo, ¿Qué hay de tu lado para mí? Como dijiste, no hay nada de lo que quiero y cuando tuvieron que protegerme ninguno lo hizo. Más de un año tuvieron, tiempo no les faltó, ni tú ni tu Dios han hecho nada por mí, siempre he hecho todo por los demás, ahora es tiempo de hacer algo por mí. Te quiero muchísimo abuelo, pero estoy dolido con ustedes, y estoy seguro de que si me voy contigo no obtendré justicia, hoy, tu lugar, no es para mí. — Afirmo, me doy vuelta seguro hacia Abaddon – Dije que acepto .— Él, con una sonrisa triufante, toma mi mano, hace un corte, toma la suya, también hace uno y estira la mano para cerrar el trato en un saludo que correspondo sin dudar, mi abuelo desaparece mientras siento que comienzo caer de espaldas en espiral hacia no sé donde. Choco contra el suelo y Abaddon me extiende su mano ayudando a levantarme:
— Perdón Bástian, se me olvidó hablarte de la forma de ingreso para un condenado no traído por nosotros, es la que él, – señala hacia arriba – nos ha dado, sé que es horrible, yo también la padecí, pero es una de sus formas de castigo. Ya tampoco eres una simple alma, el señor también te ha dado un cuerpo, pero al parecer no se ha enojado mucho con tu decisión, ya que a comparación de otros, ha sido generoso contigo. ¿Quieres verte? - Desde donde me observo veo un cuerpo desnudo, humano, completamente oscuro, desgarbado y desalineado. Abaddon me acerca un espejo donde me veo un rostro completamente deforme, del mismo color de mi cuerpo, con los ojos rojos, sin cabello ni nariz, y mi rostro es como si estuviese lleno de canicas del mismo color de mi cuero. Tengo una gran boca con grandes colmillos, veo mis manos y tengo garras en vez de uñas. Viéndome de espaldas, tengo una cola larga que puedo manejar como a mis manos:
— Perdón – dice Abaddon - no creí que fuera tan cruel, pero en muchas ocasiones ha sido peor, ya lo verás.
— No es problema para mí, pudo ser peor, – digo – por lo menos ahora tengo un cuerpo y no soy sólo aire vagando por la tierra – él asiente con una sonrisa.
— Necesito marcarte, ya que así, aquí, todos sabrán que eres un alto rango en mis tropas, deben obedecerte y nadie puede tocarte. — Asiento, mi hombro comienza a quemar, un tatuaje circular con su nombre alrededor, un dibujo de triángulos, una flecha y un ancla se forman en el medio. —Listo, eres mi general, vamos que te presento a tu escuadrón y te llevo a lo que será tu nuevo hogar, pero primero deja que te traigan ropa, no podemos presentarte así— uno de sus asistentes me trae ropa y me visto. Luego me lleva hasta un inmenso salón repleto de los que serían los soldados a mi cargo, había tanto soldados masculinos, como femeninos, otros sin géneros y otros con más de uno. Ninguno de todos ellos se veía normal, por lo que mi apariencia a ninguno pareció importarle haciéndome sentir mejor, ya que prácticamente estábamos todos en la misma situación.
Me presentó ante ellos quienes me reverenciaban, me vitoreaban y me felicitaban. Fue un buen recibimiento, también me presentó a sus pares quienes me agradecieron muy educadamente el haberlos elegido. Luego me llevó a lo que sería mi nuevo hogar, se encontraba a lo que sería una cuadra de su palacio, al llegar, no lo podía creer, no era tan grande como su hogar, pero igualmente era inmenso, muchas habitaciones, no sé para qué, baños, comodidades todas, gimnasio, sala de juegos, un parque inmenso tanto en el frente como en la parte posterior, mucama, cocinera, jardinero, asistente, todo, absolutamente todo:
— Perdón Abaddon, pero ésto es demasiado para mí, yo con muchísimo menos estaría bien – palmea mi espalda:
—Bástian, eres uno de mis generales, no puedo tenerte lejos o en un pequeño lugar donde la tropa no entre y no puedas organizar las búsquedas. Leal y humilde, no podría haber elegido mejor. Descansa ésta semana, la próxima empezarás. — dice estrechándome la mano. – Si necesitas algo de mí, piensa en mi nombre y toca tu tatuaje – se retira dejándome en éste inmenso lugar.
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Bástian
Spiritual¿Hasta dónde puedo llevar tu imaginación? A veces no todo es como se muestra. A veces los buenos no son tan buenos, y a veces los malos no son tan malos. Encontré una luz en mi oscuridad, en mi vacío, quise acercarme por curiosidad y quedé prendido...