Aluminé.
Hace cinco días que Abaddon se llevó a Bástian, mañana por medio siempre el mismo soldado viene a darme el parte de como está y por lo que me ha dicho, todavía no ha despertado. Como ya sé que días y en que horario va a venir, lo espero con el desayuno preparado, ya que hablando con él me he enterado que trabaja toda la noche y luego pasa por aquí a darme el parte, lo menos que puedo hacer por la molestia es recompensarlo de alguna manera. Durante los desayunos me va contando un poco de que se trata su trabajo, como es la vida del lugar de donde viene, de su familia, me habla mucho de Bástian, por lo que me dice es alguien muy apreciado por sus soldados, es muy agradable conversar con él y enterarme de cosas sobre Bástian, ya que de él no sé prácticamente nada. Hemos, se podría decir, entablado un tipo de amistad con Joako. Es realmente amable, pero su apariencia no es para muchos, agradable a la vista, aunque yo sólo lo veo como alguien distinto y nada más, pero la gente en general, es otra cosa. El día de ayer una vecina vino a mi casa a pedirme azúcar, en cuanto lo vio se horrorizó y quiso entrar a mi casa a atacarlo, casi la saco a las patadas, ¿Cómo iba a tratar así a mi invitado?, sin más la eché, le dije que si no respetaba a mis amigos por sus prejuicios, que no volviera nunca más, que no todos somos iguales, que cada quien es como es y que el exterior no demuestra las personas que somos y ella era un claro ejemplo. Le pedí disculpas a Joako, le dije que por favor no se ofendiera por la loca esa y que la próxima mañana lo esperaba para desayunar de nuevo. Le pregunté si necesitaba algo, si lo podía ayudar en algo, porque realmente estaba agradecida de que viniera y me dijera como estaba Bástian. También le dije que una vez que Bástian se recuperara, podría seguir viniendo, que siempre sería bienvenido a mi casa, tanto él como el resto de los soldados, pero que me avisen con anterioridad si eran más de uno para poder prepararle el desayuno a todos. Joako sonrió y me dijo que definitivamente éramos tal para cual, la verdad, no lo entendí, pero sin darme explicaciones directamente se marchó.
La verdad es que durante todo éste tiempo me sentí muy mal, el saber que fue mi culpa que sufriera así, el saber que casi lo mato es una verdadera tortura, todo por mi egoísmo, todo por quererlo para mí, en ningún momento pensé que mi amor podría destruirlo. Durante tanto tiempo lo esperé, durante tanto tiempo anhelé ese momento y casi lo destruyo. No sé que voy a hacer, no sé si sólo dejarlo ir, no importa el dolor que me cause, quizás en ésta vida no debamos estar juntos.
Esa idea empieza a rondar mi cabeza. Él fue mi guardián durante todo éste tiempo, quizás sea yo quien deba sacrificar lo que siento y cuidarlo ahora. Necesito respuestas para saber que es lo mejor.
La mañana siguiente Joako se hizo presente como siempre, me dijo que Bástian estaba mejorando, pero que todavía necesitaba descansar, que tenía cortos lapsos de vigilia en los que preguntaba por mí y luego volvía a caer en un profundo sueño que duraba horas mientras yo sonreía con tristeza. También me dijo que había seres cercanos a Bástian con los que había hablado de mí, que querían conocerme, a lo cual no puse objeción alguna, por mí, no había problema. Mientras desayunábamos me abrí con él, le dije cuales eran mis sentimientos, ya que quizás podría ayudarme a decidir, dijo que no estaba seguro, que desde que él está en el infierno jamás había presenciado un problema como éste, que era algo que tenía que hablarlo mejor con Abaddon, pregunté si había forma de que él viniera, me aseguró que le transmitiría mis dudas y que le consultaría si podría venir, lo cual le agradecí.
Esa noche, ya tarde, siento que golpean la puerta de mi casa, asustada, me levanto, abro la puerta encontrándome con Abaddon trayendo al hombro el cuerpo de Bástian cual bolsa de arena. Entra en mi casa sin mediar palabras, va hasta mi habitación y deposita semejante mole semiinconsciente sobre mi cama.
