Capítulo 35

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Tylwyth

—¿Seguro que estás bien osito? —me pregunta Trent desde el otro lado de la puerta del baño.

—Que sí, es solo que mi ducha va mal y no salía agua caliente, ya te lo he explicado, no pasa nada raro.

A veces odio que Trent me conozca tan bien, pero después de sentir la privacidad de mi dormitorio violada no he querido estar sola, así que me he ido a casa de Trent y le he pedido a Desiré que me deje ducharme ahí inventando la excusa de que no salía agua caliente. Es la única excusa que se me ha ocurrido, pero ella se lo ha creído. Aunque Trent, que acaba de llegar, parece que no.

—Si me dices que no pasa nada raro me haces desconfiar.

—¿Alguna vez te he dicho lo pesado que llegas a ser? —Le digo mientras me pongo unos tejanos y una sudadera.

—Muchas veces, pero está claro que lo dices de mentira, porque sino no estarías aquí. —Ríe él ¿Puede tener una risa más perfecta y masculina? No lo creo.

Me miro al espejo antes de salir del baño para ver si en mi rostro se refleja algún indicio de lo asustada que estoy, no quiero preocupar a Trent. Me sonrío a mí misma pero me siento estúpida. Niego con la cabeza y voy a hacer lo que más ganas tengo; abrazar a Trent y hundirme en la seguridad de sus brazos.

En cuanto abro la puerta él se abalanza sobre mí haciéndome retroceder y cierra la puerta del baño tras nosotros, me coge la cara entre sus grandes y fuertes manos y me mira a los ojos. Tengo que alzar el rostro para mirarlo e intentar transmitirle que estoy bien.

—Sé que te pasa algo, me lo dicen tus ojos —me susurra mirándome fijamente al rostro, buscando algo. Cierro los ojos con fuerza maldiciendo mi mirada delatora.

—No pasa nada —le digo con los ojos cerrados.

—No me creo nada Tyl —me dice con severidad y yo lo miro a esos ojos del color del chocolate que siempre me han cautivado y me hacen suspirar.

—Estoy preocupada por el cumpleaños de Jazz de mañana —le confieso, no le diré lo de la nota, pero sé que Trent no va a dejar pasar el tema hasta que le diga alguna cosa.

—Osito... —Me abraza con fuerza y hundo mi rostro en su fuerte pecho y rodeo mis brazos en su cintura—. No dejaré que ese cabrón se te acerque ¿Vale? No permitiré ni que te mire.

Estar en los brazos de Trent me hace sentir bien, muy pero que muy bien. Es mi bálsamo para las heridas, él siempre consigue hacerme sentir mejor.

—No quiero que te metas en problemas por mi culpa... —digo alzando el rostro para mirarlo.

Trent lleva una de sus manos a mi mejilla y me acaricia el pómulo con el pulgar, siento como me sonrojo y mi piel se eriza ante su contacto.

—No te preocupes osito, no pasará nada, te lo prometo. —Me tranquiliza con su característica confianza y después, me besa la frente.

Le sonrío en contestación porque quiero creerlo de verdad pero después del comportamiento de Matt dejándome una nota en mi cuarto... Lo veo difícil.

***

—¿Al final os quedáis aquí a cenar? —Pregunta Desiré. Estamos sentados en la cocina después de ayudar a su madre a hacer la cena.

—Sí —contesto.

—No —responde Trent al mismo tiempo. Madre e hijo me miran extrañados. Siempre cenamos en mi casa, y ahora que estamos juntos podríamos estar solos allí, pero no quiero estar en mi casa de momento, prefiero quedarme en casa de los Mctavish.

El día que nos enamoramosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora