Bástian.
Por la noche del día siguiente a la reunión con el consejo, Abaddon llegó para avisarnos que en tres días se realizaría la reunión con la decisión final en el centro de la Antártida, ya que es un lugar amplio e inhóspito para los mortales y no serán molestados. Luego se dirigió a mí y me dijo que disfrutáramos todo lo que podamos porque quizás éstos podrían ser mis últimos días juntos con Aluminé. Luego de la reunión con el consejo el ambiente entre Aluminé y yo se volvió bastante tenso, casi no hablábamos, la oía encerrarse y llorar, sé que está tan asustada como yo, sin embargo, yo ya he tomado mi decisión.
Hemos estado abrazados a nuestra manera casi todo el día, por las noches sigo ingresando a sus sueños en los que al principio la observo pelear contra el mundo entero tratando de impedir que nos separen, hasta que me aparezco en ellos y la saco de la pesadilla. En ellos ella llora, me acaricia y me besa anhelando que ganemos ésta batalla y podamos hacerlo real, y donde también la hago mía y hasta nos quedamos a dormidos completamente abrazados.
Abaddon ha venido durante éstos días, me dice que tiene algo planeado para el juicio, pero no me dice que es, también me comenta que los míos están muy preocupados por mí y por toda ésta situación, que han ido todos al palacio a preguntarle si en algo me pueden ayudar, que es la primera vez que ve éste tipo de movimiento en algún general y que el consejo ha estado muy ocupado tanto en buscar herramientas para el día del juicio como en averiguar sobre la sangre de Aluminé.
Llega el día, o mejor dicho, el anochecer del juicio, Abaddon viene a buscarnos, pidió a Aluminé que se abrigara exageradamente, en especial su cabeza, nos dirigimos hacia el techo de la casa de Aluminé, la abracé por la espalda, extiendo mis alas y volando la llevé hasta el lugar del juicio. Pensé que iba a asustarse, pero para mi sorpresa iba completamente fascinada sin parar de hablar de todo lo que podía ver desde arriba.
Llegamos al sitio y ya estaba todo preparado; sin embargo, Aluminé comenzó a sentirse mal por el frío que ese lugar despedía, que nosotros, como no mortales, no sentíamos, así que abrí mis alas y la dejé dentro de ellas desde donde sólo podía verse su cabeza.
Era igual que un juicio, pero había dos tipos de estrados, y lugares para que el resto de nosotros podamos acomodarnos; sin embargo, con Aluminé, preferimos quedarnos de pie.
Una luz proveniente del cielo iluminó uno de los estrados, y seres celestiales aparecieron sentados en ese lugar. Por otro lado, a un costado del otro estrado, se abrió un cráter que desprendía vapor desde donde salió el consejo y se acomodó en su sitio. Nadie decía nada hasta que Lucero, el mayor del consejo, comenzó a hablar – Bueno, yo soy Lucero, representante del consejo infernal, venimos a solucionar éste problema con Bástian y Aluminé, para que tengan la vida que les corresponde, juntos, como destinados que son, – desde el otro estrado se divisaban siete celestiales que mientras Lucero hablaba, sólo negaban con la cabeza.
— Mi nombre es Jagudiel, y soy representante del consejo celestial y rechazamos de manera unánime ésta unión, Aluminé no es un ser del infierno, al contrario, es un ser que está más cerca de nosotros que de ustedes por los lazos que su alma no ha cortado, por lo tanto, no irá con ninguno de ustedes. No permitiremos que ésta unión continúe, de ser así, tendremos que tomar cartas en el asunto y la cortaremos de raíz como se ha hecho siempre, no hay nada de que hablar, me parece que ésta reunión es una verdadera pérdida de tiempo, ustedes ya conocen cuales son nuestros dictámenes — dice.
— Sí, ya los conocemos, – dice Lucero ofuscado – por eso convocamos a ésta reunión. Ustedes pasan por encima cualquier orden natural, que dicho sea de paso, han creado. Si son destinados ni ustedes ni nosotros somos quienes para evitar ésta unión, se supone que son amor divino ¿Qué tipo de amor están impartiendo ahora?
