Capítulo 8

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Trent

Estoy muy cabreado, no lo soporto, no quiero ver a ese maldito estirado cerca de ella, no quiero que la toque, ni que la bese ¡Joder! No quiero ni que respire en su dirección. Está siendo demasiado para mí, me está matando por dentro y para colmo, la amiga de Tyl no me deja tranquilo ¡Joder! No es que Jazz no esté buena, pero solo tengo ojos para Tyl. Lo mejor hubiera sido que después de la cena tan incómoda me hubiese ido a mi puta casa en vez de ir al pub a tomar algo, porque me estoy irritando cada vez más. El maldito estirado no para de darle besos a Tyl, de abrazarla, de tocarla, de darle la mano, y... ¡Joder! Lo voy a matar, voy a retorcerle su perfecta camisa de pijo y lo voy a estampar contra la pared y golpearlo hasta que se quede inconsciente.

—Si dejas de mirarlos con cara de psicópata, te invito a un chupito —me susurra Avery distrayéndome de mis retorcidos pensamientos.

—No los miro así —gruño apartando mi mirada hacia la puerta. ¿Dónde coño se ha metido Sam?

—Perdona que esté en desacuerdo. —Ríe Avery. Pero no le estoy prestando mucha atención. Veo como Tyl le sonríe al cabrón ese ¿Que le ha dicho?—. Oh, por ahí aparece tu fan número uno —comenta irónica refiriéndose a Jazz, que vuelve del aseo. En otras circunstancias ya me la estaría tirando en el baño, la tía va a saco, pero desde que sé que Tyl tiene novio, me es imposible hacerlo con ninguna otra chica ¿Que coño me está sucediendo?

—¿Vamos a bailar? —Me pregunta Jazz en el oído rozándomelo con los labios y apretando sus pechos contra mi brazo. ¡A la mierda todo!

La cojo de la mano y me la llevo a la pista, ella se acerca tanto que pienso que no voy a poder quitármela de encima, pero estoy furioso así que la uso para liberarme de la tensión. La agarro de la cintura y uno nuestros sexos, Jazz jadea en mi oreja y ¡Joder! Solo puedo pensar en Tyl y en cómo me ha mirado cuando he salido del baño en mi casa.

Para intentar borrar eso de mi mente la beso, tengo que hacerlo, tengo que quitarme a Tyl de la puta cabeza. Le he prometido que no intentaría nada con su amiga pero, es que no sabía que Jazz iba a ir tan a saco. Ella alza los brazos y los enrosca en mi cuello y profundizo el beso, pero en todo lo que puedo pensar es en cómo sería besar a Tyl...

Me separo de repente y Jazzlyn me mira confundida. Instintivamente mi mirada va hacia donde he visto por última vez a Tyl, y ahí está, observándome con sus preciosos ojos verdes, dolida y enfadada.

—¿Qué pasa? —pregunta Jazz cogiéndome el rostro entre sus manos y haciendo que la mire a ella.

—Nada, le prometí a Tyl que no haría nada contigo, eres su amiga...

—Oh, vaya, no pasa nada, seguro que no le importa —dice poniéndose de puntillas y bajando mi rostro al de ella para besarme de nuevo. Pero yo no puedo apartar la mirada de los ojos de Tyl, que aunque hay poca luz, puedo percibir todo lo que se refleja en ellos.

—Hombre, no se te puede dejar solo —dice Sam apareciendo de repente con una sonrisa dándome una palmadita en la espalda.

Jazzlyn se separa y le sonríe a Sam.

—Soy Jazzlyn —se presenta.

—Sam, amigo de este capullo. —Le da un beso en la mejilla—. Bueno os dejo con lo vuestro, ya he visto donde está Tyl.

—No, te acompañamos, de todas maneras, no me apetece bailar más —digo usando la aparición de Sam para escapar de Jazz. Mi amigo me mira alzando una ceja, pero no dice nada más.

Cuando llegamos, presento a Avery y a Sam.

—Así que tú eres la famosa Avery... Estaba deseando conocerte —le guiña un ojo Sam, y no puedo evitar poner los ojos en blanco sabiendo que Sam no tiene nada que hacer con Avery.

El día que nos enamoramosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora