Capítulo 21. Presentación real.

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Bástian.

Al llegar a casa de Aluminé ella ya se encontraba acostada en su cama, hice lo mismo de siempre, entré de manera sigilosa y me senté al borde de su cama, no sabía que hacer, no sabía como despertarla, pero por suerte no hizo falta – Sé que estás ahí Bástian, te extrañé, gracias por volver. — Me dice y me deja tan sorprendido como la última vez. Entonces me animo a hablar – Hola Aluminé. — Ella se percata de mi voz, de un salto se sienta en la cama, intenta venir hacia mí – ¡NO! – Digo y de pronto se asusta. — Perdón Aluminé, no quise asustarte, pero por el momento necesito que mantengamos nuestra distancia – ella asiente con la cabeza y se mantiene en su lugar 

—Mmmm, no sé como decirte ésto y no sé como lo vas a tomar, pero necesito presentarme ante ti, no estoy seguro de que te guste y no te aterre lo que veas, pero necesito confirmar algo y en parte, la forma de hacerlo es presentándome ante ti, – vuelve a asentir – después, si quieres, podemos conversar, – asiente nuevamente – por favor, mantén tu distancia – le pido y ella hace una señal de Ok en mi dirección. Me levanto de su cama, me paro en medio de su habitación, me transformo en mi cuerpo casi humano y me revelo ante ella, – éste soy yo – le digo, pero ella se levanta e intenta salir corriendo, sé que la asusté, así que agacho mi mirada y le digo – lo siento, no quería asustarte, me iré y ya no te molestaré más.

Ella alejada de mí, empieza - ¡¡Vete!! ¡VETEEE ERES UN MENTIROSO, ME DIJISTE QUE ERAS ÉL PERO NO ES VERDAD, MENTIROSO, TÚ NO ERES BÁSTIAN, NO SE QUIEN ERES, PERO TÚ NO ERES BÁSTIAN, TÚ NO ERES MI GUARDIÁN, ¿DÓNDE ESTÁ BÁSTIAN, DONDE ESTÁ MI GUARDIÁN?! - Me quedo de piedra, no sé que decirle, no sé como convencerla que soy yo. Con todo el dolor que ésto va a causarme, me acerco a ella, la sostengo del brazo, tomo su mano y la saludo de manera cordial como el primer día que la vi, pero la suelto rápidamente, ya que su fuerza empieza a lastimarme, luego le digo – Soy yo, princesa Aluminé. — Ella me observa todavía incrédula con los ojos achinados y responde – no, no lo eres, no eres Bástian. No sé como sabes éstas cosas, pero no eres él y es un muy mal juego el tuyo, casi me haces creerte, pero no eres él. — Seca con sus puños lágrimas traicioneras que caen de sus ojos y ya no sé que hacer para que me crea que sí soy yo, así que no me queda más que preguntarle

— Aluminé, ¿Cómo sabes que no soy Bástian? - 

Ella me observa retadoramente – porque no lo eres – me dice.

— Y ¿Cómo sabes que no lo soy? Si jamás me has visto – respondo.

— A ti no, jamás te había visto, a Bástian es a quien he visto y tú no eres él, así que vete – y me dejó helado.

 — Y tú ¿Cuándo lo has visto? - le consulto y responde chasqueando la lengua - digamos que cuando era pequeña, no era muy obediente – y es ahí donde sorprendido por su respuesta, caigo en cuenta de que quizás nunca me tuvo miedo.

— ¿En el aula? - pregunto y ahora es ella la que sorprendida asiente y a mí no me queda más que soltar una sarcástica carcajada pensando en lo idiota que fui creyendo que se asustaría con mi antigua apariencia, la cambié para ella y resulta que ahora le teme a ésta, malditas vueltas del destino. Vuelvo a sentarme en la punta de su cama, ella me observa enfadada por la risa que no comprende, y le explico que transformé mi cuerpo real a uno más humano para no asustarla, entonces hace algo que no espero, me pide que me transforme nuevamente en mi demonio, primero me niego, pero ella insiste en que es la única manera en la que creerá que soy yo.

— Ok, – le digo – pero si te asustas, eres responsable, tú me obligaste – ella asiente con la cabeza, me agacho y empiezo a pasar mi mano desde mis pies hasta mi cabeza volviendo a mi cuerpo demoníaco, ella me observa sin decir una palabra, termino de transformarme.

