Capítulo 12. Una luz.

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Han pasado años, ya desde la condena a mi esposa no sé cuantos, el tiempo no es de importancia aquí, uno de mis soldados se ha marchado para manejar una tropa sin General, al parecer, he dejado huella, ya que ha hecho por su tropa lo mismo que hice por la mía. El día que lo presentaron y que le dio a su tropa una vida digna, fuimos todos orgullosos de él a felicitarlo, darle buenos deseos para su comienzo y a estar atentos para que no suceda lo mismo que a mí y no haya heridos por desterrados llenos de ira.

Pese a todo, mi existencia se ha vuelto solitaria y rutinaria. Si bien tengo a los míos, no es lo mismo, de mi familia mortal ya no queda nadie, estuve a lado de mi hermana cuando partió en paz, como con cada uno de mi familia cuando dejó el plano mortal, aunque ninguno me vieran, estuve ahí con ellos. Hemos dejado de tener encuentros con Carla, ya que ha encontrado una pareja y solicitaron fertilidad en varias oportunidades, creando hasta ahora tres nuevos seres, cosa que en parte me hizo feliz por ella y en parte me trae sentimientos de soledad.

Por las noches alternas en las que no tenemos trabajo vago como viento por la tierra. Paseo por donde quiero, recorro paraísos bellísimos, me gustaría poder verlos de día. A veces, sentado en la rama más alta de algún árbol donde nadie me ve, observo por las ventanas de las casas, a las familias, a los recién casados llegar, a las mujeres embarazarse, y tener a sus hijos, a los padres cuidar y proteger a sus familias. Los veo jugar con sus hijos, abrazarlos, besarlos y tener largas charlas como las que tenía con mi padre. Cuidarlos cuando están enfermos, jugar y reírse con ellos, a veces las cosas que hacen me causan gracias también. Los ayudan en lo que no comprenden, los guían y los vuelven hombres y mujeres honestos, con valores que los llenan de orgullo. Veo como los hijos se van de la casa de sus padres para comenzar nuevamente la cadena, viendo como la existencia mortal de unos se va extinguiendo, la de otros empieza a florecer. 

No sé cuantas cadenas vi ya, pero no me canso, al contrario, siempre hay algo nuevo o diferente, nunca todas son iguales, pero así es como también descubro casi de casualidad, familias que son todo lo contrario, padres, madres, tíos, primos, abuelos y amigos de las familias haciendo cosas fuera de cualquier ley ya sea mortal como divina, no me interesa si en su cerebro algo les funciona mal, ya que las cosas que hacen son completamente aberrantes, que después, jajajaja, nos las adjudican a nosotros cuando ni nosotros somos así. Todos los que estamos aquí podemos y podíamos discernir entre lo correcto y lo incorrecto, y no por una ley o un mandamiento implantado, sino por simple lógica y razonamiento. A esos ya los tengo marcados y a los que veo les falta poco, son más, se podría decir "privilegiados", ya que tienen, como lo tuvo mi esposa, un soldado personal a su lado las veinticuatro horas del día mortal esperando por ellos.

En uno de mis paseos, cuando ya la oscuridad de la noche comenzaba a irse, los primeros y tenues rayos de sol comenzaban a asomarse, como siempre me elevaba para tomar fuerza, velocidad e impulso para bajar nuevamente al que es mi hogar cuando de manera repentina una potente fuerza y luz me atraen hacia un lejano lugar en la tierra, pero ya es tarde para mí, debo volver a mi hogar, el sol cada vez ilumina más la tierra y no debo permitir que me vean, otro día la buscaré. Aparte no sé si ésta atracción que siento es buena o mala para mí, no sé si podría traerme algún problema, si podría lastimarme, en todos éstos años, décadas o siglos que hace que estoy aquí, es la primera vez que me sucede algo como ésto y necesito información. Así que vuelvo a tomar altura y como si me zambullese en una piscina me lanzo al vacío y retorno a mi hogar.

Al llegar a la villa, ingreso a mi casa, todavía ninguno de los que trabajan aquí para preguntarles sobre lo que me ha pasado ha llegado y es temprano para hacerle una visita a Abaddon, así que me voy a descansar esperando que al despertarme alguien sepa que fue lo que me ha pasado hoy.

Pasado el mediodía me despierto, me baño, me visto y me dirijo hacia la cocina donde los míos se encuentran. Mientras nos sentamos al desayuno/almuerzo les comento lo que me ha pasado ésta mañana, me dicen que es algo que debería consultar a Abaddon, ya que ellos, desde que llegaron, nunca han salido de éste lugar, así que jamás tuvieron una experiencia similar.

Entonces aviso a Abaddon que pasada la media tarde iría a su palacio, quien al instante confirma nuestra reunión.

Llegado el momento, me dirigí al palacio, ingresé sin problemas como siempre, Abaddon me esperaba en su despacho, me saludó de manera afectuosa, y me consultó que me traía por allí:

- Ésta mañana me ha ocurrido algo que no sé como explicar. Mientras me encontraba volviendo hacia aquí, vi una luz como la de un faro dirigiéndose directamente a mí, que provenía desde un sitio muy alejado al que me encontraba. Luego, se volvió como una fuerza que me llevaba hacia ella. No provenía del cielo, sino de la misma tierra, me dió curiosidad, pero como se estaba haciendo de día y no sabía que era aquello, no investigué y directamente volví aquí. Quisiera saber que fue eso y si la próxima vez debo alejarme o ir a investigar. — Abaddon quien se mantuvo cayado en todo lo que fui contando inhala profundo, exhala y me dice:

— Pueden ser varias cosas Bástian. Puede ser un faro como dijiste, pero su luz no tiene fuerza de atracción. Puede ser algún mortal invocándote, te digo por experiencia que la sensación es muy similar, ooo, también podría ser otra cosa y eso sería un problema, pero no estoy seguro ni de eso ni de nada. Quizás, si consultamos con Giovanina tenga mejor idea – asiento con la cabeza y del palacio, fuimos directamente al hospital a encontrarnos con ella, quien pidió más libros a Abaddon y unas semanas para investigar, me pidió que hasta que ella no investigue evite por todos los medios esa luz y esa fuerza, ya que no sabía si podría dañarme, y así lo hice las noches siguientes, sin embargo, no necesité hacer mucho esfuerzo porque la luz no apareció más.

BástianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora