Capítulo 23

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Tylwyth

Estoy preparando la cena para mí y mi madre cuando suena el timbre, es domingo por la noche y en teoría Trent tendría que venir a cenar, pero después de lo que ha pasado en la cafetería del hospital no hemos hablado y no sé qué va a hacer.

Las cosas están raras entre nosotros y lo odio.

—¡Voy yo! —Anuncia mi madre desde el pasillo—. Oh, buenas ¡Cuánto tiempo! —La oigo saludar a quien quiera que haya tocado el timbre. No quiero admitirlo pero me decepciona que no sea Trent.

Salgo de la cocina limpiándome las manos en un paño y veo que son los padres de Trent, pero no hay ni rastro de él.

—Nos ha dicho Trent que has estado en el hospital ¿Cómo te encuentras? —Pregunta preocupada Desiré.

—En realidad no es nada, me quemé el brazo en el trabajo, me duele y me escuece pero bueno, estoy bien. Pasad, pasad. —Los invita mi madre haciéndose a un lado para que entren.

Saludo a sus padres y me muerdo la lengua por querer preguntarles dónde se ha metido Trent. Así que antes de hacerlo me voy de vuelta a la cocina con la excusa de traerles algo de beber.

En cuanto entro cojo mi móvil que está en la encimera y me siento estúpida, ¿Debería escribirle? "Me encantaría tocarte sin sentir que hago algo malo" ante el recuerdo de sus palabras me da un vuelco el corazón y me llevo el móvil al pecho.

¿Me está intentando ignorar a propósito para que no vuelva a suceder algo así? ¿Tan malo sería cruzar la línea? ¿Pero qué estoy diciendo? Claro que lo sería, Trent es mi mejor amigo y lo quiero con locura pero las relaciones duraderas no son lo suyo y yo tengo a Matt, no puedo dejar que ocurra nada entre nosotros, aunque cada vez resulte más difícil mantenerme alejada de él.

Cuando salgo al salón de nuevo intento parecer normal y nada confundida, me siento en el sofá junto a mi madre que les está explicando cómo se quemó el brazo, y quiero centrarme en eso y no en cómo los labios de Trent me han recorrido el cuello, o como su cálido aliento me ha acariciado cuando yo lo he tocado a él.

—Bueno, no os entretenemos más, nos tenemos que ir, mañana tenemos mucho trabajo —dice Desiré levantándose del sofá al cabo de media hora.

—¿Seguro que no os queréis quedar a cenar? Hay suficiente para todos. —Se ofrece mi madre.

—¿Seguro que no molestamos?

—¡Para nada! Ves a avisar a Trent, cariño —me pide mi madre, e inmediatamente me pongo en tensión ¿Y si Trent no quiere verme?

—¿Qué? Yo no...

—Vamos Tyl, no seas perezosa, tardarás menos si vas a buscarlo que si le mandamos un mensaje.

—No te preocupes, ya voy yo —dice Adam.

—No... no importa, voy yo —me apresuro a decir, necesito que piensen que todo es normal.

—Genial, voy poniendo la mesa.

—Oh no, ya la ponemos nosotros, tú descansa. —La obliga Desiré mientras me voy hacia la puerta.

Salgo a la fría noche, voy con una camiseta de manga corta y unos pantalones de tela bastante finitos, aunque son largos y me muero de frío. Así que me abrazo a mí misma y me froto los brazos con las manos. Debería haber cogido una maldita chaqueta.

De camino a casa de los Mctavish miro hacia la ventana de Trent, hay luz, así que realmente Trent no ha pensado en venir a mi casa a cenar esta noche... Dudo en si llamar o no, pero todo mi cuerpo hormiguea por la inminente sensación de volver a verlo. Mi mano tiembla mientras la alzo para tocar el timbre ¿Por qué demonios estoy tan nerviosa? Es Trent, mi mejor amigo, el chico de mis sueños, el chico que es mi héroe, el chico del que estoy enamorada... No, no puedo estarlo, no debo sentir eso, Trent está prohibido.

El día que nos enamoramosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora