Tylwyth
Una vez en la cafetería, miro el móvil sentada en una de las mesas mientras Trent pide nuestro desayuno. Me da vergüenza confesar que se me ha olvidado por completo que Matt está por ahí y eso me convierte en la peor novia del mundo.
Tengo varias llamadas suyas y mensajes, abro estos últimos y leo que ha tenido que irse porque su padre lo necesita para unas cuestiones de su empresa.
Vaya... Ni siquiera me ha preguntado cómo está mi madre. Eso me hace sentir menos culpable por haberme olvidado de él.
—¿Qué pasa? —pregunta Trent dejando la bandeja del desayuno en la mesa al tiempo que se quita la sudadera y se sienta frente a mí.
Hemos escogido un rincón de la cafetería donde no hay nadie, casi todo el lugar está bastante vacío, es muy grande.
—Matt se ha tenido que marchar —contesto sin mucho ánimo.
—Mejor, no pintaba nada aquí —suelta Trent con el semblante serio.
—¡No digas eso!
—Es la verdad. —Se encoge de hombros y suspiro.
—Da igual, no quiero discutir sobre esto, eres de lo que no hay... —me quejo resoplando—. ¿Me has pedido los cruasanes? —Cambio radicalmente de tema, ahora lo que menos me apetece es hablar de Matt.
—¿Acaso lo dudas? —Ríe.
—Ni por asomo. —Le devuelvo la sonrisa. Trent sabe que me muero por el chocolate, pero si además está dentro de un cruasán, es muchísimo mejor.
Comemos en silencio, solo hablando de vez en cuando, ambos estamos sumidos en nuestros propios pensamientos.
—¿Estás bien? —Me pregunta después de acabar con su desayuno—. ¿Estás pensando en tu madre y en Richard, no?
Suelto un gran suspiro.
—Sí... ha sido todo muy raro ¿no? Es decir, me ha ocultado que conoce a Richard... ¡Es que es una locura! Tú sabes cuántas veces nos hemos tragado sus programas y entrevistas y, cuando lo ve en persona, un poco más y lo manda a la mierda, no entiendo nada.
—Sí, es una locura... Casi forma parte de nuestra vida. —Ríe—. Ha sido raro verlo en persona.
—Sí, mucho. —Sonrío—. Oye, ya sé que no te gusta que te lo diga pero... —Me levanto y me siento en la silla que hay a su lado—. Muchas gracias por estar aquí conmigo y ayudarme siempre. —Le doy un beso en la mejilla.
—Tylwyth Bree ¿Estás intentando ligar conmigo? —Me toma el pelo, su sonrisa es mi mayor aliciente en la vida, dios, es perfecto.
—Más quisieras. —Le saco la lengua en forma de burla.
—Ven aquí. —Me coge en volandas y me sienta en su regazo. Me acomodo sobre él y hundo mi rostro en su cuello, aspiro su aroma inconscientemente. Tan dulce como fuerte, como el chocolate puro.
Estar con Trent es como estar en casa, resulta seguro, cálido, me siento protegida y querida. Si está Trent a mi lado, no tengo duda alguna de que podría superar cualquier cosa.
—Me alegro mucho de que estés aquí, no podría hacerlo sola.
—Claro que podrías, eres más fuerte de lo que crees osito. —Me estrecha más fuerte contra él y mi pulso empieza a acelerarse.
Me siento extrañamente atraída por su cuello, me parece de lo más sexy. Sin poder evitarlo empiezo a jugar con el cuello de su camiseta, sé que me estoy metiendo en terreno pantanoso, pero no puedo evitarlo. Le acaricio muy suavemente el cuello con las yemas de los dedos. El contacto es hipnotizador, su piel es dura pero a la vez suave y todos esos músculos en tensión, me excitan.
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El día que nos enamoramos
Roman d'amour"No estoy enamorada de mi mejor amigo, no estoy enamorada de mi mejor amigo, no estoy..." Ese es el mantra que tiene que repetirse a diario Tylwyth Bree cuando está con su vecino y mejor amigo Trent McTavish, el chico que desde pequeña ha sido su hé...