Capítulo 10. Lealtad.

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Quienes se encontraban del lado izquierdo asombrados y furiosos comienzan a insultarme, intentan escupirme, tratan subir al escenario y de abalanzarse sobre mí, Carlos y José de un salto suben al escenario y se ponen delante de mí intentando protegerme cuando veo que uno de los desterrados saca una daga y con toda su furia viene directo hacia mí, José se interpone y es herido por ésta cayendo a mis pies. Abaddon me pide que me tranquilice, que él terminará con todo ésto, mientras un conjunto de horribles sentimientos me invaden como el día que morí. Antes que deje de hablarme, siento que mi cuerpo, mis garras y mis cuernos se agrandan, mi pecho y hombros se ensanchan, no veo nada ni a nadie, sólo estoy enfocado en quien lastimó a José, voy hasta él a pasos firmes que golpean contra el suelo, lo levanto del cuello y con mis uñas hago un corte de lado a lado de éste, luego lo suelto, cae al suelo y me dirijo hacia el resto del grupo de desterrados que se encontraban en el salón ante la mirada atónita de los míos, ya que jamás me vieron así, ni yo mismo me vi jamás así, inclusive, podría jurar que no era yo. Me paro frente a los desterrados:

— SOY EN GENERAL BÁSTIAN, CUALQUIERA QUE NO ME TOME Y ME RESPETE COMO TAL PERDERÁ SU TRANQUILA CONDENA Y VIVIRÁ AQUÍ COMO CONDENADO GRAVE. CADA UNO QUE HAYA OSADO LEVANTARSE CONTRA MÍ, ELLOS SON MÍOS, - señalo al grupo de la derecha – CUALQUIER INJURIA A CUALQUIERA DE ELLOS ES UNA INJURIA HACIA MÍ, ES UN LEVANTAMIENTO CONTRA MÍ Y OBTENDRÁ EL MISMO CASTIGO POR TRAICIÓN, ¿QUEDÓ CLARO? — todos los desterrados asienten aterrados agachando la mirada, me giro viendo a Abaddon levantando a José y avisándome que lo llevará con Giovanina. Luego miro al resto de los míos, quienes me observan asustados, vuelvo a mi forma habitual, con pena les pido disculpas por haberlos asustado, pero ninguno dice nada, hasta que José antes que termine Abaddon de llevarlo le pide un momento, éste asiente, José se pone frente a mí, se arrodilla, con una mano se toca un tatuaje y la otra la apoya sobre el suelo mientras sin quitar los ojos de mí me dice:

— Gracias Bástian. — E el suelo comienza una marca roja como lava y un camino que viene desde él hacia mí, Abaddon sonriente, me dice que es algo doloroso, pero que no me mueva. De pronto absolutamente todos los míos dicen "Gracias Bástian" al unísono mirando hacia mí haciendo el mismo movimiento que José tiñendo todo el suelo con la misma lava que viene hacia mí. Siento el calor de esa lava llegar y subir desde mis pies hacia todo mi cuerpo cuando sintiendo primero unos terribles bombazos de energía dentro de mí y luego un terrible dolor en mi espalda y mis brazos que me hacen gritar, ya que es como si esa lava me quemara. Fueron segundos que parecieron eternidad, al finalizar José se levanta y permite que los asistentes de Abaddon lo lleven con Giovanina, el resto de los míos se pone de pie también, me hacen una reverencia y abandonan el lugar para dirigirse a buscar sus llaves y realizar sus registros. 

Todavía siento ardor en los brazos, pero el mayor lo siento en la espalda, me cuesta observarme por lo que pido un espejo y al observar mis hombros me encuentro con cinco tatuajes nuevos que antes no tenía más otro que es el que más me duele y que abarca casi toda mi espalda. Abaddon sigue observándome con una sonrisa mientras yo lo miro sin entender nada, se acerca a mí tomando el espejo me dice suspirando y palmeándome el hombro:

— Amo tener razón, – empieza a señalar cada tatuaje de mis brazos – ésta es mi marca, ¿la recuerdas? - asiento – ésta otra, es José, ésta es Lara, ésta es Cristina, ésta es Alanis, éste es Carlos, y ésta, — me hace dar vuelta para ver el enorme tatuaje en mi espalda – ésta, es de tu tropa entera, ellos son tuyos y tú de ellos, éstos tatuajes son símbolo de su lealtad y compromiso hacia ti, así como el mío es para que todos sepan que eres un alto mando de mis tropas, el de ellos es la marca de que son tuyos y darían todo por ti y que te son completamente leales a ti, lo que por cadena de mando, completamente leales a mí.

