Capítulo 45

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Tylwyth

—Yo te quería y te quiero por los dos —me dice mi madre acercándose a mí sin poder dejar de llorar.

—Lo sé mamá, pero... —Me abraza y no soy capaz de devolverle el abrazo. Mi madre siempre lo ha dado todo por mí, quizá cuando era pequeña no fue la mejor de las madres por culpa de una enfermedad como la depresión, pero ha salido y se ha convertido en la mejor. Pero eso no la excusa de haberme ocultado la verdad durante tantos años.

—Te quiero más que a mi vida, y nunca en la vida me arrepentiré de mi decisión de tenerte. Lo sabes, ¿no?

—Claro que lo sé, mamá. Yo también te quiero pero necesito tiempo para pensar, tengo... no sé. —Miro a ambos intentando transmitirles que tengo mucho que digerir.

—Claro, cuando estés preparada hablaremos y te contaré lo que quieras. No pienso irme a ninguna parte Tyl. —Me asegura Richard poniéndose a nuestro lado—. Tu madre tiene mi número, llámame cuando quieras y a la hora que sea, de verdad.

Asiento y después me despido de ambos para alejarme y poder pensar. Me encierro en mi habitación y las lágrimas no dejan de caer, mis rodillas flaquean y caigo al suelo apoyada contra la puerta. Duele mucho, por pequeña que sea siempre he tenido la esperanza de conocer a mi padre, de poder hacer las paces de alguna manera, siempre he creído que algún día iba a aparecer y que me daría alguna explicación totalmente razonable por la cual nunca ha estado a mi lado. Pero ese sueño se ha hecho mil pedazos al descubrir que está muerto mucho antes de saber tan siquiera su nombre...

—Jared —dijo flojito y más lágrimas cubren mi rostro. Siento como mi corazón se rasga y se encoge. Me abrazo a mis piernas. Ni siquiera él me quiso ¿Por qué tengo que llorar por un hombre que no quiso a su hija?

Pero lo que más me duele es que mi madre haya dejado que creyera que él iba a aparecer de un momento a otro. Entiendo que le doliera hablar de él, estaba enamorada de Jared y él le falló pero yo soy su hija y me merecía saber toda la verdad, y no descubrirla años después por el hermano de este. Pienso en que si Richard no hubiese aparecido, Ellen jamás me lo hubiera contado y eso es peor que toda la mentira en sí, no sé si podré perdonar a mi madre algún día.

Más tarde Ellen se va a trabajar, lo cual no quiero admitir pero me alegra, no quiero estar con ella en estos momentos, tengo que acabar de digerir todo esto. Con quien quiero estar es con Trent, él me ayudará a verlo todo más claro y me hará sentir mejor. Así que le envío un mensaje para que venga, pero no me contesta. Le llamo y tampoco contesta. Me siento devastada, le necesito, realmente quiero estar con él y contarle todo lo que ha sucedido, pero tampoco quiero ir a su casa e interrumpir, si no me contesta seguro que es por un buen motivo.

Espero y espero, pero no obtengo respuesta y cada minuto que pasa me siento más sola y abandonada. Sé que no es justo para Trent, él no tiene la culpa de que mi padre no me haya querido, pero en estos momentos es el único en quien confío, el único que siempre ha estado a mi lado y no me ha escondido un secreto tan grande como el que mi padre está muerto. Lo necesito.

Intento llamarlo una vez más y nada.

Decido ir a su casa porque si me quedo aquí sola un poco más me estallará la cabeza, de todas maneras peor no pueden ir las cosas. Llamo al timbre y nadie contesta, me siento en las escaleras de la entrada a la gran puerta blanca y rompo a llorar. Estoy segura de que doy pena, pero mi corazón está roto y la ausencia de Trent cuando más lo necesito no hace más que acrecentar el dolor y el sentimiento de no ser nadie que merezca la pena, después de todo mi padre no me quiso ¿Por qué iba a hacerlo Trent?

El día que nos enamoramosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora