XXIII

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La subasta dio inicio, las luces del auditorio bajaron dejando todo un poco más a oscuras

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La subasta dio inicio, las luces del auditorio bajaron dejando todo un poco más a oscuras. Y tal como había dicho Mathew apareció un hombre llevando el maletín con el logo de umbrella, resaltaba a lo lejos. No había duda que ese maletín contenía una muestra del virus y que todos estos cerdos ambiciosos ofrecerían mucho dinero por obtenerlo, el poder mundial y la ambición sin importar el costo y cuanto daño causen a personas inocentes. Aprete los puños intentando no perder el control de mis propias emociones. No quería arruinar la misión.

— Señores y señoras. Bienvenidos a esta subasta. Nuestro primer objeto es el último invento del reconocido doctor Phantom Colleman. Iniciaremos la subasta con cien mil dólares. – Alce la paleta solo para mantener las apariencias. – primera oferta por la señorita de la segunda fila. – Curve mis labios en una sonrisa mientras veía a Donovan. - ¿Alguien da 150? – Y sin perder el tiempo el alzo la suya? –

— 300 mil dólares. – Dije sin más. estaba muerta si ganaba. No tenia como pagarlo, mi única opción era robar el maletín.

— 300 mil para la señorita.

— 400. – Continuo Donovan.

La apuesta continuo y el termino ganando por la suma de 800 mil dólares. Ya tenemos al comprador del virus, podemos obtenerlo y sacarlo de circulación lo más pronto posible, pero mientras no tengamos a Phantom bajo las rejas, será difícil evitar que el virus vea la luz pública. La subasta llego a su fin, joyas y armamento fueron vendidos a la gente rica del lugar, pero eso no es importante. Solo nos importa conseguir el virus a cualquier costo, bueno que no sea dinero. Estamos jodidos en ese aspecto, no es como que ganemos mucho trabajando para la BSAA. Es más mi salario como militar es una porquería con la que apenas lograba llegar a final de mes.

— Fue una interesante apuesta señorita Kim.

— Gracias, fue un placer competir contra usted.

— Habrá una fiesta para los invitados, seria un placer que asistieran.

— Lo lamento, mi esposo y yo debemos viajar temprano. Mi madre cumple años y me mataría si no asisto a la cena.

— Entiendo, será para otra ocasión. – Sostuvo mi mano dejando un beso en el dorso de esta. Nunca me había sentido tan asqueada. – Señor Kim, madame.

— Si, definitivamente le gustaste.

— Cierra la boca. – Le di un codazo. – Tenemos al comprador. Volvamos a casa.

Regresamos a Estados Unidos, nuestra farsa había finalizado. Juntos hacíamos un buen equipo y ya teníamos evidencia de donde estaba parte del virus, podríamos capturar a Donovan e intentar dar con el paradero de Phantom y poder detenerlo de una buena vez. Teníamos bastante información y suficiente para poder capturarlo. Estaba agotada, había sido un viaje de más de 16 horas para poder llegar a casa, me dolía el cuerpo y necesitaba con urgencia una ducha, un café y mi cama para dormir por días enteros si fuera posible, quería ir a casa y estar con mi hermano.

León estaba en la sala de estar, con la computadora sobre sus piernas tecleando sin pausa mientras bebía una taza de café negro, hasta aquí llevaba el aroma y se me había antojado. Avance hacia el tomando asiento a su lado, terminando por recargar la cabeza sobre su hombro, aprovecharía el fin de semana para poder estar con él y hablar de todo. Quería contarle lo que había pasado con Chris, después de todo jamás le he ocultado nada, ha sido así desde que llegue a casa. Desde que los padres de León me adoptaron a los tres años, el y yo hemos sido muy unidos y el no tener su misma sangre no nos ha impedido tener esa unión y confianza. Sin más comencé a soltar todo lo que había pasado con él, desde la borrachera que termino con nosotros dos en mi cama, hasta como me rompió el corazón en tantos pedacitos que aun los estoy terminando de recoger.

— Lo voy a matar ¿Eres consciente de eso?

— Lo sé, pero descuida. Con la paliza que le dieron es suficiente.

— ¿Te gusta?

— Si, me gusta. Mi primer amor.

— Te entiendo, es doloroso y cruel.

— ¿Cómo con la chica que me contaste? Cuyo nombre no mencionas jamás.

— Si, como ella. Es una tortura constante, difícil de borrar.

— Quizás nosotros solo estamos hechos para trabajar ¿No crees? Para ir por la vida disparando a diestra y siniestra.

— Quizás nosotros solo estamos hechos para trabajar ¿No crees? Para ir por la vida disparando a diestra y siniestra

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No lo había puesto en personajes ya que se me ocurrió en el proceso de la historia. Pero les presento a Donovan que tendrá más apariciones dentro de la historia.

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