Desde que he caído aquí es la tercera vez que lo veo, sabía que eras bueno, muy bueno, gracias por, en su momento, elegirme.  Ahora, ve a buscar las cosas y múdate a tu nueva casa para ir recibiendo a los tuyos cuando lleguen. — Concluye, asiento con la cabeza y me retiro de su palacio luego de que me diera un orgulloso apretón de manos. Al salir veo a los míos retirase del palacio felices con sus llaves en las manos e indicaciones de como llegar a la villa, les aviso que llegaré primero para esperarlos y ayudarlos a encontrar sus casas, ellos asienten, me dicen 'Gracias, señor', los miro de mala manera y riendo avergonzados se corrigen y me dicen: - Perdón, gracias Bástian – les sonrío y me apresuro para llegar antes que todos a mi nueva casa.

Al llegar a mi casa en la villa, acomodo todo lo que puedo, ya me traje las cosas que pedí por los catálogos en la casa anterior, así que sólo fue acomodar. Esperé hasta que el último de los míos llegaran, sólo uno que otro traía una pequeña bolsa con quizás algo de ropa, después, casi la mayoría venía sin nada en sus manos. No tenían absolutamente nada, pero me encargaría de que eso cambiara. Me subí al techo de mi casa para poder verlos mejor y que me vieran, les pedí que vieran los números de las calles que tenían en sus llaves y que formaran filas según el número. También, les avisé que en sus casas, momentáneamente, contaban con camas ya armadas para ser utilizadas por dos personas porque sabía que llegarían tarde y cansados. Que me había tomado el atrevimiento de dejarles algo de ropa nueva y limpia a cada uno, así como también artículos de higiene para bañarse, que en tres horas pasarían a dejarles la cena y mañana como a las ocho de la mañana les llevarían en desayuno. Les dije que utilizaran el fin de semana para ir haciendo los pedidos de lo más necesario y para descansar. También les dije a quienes trabajaban en mi casa, que no volvieran hasta el lunes. Sólo José faltaba, mañana iría a verlo al hospital, igualmente Cristina me comentó que por suerte la daga no logró herirlo de gravedad y que ya se encontraba mejor. Y así, sin más, cada fila fue dirigiéndose a sus respectivas calles buscando la casa de cada uno, pese al cansancio veía como unos ayudaban a otros, que por dificultad visual o por no saber los números se sentían perdidos y no podían encontrar sus casas, me di cuenta de que los míos, eran la mejor tropa de todas. Al día siguiente fui a ver a José, Giovanina me dijo que se encontraba mejor, que la semana siguiente sería dado de alta, le dije a José que no lo quería ver por un mes en mi casa, que se tomara ese tiempo de descanso para terminar de sanar.

También pasé a ver a Abaddon, ya que entre la vorágine de ayer hubo cosas que antes de irme se me pasaron de largo, como por ejemplo mi transformación. Él me dijo que era normal, que éramos demonios, que ese ser que apareció en mí ayer era yo en todo mi esplendor, creado para batalla y que surgía cuando todos los sentimientos negativos invadían mi alma por completo, que la última vez que tuve todos esos sentimientos tan fuertes en mí fue cuando todavía era un alma y que por eso no lo había podido ver, que él también tenía al suyo, pero que sabe controlarlo y hasta ahora no hizo falta que saliera por eso tampoco lo había visto, que debería aprender a invocarlo y a controlarlo, ya que descontrolado podía hacer un desastre y controlado me ayudaría muchísimo.

Durante lo que quedó del fin de semana y toda la semana siguiente el movimiento en la villa fue tremendo, camiones y camiones de diferente tipo de cosas entraban y salían de la villa, apenas regresábamos de nuestra jornada. Algunos habían traído a sus familias quienes venían a presentarse y me trataban muy cariñosamente.

Hice una reunión en el área de entrenamiento de la villa, y si bien, no me gusta darles órdenes en horario no laboral, ésta vez sí tuve que hacerlo, absolutamente todos, a menos que fueran de muy corta edad, debían ir al centro de educación, en especial los analfabetas, al resto les di la libertad de capacitarse en cualquier cosa que quisieran. También les avisé que organizaría fechas para que cada mío y su familia (si la tuviese) sea visto por Giovanina, que esa fecha no trabajarían y sería exclusiva para ello. No hubo enojos ni malas miradas, sólo agradecimiento de su parte y se retiraron.

Si bien pasó el tiempo y muchos cambios tras mi muerte, todas las noches, con el corazón destrozado por la vida que perdí, pensaba en la maldita de mi esposa, no se la iba a dejar pasar mientras estuviera viva, ya que le había dejado un soldado exclusivo esperando por ella cosa que apenas pase lo inevitable, la traiga directo conmigo.

Hace un tiempo, por las noches empecé a rondarle, es complicado porque apenas la veo surge mi verdadero demonio, creo que es lógico, y cuando se encuentra sola me le presento y le aviso que cada vez queda poco para nuestro reencuentro. La mayoría de las veces ni hace falta tocarla para que salga despavorida de donde está. Muchas veces me aparezco detrás de las cortinas de las ventanas de su psiquiatra, al que desde mis apariciones ha empezado a frecuentar, y la verdad, se podría decir, que han sido sesiones de mucho descubrimiento que, realmente, no le han servido para absolutamente nada ni tampoco le servirán.

BástianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora