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Comencé a entrenar, tal y como él me había dicho

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Comencé a entrenar, tal y como él me había dicho. Llevaba cuatro horas metida en el gimnasio dando mi mayor esfuerzo para no perder. Las piernas me temblaban y sentía como poco a poco la fuerza de mis brazos comenzaba a abandonarme, estaba descargando toda la ira acumulada dentro de mí, quería ir ya a una misión y descargar mi arma contra lo que se cruzara en mi camino. Golpeaba sin parar la bolsa de boxeo frente a mí, me dolían los nudillos de tantos golpes y las heridas eran notorias en mi piel. Un grito escapo de mi boca antes de terminar de rodillas en el suelo. Las tensiones y preocupaciones se estaba acumulando en mi mente. La apresurada muerte de Davis, ver a Chris besar a Jill después de lo que paso entre nosotros, aun cuando no logro recordar que paso realmente con él. Observe la hora en el reloj de la pared, dos de la mañana.

Aun cuando las piernas me temblaban me puse de pie a duras penas, caí un par de veces hasta que logré estar de pie. Sentía el sudor bajar por mi frente y mi cuello. Mi pecho subía y bajaba debido al cansancio, pero no iba a darme por vencida. No puedo rendirme. Aprete los puños otra vez, propinando golpes sin pausa contra el saco de boxeo, uno, dos, tres patada. Y así continuamente hasta que ese maldito calambre en mi pierna me hizo caer de espaldas, aprete los dientes intentando aguantar ese maldito y desagradable dolor. Abrí los ojos encontrándome con mi capitán frente a mí.

—     Te estas sobre exigiendo Kennedy.

— Usted me pidió que recompensara la semana que no estuve. Y es lo que estoy haciendo. Señor. – Dije eso ultimo con cierta ironía. Ignore el maldito dolor en mi pierna y como pude logre levantarme, otra vez. – si me disculpa capitán, debo seguir entrenando.

— Alina... - Me puse en posición de combate, mis puños apretados sin dejar de temblar, mis piernas separadas, perfectamente alineadas con mis hombros. – tienes que descansar.

— Estoy bien. Yo puedo hacerlo. – Aprete los dientes, no quería llorar frente a él. La imagen de él besándose con la agente Valentine llego otra vez a mi mente, pero esta vez sentí ira. Ahora todo estaba claro para mí, me gustaba. El tonto me gustaba y me odiaba tanto por no poder recordar esa noche. Por no poder recordar mi maldita primera vez, estaba llena de impotencia. Los gritos comenzaron a salir de mi boca mientras comenzaba nuevamente a golpear el saco. Esta vez un grito de dolor escapo de mi boca al sentir mi muñeca doblarse.

— Alina. – Evite que me tocará, no quería que me tocará ni sintiera una pizca de lastima por mí. – ven aquí.

— Por favor, solo váyase. – Gire la mirada encontrándome con sus ojos, esos ojos pardo que me hacían querer lanzarme sobre él. –

— Tenemos que hablar, sobre lo que paso ese día. Lo recuerdo perfectamente Alina, cada detalle. – Apenas dijo eso, aparte la mirada solo viendo la pared. – Y sobre lo que viste en mi oficina.

— Su vida personal no es de mi incumbencia Capitán. Lo que paso en mi casa fue error, estábamos ebrios. – Apoye mi mano izquierda sobre mi pierna para impulsarme y terminar levantándome. – no debemos volver a cruzar la línea. Usted es... es mi superior. – Mordí mi labio inferior ante lo difícil que se estaba volviendo esto. – y yo una simple recluta. – Baje la mirada hacia el piso. Me dolía más de lo que aparentaba ¿El amor es así de cruel? Al parecer sí. Porque se siente como si me estuvieran reemplazando el corazón por una piedra y se siente horrible, pesa. – no volvamos a hablar de eso, nunca.

— Entiendo Alina. Entiendo. – Sin más pase por su lado con ese maldito peso en mi interior.

Tal vez había sido mi imaginación, pero su voz sonaba quebrada y por alguna razón sentía que mis palabras le habían decepcionado. Salí a toda prisa del gimnasio, la base estaba completamente a oscuras y el silencio era molesto. Entre en silencio a la habitación, Drex dormía profundamente, así que intente hacer el menor ruido posible. Esperaba que con el agua fría mi cuerpo se sintiera mucho más relajado y se llevara toda la tensión acumulada.

Finalmente, el largo entrenamiento había acabado. Los pocos que quedábamos habíamos sido nombrados de forma oficial como agentes del equipo Alpha. Y los demás como agentes de servicio activo, labores de oficina y laboratorio. Mi hermano a pesar de tantas negativas estaba emocionado por mí y claro que se daría el tiempo para visitarme en algún momento. Lo necesitaba, porque lo había extrañado demasiado, habían sido meses largos sin vernos y unas cuantas semanas sin contactarnos por temas de trabajo. Omitió detalles, según él era algo clasificado, pero con unas cuantas cervezas puede que le afloje la lengua. Daniel, Francis y Mathew habían quedado en el equipo, al igual que Drex quien se mantenía pegado a mi como un maldito chicle, era todo lo contrario a lo que habíamos notado en un comienzo, me explico después de un tiempo que su actitud prepotente y arrogante se había debido a una ex que también quería estar y bueno las cosas entre ambos no habían terminado de la mejor manera. Quería demostrarle que no le afectaba en absoluto el que hubiera terminado con el luego de haberle sido infiel. Con su mejor amigo semanas antes de su boda, se lo estaba tomando con bastante calma.

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