— Ninguno – responde – ésto no es amor, ¿Cómo Aluminé puede sentir amor por esa cosa que está ahí? - dice señalándome - ¿Cómo esa cosa puede tener algún tipo de sentimiento o afecto por algo o alguien? Y si lo fuera, y si lo estuviera, no estaría permitido. Se le dio a Bástian la oportunidad de venir con nosotros, de ir al lugar que le correspondía, fue él quien nos rechazó, éste es parte de su castigo. No permitirles a ustedes ser feliz también es parte del castigo.— De pronto una ira inmensa vuelve a invadirme, suelto a Aluminé y me dirijo al estrado celestial – Cuando fui mortal, también me castigaron, ustedes vieron todo lo que sufría, vieron todo lo que me hacían, vieron la persona que fui, vieron a mis padres sufrir y nadie hizo nada, ahí me dejaron, o sea, ¿Desde qué vida cargo con éste castigo? Ella, – señalo a Aluminé quien ahora se encuentra entre las alas de Abaddon- es mi destinada, mía, no suya, ya me castigaron y sufrí suficiente ¿Cuánto más me van a hacer sufrir?-
— Nos la llevaremos si ésto continúa así – dice Jagudiel y es en ese momento cuando la tierra comienza a temblar mientras se abre un inmenso cráter que abarca kilómetros y kilómetros al rededor de nosotros, desde donde empiezo a ver a los míos saliendo de él, observo a Abaddon quien me da media sonrisa. El cráter se cierra y todos los míos quedan a rodeando el juicio. Aluminé primero se asombra al ver a tantos seres, luego divisa a Joako y los demás que fueron a visitarnos hace un tiempo con una sonrisa y los ojos brillosos los saluda con las manos desde lejos y les agradece por el apoyo.
— ¿Qué es ésto? ¿Un tipo de motín? - dice asustado el celestial.
— Para nada, señor, — habla Joako ante la atenta mirada del consejo infernal – sólo hemos venido en apoyo a nuestro general y a su destinada Aluminé a la cual también somos leales – dice.
—¡No!, no hay manera, se irá con nosotros – sostiene el celestial.
—Yo no iré con ustedes, Bástian es mi destinado y me quedaré con él, quiero quedarme con él, no importa lo que tenga que hacer, me quedaré con él – dice Aluminé.
— Por supuesto que te quedarás con él, – dice Lucero completamente indignado - eres su destinada, junto a Bástian es tu lugar mi niña, ya me he cansado de ustedes – mira a los celestiales - ¿De cuántos destinados nos han apartado? Me cansé de ustedes y de su doble moral, se supone que la doble moral es nuestra, para bien o para mal, nos necesitan, si continúan sin cambiar esa forma de actuar seremos nosotros quienes tomaremos medidas porque es la última vez que nos mantenemos pasivos en ésto. ¿Para qué nos mantienen separados de nuestros destinados, cuando son ustedes quienes nos los ponen como destinados, sabiendo que son almas que vagarán solas o infelices toda su estadía en éste mundo? ¿Se regocijan con eso?, más allá de producirnos más dolor y sufrimiento, más allá de seguirnos castigando, ¿Por qué castigan almas que no hicieron nada malo? ¿Qué tipo de juicios o maldad de parte de ustedes "santos" es esa?
— No nos interesan tus motivos o creencias, viejo, ésto es así, – dice— sino, es sencillo, que Bástian rompa el pacto con ustedes y venga con nosotros – extiende su mano hacia Bástian quien observa al celestial, a Abaddon, al consejo, a los suyos y a Aluminé quien me niega con la cabeza.
—¡No!, ¡no Bástian, yo quiero ir con ustedes, no tienes que dejar a los tuyos por mí, no lo permitiré, ellos también son míos! - responde Aluminé.
— Haz lo que quieras, amigo, – dice Abaddon - te lo has ganado, como te dije aquella vez, nos estrechamos la mano, y por la eternidad, tendrás un amigo en mí.
—¡Lealtad al General Bástian y a su destinada! —grita Joako y todos los demás seres lo siguen acompañan su grito y luego hacen una reverencia hacia nosotros mientras el consejo observa todo con una sonrisa.
— No pueden contra todos – dice Lucero con una sonrisa.
— No hay marcha atrás a ésta decisión, y como por lo visto, no la piensan acatar – el celestial salta entre medio de Abaddon separándolo de Aluminé e intenta tomarla de los brazos para alejarla, en ese momento.
Lucero, con una velocidad extrema, se acerca a ellos, cambia a su forma demoníaca, que la verdad nos deja asombrados, ya que no se parece en nada al anciano que conocemos, y golpea al celestial haciendo que éste suelte a Aluminé – Te dije que ella es la destinada de uno de nosotros, nunca más nos separarán de nuestros destinados, ésto se acabó, la guerra comienza hoy.
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Bástian
Spiritual¿Hasta dónde puedo llevar tu imaginación? A veces no todo es como se muestra. A veces los buenos no son tan buenos, y a veces los malos no son tan malos. Encontré una luz en mi oscuridad, en mi vacío, quise acercarme por curiosidad y quedé prendido...