— Bueno, – dice – como ya está mejorando y como lo habíamos hablado, ahora te toca cuidarlo a ti, ya me ha cansado. — Dice con una sonrisa. —Para lo único que se despierta es para preguntar por ti, – me ayuda a acomodarlo – recuerda, no pueden tocarse, sé que será difícil, pero confío en ti. — Dice dándome las indicaciones para cuidarlo escritas en un papel.
- Abaddon, – le digo – necesito hablar contigo, no sé si Joako te ha comentado algo de nuestra charla de ésta mañana – éste asiente con la cabeza -
— Aluminé, Bástian estará dormido un largo rato, si me invitas un café, podríamos conversar – me dice, yo asiento y vamos a la cocina para hablar mientras preparo el café.
Mientras sirvo el café comienzo – Abaddon, la verdad de todo ésto es que tengo miedo de matarlo, estuve pensando éstos días y no tengo problema alguno en sacrificar todo lo que siento, si con eso su salud no se verá afectada, dime que hacer y sin objeción alguna lo haré por mucho que duela. Si tengo que irme a algún lugar lejano, lo haré sin dudar. Si tengo que rechazarlo dime, y con todo el dolor del mundo lo alejaré de mí y no permitiré que vuelva a acercarse, aunque no se corporice, siempre sé cuando está aquí, así que mismo en las sombras lo echaré. Haré lo que me digas con tal de que Bástian esté bien, no me importa nada, durante mucho tiempo él me cuidó y me protegió, es mi momento de sacrificarme si así consigo que él no vuelva a sufrir por mi culpa.
Abaddon queda pensativo un instante, esboza una sonrisa y luego comienza – Es muy noble lo que quieres hacer, pero desgraciadamente nada de eso servirá, él te seguirá a donde vayas, aunque no lo quieras, son destinados, eso quiere decir que siempre de alguna manera terminarán juntos, dices que él no sufrirá, pero sí lo hará, eres su todo así como él es el tuyo, ¿Para qué alejarte o alejarlo? Lo único que conseguirás es que ambos sufran para nada y más de lo que ahora están sufriendo, porque el lazo que los une no puede romperse, es algo que todos entendemos, aunque quienes predican amor al prójimo no lo quieran así.
Aprecio mucho a Bástian, es, se podría decir, el mejor amigo que he tenido en toda mi existencia, más allá de que como mi general de alto rango es excepcional y que es un ser con una nobleza infinita. Lo último que quiero es que sea infeliz, porque en su mortalidad no lo fue. Que ustedes sean destinados es algo que les compete sólo a ustedes y nadie debería cuestionar o tratar de destruir ese hecho. Necesito tiempo, debo reunirme con mis pares y mis superiores, alguna solución debe haber. No voy a permitir que nada los separe, son destinados y punto, contra eso ninguna ley o mandato divino puede interponerse. Dame tiempo Aluminé, denme tiempo los dos, de alguna manera ésto se tiene que remediar, porque hoy le pasó a Bástian, pero ayer me pasó a mí. Desde ya te aviso que será difícil, porque las otras tres veces que ésto ha pasado, como le dije a Bástian, no ha terminado para nada bien, pero con intentar, no se pierde nada y pondré todo de mí para que éstas estupideces no vuelvan a ser un problema – asiento. — Ten, – dice y me dá un dije con un tipo de escudo – si hay algún problema con Bástian o contigo, aprietas el escudo con tu mano izquierda y dices mi nombre, y aquí estaré o enviaré a alguno de sus soldados. Te aviso que seguramente muchos vendrán a verlo, así que te recomiendo, tengas bastante café.— Finaliza con una sonrisa, me da un abrazo y luego se marcha.
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Bástian
Spiritual¿Hasta dónde puedo llevar tu imaginación? A veces no todo es como se muestra. A veces los buenos no son tan buenos, y a veces los malos no son tan malos. Encontré una luz en mi oscuridad, en mi vacío, quise acercarme por curiosidad y quedé prendido...