IV

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Gire la mirada hacia el grupo de soldados de elite

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Gire la mirada hacia el grupo de soldados de elite. Fruncí ligeramente el ceño al tener los ojos fijos de Redfield sobre mí. Quiere probarme, bien le daré una buena prueba de lo que soy capaz y que soy tan o más peligrosa que mi hermano. Quiere retarme, que inicie el juego. Capitán. Le dedique una sonrisa fingida antes de seguir al resto del grupo hacia los camerinos, ignoraba las miradas de los demás. He de suponer que todos saben quién es mi hermano y por eso esas miradas jodidamente molestas. Quien conozca la historia de Raccoon, conoce a todos los que salieron ilesos de ese lugar. de ese maldito infierno.

Tarde un rato en dar con mi habitación, ese lugar era como un maldito laberinto lleno de pasadizos difíciles de atravesar. Después de casi veinte minutos logre dar con mi cuarto, la habitación 351, esperaba de corazón que mi compañero fuera una chica, no quería compartir mi intimidad con un idiota hormonal que me estará espiando cada que quiera cambiarme el brasier. Apenas abrí la puerta toda esa emoción, pff se desvaneció en el aire. El idiota con cara de arrogante justo frente a mi llevando solo su pantalón. Rodé los ojos antes de tirar mis cosas sobre la cama para poder cambiarme.

— La chica Kennedy ¿Conoces a León?

— No es de tu incumbencia.

— Vamos, seremos compañeros de cuarto. Tenemos que llevarnos bien. – Apoyo una mano en mi hombro a lo que solo reaccione tomando esta para doblarla haciéndole caer de rodillas. Su cara de dolor era satisfactoria. - Mierda...

— Somos compañeros, no amigos. No me toques si no quieres perder la mano. – Solté a este dejándolo adolorido.

Tome mi uniforme para encerrarme en el interior del baño y así poder cambiar mi ropa. El uniforme era increíble. Una playera azul ajustada y pantalones cargo del mismo tono. Botines negros y un cinturón donde acomodar lo necesario. Una vez que estuve lista me miré en el espejo para terminar enviando una fotografía a mi hermano que no tardó en responder un "te vez fea." Si me extraña. Sin tomar en cuenta al idiota salí en dirección al gimnasio para el primer entrenamiento. Tenía un ligero mal presentimiento con eso, no me sentía del todo bien para entrenar, después de todo no había comido absolutamente nada y sentía que mi estomago iba a colapsar en cuestión de segundos.

— Bien. Atención. El primer entrenamiento es sencillo. Solo tienen que encontrar el logo que hemos ocultado en el gimnasio. No cuentan los de nuestros uniformes. – Apenas dijo comencé a observar hacia todos lados, curvé mis labios en una sonrisa, había sido demasiado fácil o ellos no habían hecho un buen trabajo ocultando el logo. Alce mi mano para poder hablar. - ¿Kennedy?

— Ya lo encontré. – Dije antes de ponerme de pie. Sin esperar alguna orden por su parte comencé a caminar hacia el muro para escalar. Con bastante agilidad llegue hasta la cima despegando el logo desde el lugar. eso había sido demasiado sencillo. Con cuidado de no caer baje nuevamente quedando frente a él, con una sonrisa llena de orgullo al completar su misión en solo un par de minutos. – Tenga.

— ¿Cómo es que?

— Tengo buena vista señor. Soy detallista y observo todo. Es de familia.

— Bueno creo que ya se acabó la primera misión. Gracias recluta por hacer esto tan, corto... - Esboce una sonrisa llena de orgullo antes de darme la media vuelta para poder regresar hacia las gradas. – Bien, ya que Kennedy solo nos hizo estar aquí dos minutos. Pueden retirarse al comedor. Nos veremos mañana a las 6:00 am. – Logré notar la frustración en el rostro de Redfield. Tengo que contarle a Claire lo que acabo de hacer para que pueda burlarse de su hermano. – Kennedy... ven aquí.

Perfecto. Llego la hora de mi muerte y solo llevo un par de minutos aquí. Espere a que todos salieran del gimnasio para poder ir hacia el mismo que se dejó caer en las gradas. Yo por mi parte solo me quede de pie a unos cuantos metros de él sin saber que decir o cómo reaccionar. Observaba su lenguaje corporal, era una mezcla de confusión, impresión y duda que me ponían a mi mucho más confusa de lo que ya estaba. Tal vez había actuado mal y tenía que pedir disculpas por lo que acababa de hacer o simplemente salir corriendo a casa y olvidarme de todo esto.

— Señor ¿Puedo saber porque me pidió quedarme?

— Lo que hiciste, acabas de romper el récord de todos los reclutas que han pasado por esta base y me incluyo. Y dudo que alguien pueda hacerlo mejor.

— Eso es ¿Un halago?

— Lo es. Leí tu expediente luego de que mencionaras que eres hermana de León. Eres similar a él en cuanto a agilidad e inteligencia. Creo que por eso te fue bastante bien dentro del ejército. Tienes mucho potencial para ser de las mejores.

— Gracias, señor. Y perdón por haber actuado algo arrogante al comienzo. León no quería que viniera a este nido de idiotas. – Hice una pausa ante la cara de asesino de mi capitán. – Son palabras de mi hermano señor. Para mí es un honor estar aquí y prometo no defraudarlo.

— Espero cumplas. Y sobre lo de que Claire es tu mejor amiga...

— Es verdad, la conocí hace dos semanas y ya somos cercanas ¿Le molesta?

— Para nada. Anda ve a comer. Desde aquí escucho tu estomago rugir. – Apenas dijo eso mis mejillas se enrojecieron.

— Si... gracias capitán. 

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