 — Bueno, — digo en un suspiro – ésto es lo que soy, – con la cabeza gacha – perdóname – le pido. 

Ella con los ojos brillosos, una inmensa sonrisa se acerca a mí, pasa su mano por mi deformado rostro y responde – Hooola Bástian, éste sí eres tú, hola mi guardián. Por favor no vuelvas a ocultarte ni a disfrazarte para mí, hacía mucho tiempo que esperaba volver a verte, gracias por volver, estaba preocupada por ti. ¿Te sientes mejor? Supe que estabas enfermo – dice mientras me observa a los ojos y acaricia mi horrible rostro sin miedo alguno y me siento entregado a ella. En ese momento el dolor comienza a lastimarme y odiándome a mí mismo, por lo que voy a hacer, tengo que separarme de su tacto. Me sorprendió tanto su cambio de actitud cuando me transformé como el hecho de que supiera que no me había sentido bien. Alumené, cae arrodillada, estirando su brazo hacia mí como cuando era pequeña y en llanto - No te alejes, Bástian, - me dice – no vuelvas a irte, no vuelvas a dejarme, no vuelvas al silencio otra vez por favor, te necesito siempre conmigo, siento que eres mío, siempre lo sentí, estás a mi lado y no necesito nada más, por favor, no te vayas. Las noches que no estás no puedo dormir, necesito sentir cuando te acomodas en los pies de mi cama, necesito sentir tu olor para estar segura de que estás cerca de mí – quedo sorprendido, no esperaba sus palabras.

— ¿Sabes que es lo que sientes por mí Aluminé? No me conoces. — Le digo para que me saque de mi propia confusión, esperando que deje de ilusionarme, porque la verdad es que con cada acto, gesto o palabra estoy cada vez más rendido a ella.

— No sé que es ésto Bástian, porque sólo contigo lo he sentido, creo que estoy enamorada de ti desde que tengo memoria, creo que te amé toda mi vida, no tengo vergüenza de decírtelo, siento que el corazón me va a estallar en éste momento, éste momento que tanto esperé, si no suelto ésto ahora, no sé si volveré a tener oportunidad, porque si volvieras al silencio o si volvieras a irte, por lo menos sé que lo harás sabiendo lo que siento por ti y por lo menos ahora, si no regresas, sé que sólo yo tengo éste sentir y tendré un motivo para intentar apagarlo – me dice y me siento completo, sonrío sabiendo el infierno que me espera, pero trataré de aguantar hasta que ya no dé más.

Me acerco a ella, le acaricio el rostro, me pongo a su altura, es ella quien estampa su boca sobre la mía y me dejo llevar, la levanto a mi altura, enrosca sus piernas en mí y mientras nos besamos acaricio todo su cuerpo. Ella me abraza y muy fuerte me pega contra su cuerpo, estoy en el mismísimo cielo, tengo la misma sensación de paz, serenidad y felicidad en mí que sentía tras la puerta cuando mi abuelo vino a buscarme, ella es mi cielo, mi paz, mi todo, es lo más hermoso que me pasó en la vida, le digo una y otra vez que la amo, que lo es todo para mí, que no quisiera separarme ni un minuto de ella, en la cabeza no deja de rondarme sus palabras "creo que te amé toda mi vida" y sí, también creo que la amé toda mi vida tanto en la mortal como en ésta, en la mortal la estaba esperando y en ésta la encontré. Éste ser humano, hermosísimo. Me ama, a mí, a ésto que soy, me desea, y yo... Yo la amo también.

La beso y acaricio todo su cuerpo con delicadeza, temo ser bruto lastimarla, ella igual conmigo sin importarle el monstruo o la bestia que soy, me besa con tal desespero que no me queda más que corresponderle, es como si nos hubiéramos extrañado toda la vida. Comienzo a sentir nuevamente que me quemo, pero tengo que soportar éste dolor, no quiero parar, no quiero que deje de besarme, de abrazarme, el imán que me atrae hacia ella pasó todos los límites y no quiero soltarla, siento su fuerza y luz en mí, siento sus apasionados besos y no quiero que ésto acabe, prefiero morir así, no me importa el dolor, no me importa nada, pero que no deje de besarme, que no deje de abrazarme, no quiero volver a estar un segundo más lejos de ella. El dolor se vuelve insoportable, pero no me importa, tanto así, que no sé en que momento perdí el conocimiento sumergido entre sus besos.

BástianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora