Bástian.
Estos días, si bien estuve feliz de estar con Aluminé, el sentimiento de lujuria me está matando, es como cuando llegué al infierno, si bien, todavía me siento un poco cansado, ya me siento bastante mejor, me ha cuidado tanto que no sé como agradecérselo, ojalá mi esposa me hubiera atendido aunque sea un cuarto de como me atiende ella, me ayuda hasta a bañarme con los mitones puestos, le dije que no lo necesito, aparte me enciende más de lo que ya estoy. Encima, no tengo ropa aquí, así que al igual que Giovanina, ando por la casa con una sábana pero enroscada en la cintura, que si bien está limpia, me roza tanto que no me ayuda en nada al momento que estoy pasando.
Al principio me avergonzaba, ya que andaba así frente a Aluminé, pero luego empecé a verle el lado gracioso a ésto porque al verme excitado, cosa que la sábana no tapaba, ella si bien enrojecía su rostro, no era precisamente por vergüenza tampoco. Por obvias razones y por una cuestión de comodidad, dejó de dormir en su habitación y duerme en la de su madre, trato de ayudarla en todo lo que puedo, aunque no me deje, si fuera por ella, no haría nada y me tendría todo el día en la cama, creo que ambos estamos igual de lujuriosos, ya que de la nada, sea lo que sea que estemos haciendo juntos, alguno de los dos, se levanta y se va. Mañana se supone que vendrá Abaddon con noticias, así que lo esperamos ansiosos.
Durante la tarde tuvimos visitas, tanto los tres míos que trabajan en casa como Joako y su familia, vinieron a casa de Aluminé a verme, ya que Abaddon les había dado permiso. Al parecer, ella ya los esperaba porque preparó una amplia y ostentosa merienda con de todo un poco tanto para grandes como para chicos. Cuando todos llegaron me dieron un abrazo, se presentaron y también abrazaron a Aluminé, la verdad es que fue una tarde lindísima. Aluminé se veía a gusto con los míos y viceversa, se conversaron todo, luego se despidieron, pedí a Alanis que me trajera ropa, al verme con la sábana, ella rió y afirmó que así lo haría.
Una vez que se retiraron, nos pusimos a lavar y acomodar todo, pero en un momento veo que empieza a llorar, cuando consulto que le sucede me dice que envidia a los míos, ya que ellos pueden abrazarme y ella no. La verdad es que la misma envidia siento. Esa tarde estuvimos algo cayados tanto durante la cena como al irnos a dormir. O mejor dicho, al intentar dormir, porque yo no daba más por lo que me levanté y me dirigí a la habitación donde dormía Aluminé. Al llegar allí la encuentro despierta vestida con su pijama mirando el techo en la oscuridad. Está por decirme algo, pero la detengo. Le pido que se ponga los mitones, me acerco hasta ella, la traigo hasta el borde de la cama y empiezo a tocar y a pasar mi rostro todo su cuerpo por encima de la ropa mientras ella me acaricia. Es una porquería tener que hacer ésto así, pero es ésto o nada, bastante venimos soportando, y no tiene que ver con estar cerca, si no nos viéramos estoy seguro que estaríamos igual, por lo menos de mí no tengo dudas. Mientras toco y muerdo todo su cuerpo frotándome sobre ella añorando poder hacer todo ésto sin nada que nos estorbe, voy bajando, me arrodillo entre sus piernas, levanto con la mano derecha una de ellas y la muerdo su muslo entretanto con la otra sigo tocando todo su cuerpo, éste cuerpo que es sólo mío y para mí.
Con ambas manos y con suavidad empiezo a acariciar toda su ingle mientras ella sigue acariciándome, mitones por medio, y pidiéndome que no me detenga hasta que siento como su respiración se entrecorta, vuelvo a ponerme sobre ella y a frotarme sobre su sexo mientras la escucho respirar cada vez más fuerte hasta me dice – Te amo con alma, Bástian - y un extenso y gutural gemido sale de su boca el cual muero por acallar y tragármelo para mí con un apasionado beso. Ella me rodea con sus brazos y me pega contra su cuerpo hasta que su respiración se relaja.
Luego se levanta, me quita la sábana que rodea mi cintura, me hace acostar en su lugar boca abajo, arroja la sábana sobre mi cuerpo y ahora es ella quien toca y muerde toda mi espalda, mis glúteos, mis piernas, cada cosa que hace lleva mi mente al paraíso, si bien he experimentado placer, éste es incomparable. Retira la sábana sobre mí, me hace darme vuelta sobre la cama, vuelve a colocar la sábana en mi cuerpo y vuelve a realizar el mismo proceso. Muerde y acaricia mi torso, mi abdomen, mis muslos, mi ingle, se aparta un momento, se retira la parte superior del pijama dejando sus pechos al desnudo para mí, puedo asegurar que es una vista maravillosa, intento levantarme para besarlos y tocarlos, pero ella no me lo permite, sólo los apoya contra mi torso y se frota contra mí mientras con su mano izquierda me toca. Como pude, pasé mi mano por debajo de la sábana y la subí por su cuerpo hasta poder tocar su pecho. Puedo asegurar que entre la lujuria que ya traía más el tacto a su pecho, más lo que Aluminé me estaba haciendo, no tardé mucho en tener una explosión de placer que recorrió y liberó todo mi cuerpo, tal fue así que me hizo romper la cabecera de la cama de la cual me estaba sosteniendo. Necesitaba besarla, necesitaba sentir el sabor de su boca, de su piel, necesitaba pegarla con su cuerpo desnudo contra mí.
— Yo también te amo con el alma, Aluminé – le dije entristecido y con la voz entrecortada mientras nuevamente volvía a la otra habitación. No soy conformista, necesitaba tanto y más de ella, pero ésta era la única manera de amarnos de manera física, aunque sea un poco.
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Bástian
Spirituelles¿Hasta dónde puedo llevar tu imaginación? A veces no todo es como se muestra. A veces los buenos no son tan buenos, y a veces los malos no son tan malos. Encontré una luz en mi oscuridad, en mi vacío, quise acercarme por curiosidad y quedé prendido...