Capítulo 28

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Tylwyth

Sé que Trent no es muy dado a pedir permiso, pero creo que se hace a la idea de qué ha pasado con Matt y por eso me lo pide. Este hombre es lo mejor que me ha pasado en la vida y siento que mi mundo se recompone un poco más ahora que está conmigo de todas las formas posibles. Quiero decirle que no tiene que pedir nada, que mis labios son suyos, que mi corazón es de él, que toda yo soy suya.

—Puedes —digo sin pensarlo—. Pero si me besas no solo querré un beso, los querré todos.

—Me parece justo. —Trent me dedica una dulce sonrisa que me provoca un escalofrío de placer.

Siempre me he preguntado cómo sería un beso de Trent, cómo serían sus labios contra los míos... He soñado con esto muchas veces y por fin se va a hacer realidad, voy a besar a mi mejor amigo.

Trent me alza el mentón y me acaricia los labios con el pulgar mirándome a los ojos, como si no pudiera creer que está apunto de besarme.

—Echaré de menos tu mirada suplicadora de besos —bromea y yo rio.

—Que tonto, yo no tengo esa mirada.

—Sí que la tienes, pero me encantará ver como se convierte en una mirada de: "no puedo vivir sin tus besos ahora que los he probado". —Reímos. Amo la forma en la que me hace reír, la manera que tiene de hacerme sentir especial y provoca en mí la sensación de que a su lado, soy invencible.

—¿Pero cómo puedes ser tan creído? ¿Quieres besarme de una vez? —le reprocho sonrojada.

Mis labios hormiguean cuando Trent acerca su rostro y acaricia mis labios con los suyos, muy suavemente, una leve caricia. No lo soporto y ahogo un gemido. Él me dedica una sonrisa de medio lado que provoca una descarga por todo mi cuerpo. El anhelo por besarlo es grande y mi pulso retumba en mis oídos.

Y entonces sucede, Trent me lame el labio y se me escapa otro ruidito de súplica, él emite un gruñido y se hunde en mis labios. Creo que voy a desmayarme, es un beso apasionado y mágico, he soñado muchísimas veces con ello y ahora que está sucediendo, es mil veces mejor, no, infinitas veces mejor. Alzo las manos y las apoyo en el duro pecho de Trent que se mueve agitado, me aferro a su cuello. No puedo pensar en nada, mi mente se ha nublado, solo soy consciente de los labios de Trent arrasando los míos. No quiero parar, no quiero despegarme jamás. Nuestras lenguas van al encuentro de la otra y se funden. Trent gruñe y tira de mi cuerpo para juntarnos lo máximo posible. Siento su calor y su dureza, gimo presa de la excitación. Acaricio su cuello y subo por su cuero cabelludo, Trent suelta otro gruñido de placer cuando tiro de su pelo para apretarlo más a mí.

De repente se escucha la puerta de entrada y las voces de los padres de Trent, han vuelto demasiado pronto, se supone que no estarían de vuelta hasta bien entrada la noche. Ambos nos separamos con brusquedad y Trent maldice por lo bajo. No puedo evitar echarme a reír por la situación.

—No te rías, joder, mis padres aquí y yo con una erección que no puedo con ella.

—Vale, ve a la ducha, yo los distraigo —digo sonriendo yendo hacia la puerta.

—No, quiero más de ti —me susurra al oído abrazándome por detrás. Después deposita un suave beso en mi coronilla.

—Yo también —afirmo girándome entre sus brazos, alzo el rostro para besarlo.

—Te amo osito —me confiesa una vez más. No puedo evitar ruborizarme y escondo el rostro en su pecho.

—Te amo Trent —digo feliz haciéndolo por primera vez, me encanta como suena y le doy un beso en el pecho.

El día que nos enamoramosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora