II

257 35 0
                                    

Me sobresalte ante el golpe en la puerta, el timbre sonaba a lo lejos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me sobresalte ante el golpe en la puerta, el timbre sonaba a lo lejos. Internamente estaba maldiciendo a quien se atreviera a tocar la puerta e interrumpir mi descanso, jodido sea el imbécil que se atrevió a tanto. De mala gana comencé a caminar por el pasillo, arrastraba mis pies con pereza mientras frotaba mis ojos. Fruncí ligeramente al notar la oscuridad a mi alrededor ¿Tanto había dormido? Se sintió como un par de minutos y ya. Encendí las luces a mi paso hasta llegar a la puerta. Afuera, una chica de cabello oscuro y de mi estatura, hermosa y con una sonrisa de confusión en su mirada, a su lado, una niña más baja de cabello rubio y mirada asustadiza.

— No quiero galletas. Gracias. – Mencione con una sonrisa.

— Ah... no vendemos galletas ¿Esta León?

— ¿Quién lo busca?

— Soy Claire. – Alce las cejas, había escuchado ese nombre en alguna ocasión. – una amiga.

— Ah no está. Fue a trabajar, debe estar por llegar. – Gire la mirada hacia el reloj que marcaba las 8:30 de la noche. – Pueden pasar y esperarlo en la sala.

— Claro... - Me hice a un lado para que pudiesen pasar. – Ella es Shelley.

— Un placer. Soy Alina, la hermana menor de León.

— Oh eres la que está en el ejército. Me hablo de ti.

— Espero que haya dicho cosas buenas de mí. – Solté una risa misma que ellas respondieron. Las invite a la sala para que estuvieran más cómodas. – estaba en el ejército, pedí mi baja. Comenzare a trabajar para la BSAA dentro de dos semanas.

— ¿En serio? – Asentí. – Mi hermano mayor trabaja ahí, es capitán.

— El mundo es muy pequeño. – Me puse de pie para poder ir a la cocina por algunos vasos con jugo, aunque solo llevé agua. La nevera estaba más vacía que mi lista de relaciones amorosas exitosas. - ¿Cómo conociste a mi hermano?

— Lo conocí en Raccoon City. Sobrevivimos juntos.

Claire era graciosa y exageradamente divertida. Su sentido del humor se parecía al mío. Tenemos la misma edad, así que creo que vamos a llevarnos bastante bien. Alce la vista hacia la entrada. Mi querido hermano finalmente estaba haciendo acto de presencia después de varias horas de la llegada de mi nueva amiga. Habíamos pedido comida, suficiente para alimentar a todo un ejército. La cara de mi hermano palideció por una breve fracción de segundos al ver a Claire y Sherry. Solo avanzo hacia nosotros para poder saludarla.

— Veo que ya cenaron.

— Tardaste mucho.

— Lo siento hermanita... - Rodé los ojos. – Estaba trabajando. Así que ya conociste a Claire.

— Si y ya me cae mejor que tú.

— Tan graciosa... Sherry ¿Me ayudas con la mesa?

— Aja.

El día que tanto había esperado finalmente había llegado. El despertador marcaba las 6:00 am. Aun cuando tenía que estar al medio día en ese lugar, quería llegar a tiempo. Nadie me quitaría la sonrisa del rostro, estaba por cumplir un nuevo objetivo en mi vida, ser reconocida como una agente importante, un buen elemento. Soy una Kennedy, siempre logramos nuestros objetivos, nunca dejamos que nadie nos pase a llevar. Somos los mejores. Repetía constantemente mientras bajaba al primer piso ya arreglada y lista para el siguiente paso. Avance con calma hacia mi hermano que mantenía la mirada perdida en un punto, con una humeante taza de café en una de sus manos y una tostada a medio comer.

— ¿Me irás a dejar?

— Ve en autobús.

— Eres un gran hermano, pero a veces eres tan baboso.

— Lo sé. no te llevaré a ese lugar donde no quiero que vayas.

— Bien. Olvídalo, no te necesito.

Suspire molesta, hubiera amado con todo mi ser que me apoyara, pero solo continuaba recibiendo negativas por su parte, hasta el último segundo de mi partida. Hasta el apetito se me había quitado gracias a esa actitud tan molesta y desagradable. Mi hermano era un completo tonto. Simplemente me di la media vuelta para subir a mi cuarto y tomar mis pertenecías, no quería irme de esa forma, no sin decirle adiós, pero estaba molesta y no iba a dar mi brazo a torcer solo porque el teme que me rompa una uña. Le dedique una mirada frívola antes de salir por la puerta azotando con fuerza esta.

Tendría que caminar un par de calles hasta la parada de autobús, lo malo de vivir en una zona residencial es que no pasan autobuses. Tener que caminar hasta la calle principal para coger uno, si es que tengo la suerte de encontrar el correcto es toda una molestia. Gire la mirada encontrándome con el auto de mi hermano y el al volante, simplemente ignore a este y continue caminando, acelere el paso. Mi orgullo no me permitía ser blanda con él.

— Alina, sube al auto. – Repitió una vez más. – Por favor, no vas a llegar a tiempo.

— ¡Vete al infierno! – Le grite molesta.

— Ya estuve ahí y lo sabes.

De mala gana termine accediendo a ir con él. Era mi mejor opción si quería llegar a tiempo a la base y evitarme el tráfico de la ciudad. León podía ser muchas cosas, pero jamás me había dejado abandonada a mi suerte, sé que tiene miedo por mí y por las cosas que podría ver. Porque pase por lo mismo que el paso y no sea capaz de salir de eso por mi cuenta, se bien que le aterra la idea de que me vaya sola al mundo y lo entiendo completamente, yo también viví aterrada cuando el decidió irse a vivir a otra ciudad para poder trabajar. Eso me hacía sentir mal. Comencé a jugar con la L que tenía en mi collar, nos las regalamos para la última navidad que pasamos juntos, fue como si estuviéramos conectados y hubiéramos pensado en lo mismo. Yo le di mi inicial y el la suya, como una promesa de siempre cuidad el uno del otro. Sin importar la distancia, siempre nos tendríamos.

— Bien, ya estamos aquí. – Dijo luego de aparcar frente a ese imponente edificio de cinco pisos.

— Si. – Mordí mi labio inferior. – gracias por traerme.

— Alina... - Sostuvo mi mano antes de que bajara. – Promete que nunca bajaras la guardia.

— Lo prometo León. Ojos abiertos, todos los sentidos alertas.

— Así es. Siempre alerta. No puedo creer que voy a dejarte con estos idiotas. – Menciono de mala gana antes de jalarme para poder darme un abrazo, mismo que correspondí con todas mis fuerzas. – te amo hermanita.

— Yo a ti. Te llamo a la noche ¿Vale? 

 Te llamo a la noche ¿Vale? 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
VIRUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora