-Has hecho un gesto muy noble hoy, Sarah.- Te dijo tu tía al salir del comedor. Tú moviste la mano quitándole importancia. –Estoy orgullosa de ti.
-No es para tanto, ya me conoces, no puedo callarme nada.- Dijiste divertida. Por fin la actitud de tu tía pareció relajarse un poco. Sólo hacía falta dar la nota un poco.
-No seas modesta, has hecho algo muy bonito por la Srta. Thornhill. Me alegra ver que vas mejorando.
-Ya te dije que estaba mejor, tal vez ahora no necesites espiarme más...- Dijiste, intentando que tu tía te dejara tranquila de una vez.
-Estás haciendo muchos avances Sarah, a lo mejor empiezo a confiar en ti.- Te dijo, contenta.- Para demostrártelo, voy a encargarte algo.
-Oh, más tareas.- Te quejaste.
-Ésta es importante. Necesito que acerques a nuestra nueva alumna a Jericho, tiene que ir a ver a la Dra. Kinbott.
-O sea, de niñera.- Resoplaste disgustada. Querías comprobar lo agradecida que estaba tu pelirroja contigo.
-No me fío de ella, temo que intente escaparse, tu trabajo es que no lo consiga.- Dijo, murmurando.
Te resignaste y asentiste. Igual te llevabas a Marilyn contigo para pasar un poco más rápido el tiempo, igual no era tan mal plan.
-Está bien, iré a buscarla luego, ahora creo que me vendrá bien descansar un poco.- Dijiste, bostezando.
Subiste lentamente a tu habitación. Lo que hiciste era una locura pero la verdad es que no te arrepentías de ello. Era lo correcto, ella lo merecía.
Al entrar en tu cuarto suspiraste y te dejaste caer en la cama, mirando al techo.
Se te estaban cerrando los ojos cuando llamaron a tu puerta. Te levantaste rápidamente y miraste el reloj, por si se te pasaba la hora.
-Hola Sarah.- Dijo Marilyn cuando abriste.
Como ya parecía ser costumbre, te asomaste y miraste hacia los lados, tirando de ella hacia dentro.
Cuando estuvisteis frente a frente, no te dio tiempo a reaccionar. La pelirroja te dio un fuerte abrazo, que le devolviste al instante.
-Nunca nadie hizo anda parecido por mi-. Susurró en tu hombro.
-Bueno, bueno, no es para tanto.
-¿Que no es para tanto? El señor Crownwell me ha tenido media hora en su despacho buscando libros sobre plantas.
-Es que eso es lo normal.- Dijiste apartándote un poco.
-No sé cómo agradecerte lo que has hecho por mí.
Una sonrisa malvada cruzó tu rostro.
-Se me ocurren algunas cosas que podrías hacer.- Susurraste aviesamente en su oído. Ella tembló y te miró con el ceño fruncido.
-Sarah, no es el momento apropiado.- Te dijo cruzándose de brazos. –Pero...
-¿Pero?- Tus ojos se te iluminaron.
-Pero me gustaría hacer algo esta noche.- Dijo, apartándote el pelo en la oreja.
-¿Cómo qué?- Preguntaste con voz sexy.
-Como una cena especial.- Dijo, dándote un breve beso en los labios.
-¿Cómo de especial?
-Tú ven al invernadero a las 7 y media.- Dijo, dirigiéndose a la puerta.
-Eh, eh, eh espera, espera. Tengo que llevar a Miércoles a la terapia con la Dra. Kinbott. He pensado que podrías venirte y tomamos un café.
-Lo siento, no puedo. Tengo muchas cosas que preparar.- Te guiñó un ojo y salió de la habitación.
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Las cenizas de un corazón roto
AventuraTu nombre es Sarah Weems. Tu tía te insintió para que ocuparas el puesto de profesora de arte en la academia Nunca Más, pero tú lo rechazaste. Vivías tu vida en Boston junto a tu novia, Emily. Todo cambió después de pedirle matrimonio. Ella rechazó...