Capítulo 35. Final.

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Bástian.

Nuestra batalla había terminado, no podía estar más feliz y orgulloso de ver al demonio de Aluminé salir para defender a los míos, ahora nuestros. Era muy agradable verla socializar con todos los que podía, era un ser sin prejuicio alguno, sabía que ella sería una gran compañera de lucha. Me sentí orgulloso de mi tropa también al demostrarle lealtad, no era algo que había pedido o que esperaba, eran ellos, sin más, mis seres, en todo su esplendor.

Antes de que los míos que trabajaban en mi casa se fueran, les dije que no vinieran por un mes, quería estar sólo con Aluminé el tiempo que pudiera.

Entramos a nuestra casa, ella quedó fascinada, con el lugar, le expliqué los catálogos, mientras hacía la comida ella me abrazaba por la espalda como yo lo hacía con ella, pero ahora podía darme el lujo de darme vuelta y abrazarla también, de besarla, de poner mi cabeza en su cuello y quedarme ahí sintiendo paz en su calor y en su olor, estaba completamente rendido a ésta hermosa fémina que cuando despertó a su demonio casi rompo todo de la emoción que sintió el mío porque a diferencia de mí, que soy feo con o sin demonio invocado, ella era una amazona inmensa y hermosa. En ese momento era mi demonio quien iba por el celestial, pero ella se me adelantó y el ver semejante fémina me dejó estático y con la boca abierta, no podía enfocar mi vista en otra cosa u otro ser, y soy de ella.

La verdad no puede finalizar lo que cocinaba, ya que apenas me di vuelta y la abracé, ya no pude soltarla. Nos dirigimos al baño, nos ayudamos a quitarnos la ropa, nos bañamos juntos aprovechando para poder recorrer con nuestras manos y nuestros labios, nuestros cuerpos. Era maravilloso poder tocarnos, podernos sentir, el que no haya nada entre nosotros, saber que ésto es real, que no es un sueño.

Al igual que aquella vez, la ayudo mientras ella se trepa en mí, pongo su espalda contra la pared y sin dejar de besarla y de tocar todo su cuerpo, la envuelvo entre mis alas y enroscando mi cola, si tuviera más extremidades creo que también las utilizaría para pegarla más aún a mí, entro en ella como tanto lo deseamos durante tanto tiempo sabiendo que es real, ella empieza también a enroscar su cola pegando mi cintura más a ella como si quisiera aferrarme con todo lo que puede. Llegando juntos a un poderoso orgasmo, el cual finalizamos abrazados entre sollozos de incredulidad y felicidad.

Nos mantuvimos fuertemente abrazados para no soltarnos nunca más mientras ella soltando su atrapante y atrayente neblina vuelve a besarme con intensidad, también sabiendo que es el comienzo de una eternidad juntos, que nadie más volverá a separarnos. 

BástianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora