XIV

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El grito de Chris y mis compañeros retumbaba en mis oídos

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El grito de Chris y mis compañeros retumbaba en mis oídos. Estaba aturdida debido al golpe, había caído al menos unos veinte metros, pero algo había amortiguado el golpe y por la peste imagino que se trata de muchos cadáveres. Mi radio seguía sin funcionar y no tenía ni la menor idea de cómo salir de ese lugar. lleve una mano a mi costado ante el punzante dolor, creo que me rompí algo porque duele como una mierda. Encendí la linterna de mi chaleco para poder iluminar un poco ese lugar, a duras penas logre levantarme, la imagen a mi alrededor logro lo que había estado aguantando por todo el día, el vómito termino por salir de mi boca, la pila de cadáveres superaba los cientos, acumulados en un gran basurero.

Intente caminar, pero solo termine cayendo de rodillas ante el dolor en mi pie. Carajo una esguince. La piel de los brazos se me erizo por completo ante los gemidos que escuchaba a los lejos, el sonido de dientes rozándose. Trague saliva y solo respire profundo para calmarme, tenía que salir de ese lugar a cualquier costo. Termine de ponerme de pie encontrando mi arma a un par de metros de donde estaba. Observaba a mi alrededor intentando encontrar una salida, una puerta o una ventila por la cual salir, pero por el momento no veía nada. Alce mi subfusil apuntando directamente a ese zombie que se movía a paso lento, un tiro basto para hacerlo caer.

— Oh carajo. – Grite al ver aparecer más de esos malditos monstruos desde todas direcciones. Comencé a disparar a diestra y siniestra, pero intentando no fallar ningún tiro, no quería desperdiciar balas, pero estando lastimada era difícil disparar y huir.

Alce la vista viendo una escalera que llevaba a un nivel superior, tome suficiente aire intentando aguantar el dolor en mi costado para apuntar hacia arriba dándole justo al seguro, la escalera termino por caer aplastando la cabeza de uno de esos asquerosos. Tenía que salir pronto de ese lugar, quería ver a Chris y abrazarlo. Quiero decirle que no iba a volver a moverme de su lado para que me cuide. Esa subida hacia sido la más larga de mi vida, mi pie dolía y hasta respirar se estaba volviendo una completa tortura, hacia pausa cada cinco escalones. no iba a morir dentro de este lugar, moriría de vieja, eso es seguro. Me resbalé, cayendo un par de escalones, tuve suerte de engancharme de una de las barras, no quería volver a caer.

Tarde un rato en llegar arriba, incluso las manos comenzaban a dolerme y perdía poco a poco la movilidad de mis dedos. Estaba en una sala llena de computadoras y archivos amontonados por todos lados. Me oculté rápido tras un mueble al escuchar pasos cerca, cerré los ojos concentrándome en los sonidos a mi alrededor, la puerta termino abriéndose, los pasos cada vez eran más cerca. Sali de mi escondite apuntando directamente a quien había entrado. Suspire aliviada al ver a Drex quien no dudo en correr hacia mí para poder apretarme en sus brazos y sostenerme antes de caer, de igual forma me aferre a él. No creí que verlo me alegrara tanto.

— ¿Estas bien? Te estuvimos buscando por todos lados.

— Creo que me rompí un par de costillas y el pie. Yo... - Las piernas me fallaron, Drex me sostuvo por la cintura.

— Tranquila ¡Capitán! ¡Capitán! – No paso mucho para que Chris ingresara a la habitación. En su rostro podía ver la preocupación y cierto toque de nostalgia.

— Alina.

— Estoy bien. – Susurre mientras el sostenía mi rostro dejando caricias en mis sucias mejillas cubiertas de sangre de zombie. Voltee hacia Drex quien solo carraspeaba y reía al mismo tiempo. Con cuidado me soltó dejando que Chris me tomara en brazos.

— Salgamos de aquí. Taylor, informa a los demás que encontramos a la agente Kennedy.

— Si señor. Agente Kennedy. – Me guiño un ojo antes de apartarse.

Todo mi cuerpo dolía, cada centímetro de mi anatomía estaba delicada y solo quería tocar mi cama, descansar y recibir un buen masaje. Los científicos terminaron asesinados, bajo sus mascaras había seres mutados con capacidad intelectual más alta que un no vivo común, razón por la que habían sido extinguidos y arrojados al mismo agujero al que yo había caído. Ese lugar seria acordonado y limpiado eliminando todo rastro del virus T. Ya habíamos hecho suficiente, un laboratorio menos del cual preocuparse. Pero no habíamos logrado encontrar a nuestros hombres con vida, yo misma me había encargado de acabar con ellos.

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