Capítulo 20. Hora de la verdad

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Bástian.

19:00 hs Abaddon llegó a mi hogar, le ofrecí un café y nos sentamos a conversar. Me comentó que se había aceptado mi pedido y me preguntó que cambios quería hacer. Le dije que quería un cuerpo y rostro más normales, se podría decir, más humano para que Aluminé no se asustara tanto al verme, Abaddon me dijo que podría hacer cambios acordes a mi demonio y a mí mismo, que los cambios que se podían hacer no eran radicales, no podían cambiarme del todo, ya que precisamente ellos no tenían el poder de realizar un cambio tan abrupto, que en la conversión podría haber ciertas características en mí, que no se perderían, que lo más pronto posible debía mostrarme tal cual era y acepté. Cualquier cosa era mejor que lo que era yo en éste momento. Abaddon me avisó que se me generaría, en cada dedo y en la palma de la mano izquierda, un tatuaje y que para ejecutar mi transformación cada vez que quisiera, debía pasar mi mano abierta desde mi cabeza hasta mis pies y luego para volver a mi demonio, era al revés, de pies a cabeza, asentí.

Abaddon puso su mano sobre mi tatuaje de lealtad hacia él y empezó a recitar algo que no entendía, y un tipo de líneas empezaron a dibujarse en mis dedos y en la palma de mi mano que daban mucha picazón, cuando estoy por rascarme Abaddon sin dejar de recitar me observa, niega con la cabeza y hace que me detenga de lo que estaba por hacer. Soporté la picazón un rato más hasta que dejó de recitar y me dijo que ya estaba hecho, que intentara transformarme, volvió a explicarme la técnica, la realicé tal cual me dijo, escalofríos recorrieron mi cuerpo y al levantarme él me sonrió. Al igual que aquella vez, me preguntó si quería verme y asentí. Trajo un gran espejo y quedé conforme, al verme me gustó mucho lo que vi, si bien mis cuernos, mi cola y mis alas continuaban ahí, mi aspecto ya no era tan aterrador, era un aspecto con el cual me podría manejar sin asustar tanto a alguien.

— Bueno, - dice Abaddon – como no hay tiempo que perder, ésta noche te harás conocer con Aluminé y tendrás que averiguar que es lo que ella siente por ti – lo cual niego, argumentando que todavía es muy pronto, que debo practicar más y aprender a cambiar de forma, pero Abaddon insiste – No Bástian, ya te dije que no hay tiempo que perder, necesito saber lo más rápido que pueda a que me enfrento o a que debemos enfrentarnos tanto tú como yo porque si ésto entre ustedes es mutuo es un gran problema y no sólo ambos están en riesgo, sino también la relativa paz de éste lugar, ya te dije, no hay oposición alguna de mi parte, pero si ustedes dos están conectados, ésto no será sencillo y debemos encontrar la manera de enfrentarlo. Desgraciadamente, las muy pocas veces que ha pasado no ha terminado bien, intenté que te mantuvieras alejado para evitar ésto, pero entiendo que a veces contra el destino no se puede luchar. Nosotros lo entendemos, pero hay seres que no y si ustedes dos están destinados, debemos prepararnos. Que estemos aquí abajo no significa que seamos seres sin sentimientos, pero a veces, no se entiende - asiento con la cabeza, aunque no sé para que necesitan o necesitamos prepararnos y se lo manifiesto. — Mira Bástian, como te dije, hasta no estar seguros de si son destinados o sólo un capricho tuyo, no voy a seguir preocupándome y preocupándote. Primero averigua bien que es lo que hay entre ustedes y luego volveremos a hablar, pero necesito una respuesta lo antes posible ¿Se entiende? - Asentí. — Ok, entonces ésta noche será, ésta noche te presentarás y verás que es lo que hay entre ambos. 

Luego Abaddon se retiró avisándome que mañana vendría para saber la respuesta de ella, me sentía terriblemente nervioso, era la primera vez que ella me vería, me gustaría poder ir más despacio, primero que me conozca y luego averiguar, ésto así, era muy apresurado, no sabía siquiera si tendría que cortejarla, no sabía que pasaría apenas me presentara, quizás ni siquiera ésta nueva transformación me ayudaría a que no me temiera, no podía apresurarla, quizás aquí todo era más veloz y sin tantas vueltas, pero el mundo mortal, era muy diferente. A las once de la noche iría a ver a Aluminé y durante el tiempo que faltaba me puse a practicar como transformarme y como volver a mi cuerpo demoníaco. A las 22:00 hs cené, me bañé y a las 23:00 hs me dirigí, con todos mis nervios a flor de piel, hacia la casa de Aluminé sin saber si me animaría a presentarme o no.

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