Capítulo 44

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Trent

Estoy maravillado con Tyl, la estoy redescubriendo como nunca antes, ambos hemos cambiado, las cosas entre nosotros son distintas, pero por fin parece que está todo donde tenía que estar. No tengo que contenerme cada vez que quiero besarla, acariciarla o simplemente cogerla de la mano, aunque en esto último nunca me he controlado.

Deseo pasar aquí todo el tiempo posible con ella, como su novio. Novios..., aún no puedo creerlo, me parece algo totalmente nuevo y estoy asustado, pero ilusionado, con Tyl todo es mejor. Sé que estamos hechos el uno para el otro y voy hacer todo lo posible para que sea feliz.

No obstante esta burbuja en la que estamos tiene que terminar, debo volver a casa y decirles la verdad a mis padres sobre el atletismo. Como Tyl, pienso que no les importará el hecho de dejarlo pero sí el motivo, no quiero mantener mi mente en esto, además seguramente mis padres estarán demasiado ocupados para mí, como de costumbre.

A media mañana, después de despedirnos de Sam, ponemos rumbo a casa. Esta noche la hemos pasado juntos pero no ha pasado nada, a parte de que Sam estaba en la habitación contigua, no quiero presionar a Tyl con lo de su virginidad, aunque sé que ella está decidida y así me lo ha demostrado, quiero que sea algo especial y no en esa cama donde he estado con muchas otras. Tyl se merece muchísimo más.

No la había esperado para nada el viernes por la tarde y cuando la vi en el umbral de la puerta, mi mundo se detuvo. Que Tyl me hubiese venido a buscar fue una maravillosa sorpresa, no quería esperar más para lo nuestro, pero si ella hubiese necesitado más tiempo hubiera esperado lo que fuese necesario. Mi osito lo vale.

Llegamos hacia el mediodía, cada uno en nuestros respectivos coches, y en cuanto aparco voy en su busca, no sé qué me sucede pero no quiero apartarme de ella ni un segundo. Mientras me acerco Tyl me sonríe de una forma tan preciosa que no puedo evitar corresponderle, sus ojos verdes se iluminan de una manera tan viva cuando me observa que no puedo creerme lo ciego que he estado.

—¿Todo bien? —Le pregunto con una sonrisa.

—Muy bien. —Ríe ella.

—Te acompaño a casa.

—Pero si estamos en la puerta prácticamente —dice con su melodiosa sonrisa atravesando mi corazón. Tiene razón, literalmente ha aparcado frente a su casa, pero quiero hacerlo.

—Ven. —Le tiendo la mano y ella sonríe aún más ¿Es posible que explote de amor y me cause una erección al mismo tiempo? Ya lo creo que sí.

Cuando Tyl coge mi mano sin vacilar tiro de ella y la pego a mi pecho, luego le alzo el mentón y la beso apasionadamente, dios, sus labios son perfectos, y cuando aprieta sus manos en mi camiseta con un gemido... Tengo unas imperiosas ganas de hacerle el amor aquí mismo.

—Vámonos antes de que no pueda parar —le digo con voz ronca rozando sus labios. Y ella emite una sonrisita.

Cuando nos acercamos a la puerta de su casa esta se abre, Richard Green sale y casi choca contra nosotros, no nos ve y parece muy enfadado.

—Solo digo que tiene derecho a saberlo Ellen, soy su familia —suelta frustrado. ¿Cómo? ¿Qué ha dicho?

—No lo eres, perdisteis ese derecho hace mucho. Es mi hija y decidí que nadie nos volvería a herir. No debí decirte nada... —suspira su madre desde el interior de la casa llevándose una mano a la frente, aun sin vernos.

Tyl se queda paralizada al escuchar la conversación entre Richard y su madre, aquí está pasando algo importante.

Tylwyth

El día que nos enamoramosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora