VIII

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El viaje hasta mi casa lo hicimos en silencio, bueno no es como si fuera un largo trayecto y no es como que tuviéramos demasiado que compartir

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El viaje hasta mi casa lo hicimos en silencio, bueno no es como si fuera un largo trayecto y no es como que tuviéramos demasiado que compartir. No existe algo en común entre nosotros. Observaba de reojo a Chris, cada cierto tiempo giraba la mirada hacia mí, las venas en sus manos resaltaban mientras apretaba con fuera el volante y la palanca de cambio. Aquella playera de color verde petróleo ajustada al cuerpo tan solo hacia resaltar más sus pectorales y su cuerpo trabajado, mordí mi labio inferior inevitablemente. Imaginaba lo bien que se vería sin esa prenda. Lo había estado observando durante un tiempo, era atractivo en todas las maneras posibles, incluida su personalidad ruda e intimidante. Aunque conmigo tenía un poco más de suavidad, al menos yo lo percibía de esa manera, supongo que es porque he demostrado que soy capaz de hacer cualquier cosa que él ordene, que soy un buen elemento. Incluso su cabello era perfecto, dios no puedo creerlo, estoy actuando como una maldita adolescente hormonal.

— Llegamos. – Sali de mis absurdos pensamientos. Estaba ya afuera de mi casa, las luces completamente apagadas. - ¿Quieres que te acompañe un rato?

— No tienes que molestarte capitán. Con que me hayas traído hasta aquí es suficiente. De todas formas, solo estaré un rato. Partiré mañana temprano al aeropuerto.

— Entonces me quedaré. No tienes como llegar al aeropuerto.

— Puedo pedir un taxi.

— Me sentiré más tranquilo si te llevo yo.

— Esta bien.

Juntos ingresamos a la casa, asegurándome de apagar las alarmas al estar adentro. Lo deje en la sala mientras subía para poder cambiarme de ropa, por algo más cómodo. Me deje caer en la cama por unos minutos, viendo un punto fijo en la pared donde tenía una fotografía mía y mi escuadrón. Davis a mi lado como fiel mano derecha abrazándome por los hombros. Nos conectamos desde el primer día, yo como una chica asustadiza en su primer día en el ejército, inexperta. Una completa novata dispuesta a aprender todo lo necesario para ser la mejor.

Davis al igual que yo, estaba ingresando apenas. Había decidido unirse al ejército después del nacimiento de su hija junto a su único amor. Nos hicimos amigos de inmediato y nos complementábamos en lo que fuera para poder mejorar. Poco a poco nuestra amistad paso a ser de hermandad, juntos éramos dinamita. Había perdido hombres antes, pero no era lo mismo. No se sentía igual. Él era mi amigo, mi leal compañero. Si solo hubiera continuado en servicio, eso no habría pasado. No servía de nada torturarme por lo que había pasado, sé que él no querría que estuviera así. Pero me dolía.

— No hay nada en la nevera y las alacenas están vacías. Mi querido hermano no considera comprar comida para la casa. – dije en lo que avanzaba hacia el luego de calmarme. Aunque mis ojos rojos no disimulaban el haber llorado. Solté una risa nerviosa a causa de mis propias palabras. – tengo una botella de vino y podemos pedir comida ¿Qué dices?

— Claro. Comida rápida y una botella de vino. Suena bien.

— Perfecto. Entonces ponte cómodo, puedes poner una película o música. Lo que te guste más.

Desperté gracias al sonido de la alarma, la cabeza me dolía como el maldito carajo. Dios hace tanto no bebía, había olvidado lo que se sentía tener resaca, siento que perderé la razón en cualquier momento. Lleve una mano a mi cabeza antes de abrir los ojos, me quede completamente estática sin saber cómo reaccionar ante lo que estaba a mi lado. Mi corazón comenzó a latir con tanta prisa como si fuera una maldita locomotora fuera de control a punto de estrellarse contra un muro, en cualquier momento se me salía el corazón por la boca. Chris estaba en mi cama, con el torso desnudo, levante apenas las sábanas viéndome a mí misma sin prenda alguna y el tampoco. Una imagen llego a mi cabeza, una copa de vino en nuestras manos, nuestros rostros a una distancia demasiado corta, Chris sosteniendo mi rostro con suma delicadeza antes de besarme, un beso que poco a poco aumento de temperatura.

— Mierda. – Comencé a desesperarme. Eso no era posible, no podía haber pasado. Él y yo no pudimos haber tenido sexo. – Mierda, mierda, mierda. – Comencé a hiperventilarme. Di un par de palmadas a su rostro para hacerlo despertar. – Chris maldición despierta.

— Mh ¿Qué hora es?

— ¡A quien mierda le importa la hora! ¡Despierta! – Le grite molesta. Estaba molesta. No por haber tenido sexo con él, sino porque no me acuerdo de absolutamente nada.

— Espera. – Y así como si no hubiera pasado nada Chris se sentó en la cama. - ¿Por qué estoy en tu cama? ¿Por qué estoy desnudo? Mierda.

— Hagamos como que esto nunca paso... por nuestro bien profesional. Nunca paso.

Chris me dejo en el aeropuerto, había tardado unos cuantos segundos en bajar del vehículo, aun estaba en shock, mi maldito cuerpo estaba desconectado de mi cerebro y parecía no querer reaccionar a nada. Ese había sido el viaje más incómodo de toda mi vida. Ninguno se atrevió a pronunciar palabra alguna respecto a lo sucedido y ni siquiera nos miramos a los ojos, moría de vergüenza de solo recordarlo en esas condiciones. Tan solo en silencio evitando decir cualquier cosa, era lo mejor. Todo lo que paso solo quería en el pasado. Nos despedimos con un gesto y solo me relajé hasta que lo perdí de vista. Mientras esperaba por mi vuelo, revisaba mis mensajes. Tenía llamadas perdidas y mensajes que no había querido leer, no me sentía en condiciones para responderlos, tan solo había hablado con León que obviamente se lamentaba por no poder acompañarme en este momento. Mis ex compañeros de escuadrón, quienes no dejaban de preguntar cuando llegaría a Dallas.

  — Pasajeros del vuelo 1812 con destino a la ciudadde Dallas por favor presentarse en la puerta 25 para iniciar embarque. – Apenas dijo eso comencé a caminar para llegara tiempo. Le daría el último adiós a Davis. 

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