Capítulo 46

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Trent

Me repito una y otra vez que lo que estoy haciendo no es nada sexual, pero mi cuerpo no hace caso y al parecer, el de Tyl tampoco a juzgar por cómo se le ha acelerado la respiración y por como no pierde detalle de las caricias que le doy "sin querer" por sus piernas. Lleva unas braguitas negras normales, pero que en ella parecen la cosa más sexy del mundo, y entonces recuerdo su sabor, Dios, cuánto deseo probarla otra vez.

Trago saliva cuando Tyl emite un ruidito.

—Perdón ¿Te he hecho daño? —Le pregunto mirándola a esos maravillosos ojos verdes que siempre me tienen cautivo.

—No... —Está preciosa, sonrojada y con las manos en el pecho, mirándome como si yo fuese lo único que ella necesita, soy un jodido cabrón con suerte.

Cuando la vi caerse antes, en la calle, supe que me había visto con esa chica de la que ya ni recuerdo su nombre, que había visto cómo intentaba besarme. Se me cayó el mundo encima viéndola huir así de mí. De verdad que no sé cómo llegó esa chica a tal conclusión, simplemente fui amable y pensé que al despedirnos quería darme un beso en la mejilla a modo de agradecimiento, pero no se dirigió a la mejilla, por suerte reaccioné a tiempo y me aparté, pero Tyl no vio eso. Dios, aun me siento fatal por ello, y ha sucedido en el momento menos oportuno, cuando Tyl más me necesitaba. Y no me lo voy a perdonar en la vida haberle hecho daño, es lo que más he temido desde que hemos dado el paso.

Pongo toda mi concentración en curarle la herida, no parece muy profunda, y ya no sangra. Pero el dolor que le he causado a Tyl me está matando, no me la merezco.

—Listo, a ver, no soy médico pero creo que con esto debería bastar —bromeo porque es lo mejor que sé hacer y ella ríe. Verla sonreír alivia un poco mi alma, siempre lo hace, cuando estoy con ella puedo sentir que soy realmente importante para alguien.

—Gracias.

—No me las des, ha sido culpa mía osito. —Le doy un beso por encima de la rodilla herida y siento como ella se estremece. Me desea y me encanta que me lo demuestre.

—No lo ha sido, es mía, por ser tan torpe siempre.

—Pues entonces ha sido un empate. —Le sonrío sin poder evitarlo, estar al lado de Tyl siempre es sinónimo de felicidad, no sé qué haría sin ella, si la pierdo alguna vez... no quiero ni pensarlo—. ¿Cómo estás? —Le pregunto cogiendo un pantalón de chándal de mi armario para que no le roce y esté cómoda. Se lo coloca mientras ordena sus pensamientos, y después me siento con ella en la cama.

La cojo de la mano sin poder evitar tocarla.

Necesito saber qué pasa por su cabeza, qué es lo que la angustia y porque me ha estado esperando con el frío que hace fuera en la calle. Me duele el corazón cuando ella cambia su expresión a una de angustia.

—Ha sido horrible Trent, mi madre me ha confesado que mi padre está muerto, y no solo eso. —Tyl coge aire y algo dentro de mi se remueve cuando pronuncia esas palabras. Sé lo importante que era para ella poder encontrar a su padre algún día, siempre ha deseado que apareciera y comprendo cómo puede llegar a sentirse ahora que sabe que no va a suceder jamás.

Cuando acaba de relatar todo lo que su madre y Richard le han contado, me quedo en silencio sin saber qué decirle, así que me limito a limpiarle las lágrimas y a atraerla hacia mi pecho y abrazarla con fuerza. La sostengo mientras llora de dolor herida por el secreto que le ha ocultado su madre. Saber que su padre nunca la quiso la ha hundido, y yo solo deseo poder sentir todo ese dolor por ella.

Tylwyth

Salgo de un profundo sueño, y por un segundo pienso que todo lo ocurrido esta tarde ha sido una maldita pesadilla, pero no, el dolor de mis ojos de lo mucho que he llorado sigue latente. Un cálido pecho respira bajo mi mejilla, Trent. Me he quedado dormida llorando sobre él mientras me daba palabras de consuelo, también ha susurrado muchos "te quiero" mientras me desahogaba, y con eso mi corazón ha empezado a sentirse un poco mejor.

Miro la hora en el reloj de la mesita y puedo ver que son las diez de la noche, la verdad es que no quiero volver a casa pero al menos debería avisar a mi madre para que no se preocupe. Que en estos momentos no me apetezca estar con ella no significa que no la quiera, por lo que no es mi intención hacer que se preocupe. Me incorporo para coger el móvil que está en la mesita intentando no hacer movimientos bruscos para no despertar a Trent. Sin querer me quedo mirando su rostro a medio camino de coger el móvil, y de repente, eso pasa relegado a un segundo plano y me centro en el hombre al que amo. Realmente esto está ocurriendo, él me quiere, me lo ha demostrado infinidad de veces y no puedo estar más feliz por poder contar con él, a ver, siempre he podido contar con él, pero ahora es diferente. Hay veces que esto aún me parece un sueño.

Sin tan siquiera pensarlo le doy un suave beso en los labios, solo porque puedo, porque es mi novio y nos queremos. Rio como una tonta y después cojo el móvil para enviarle el mensaje a mi madre.

—¿Qué me das a cambio de otro beso? —Murmura Trent con una voz ronca de dormido, yo sonrío aún más.

—Vaya, con un beso he despertado al bello durmiente. —Rio.

—Ja ja ja, muy graciosa. Pero en serio, quiero otro. —Me mira con una sonrisa de par en par y no puedo más que negar con la cabeza y volverlo a besar.

Esta vez Trent no deja que me escape y me coge de la nuca intensificando el beso. Me siento atrevida y con mi lengua lamo sus carnosos labios. Trent los abre para mí y nos fundimos en un beso apasionado. Enredo una de mis piernas entre las suyas y noto como su dureza se clava en mi muslo. El calor de mi cuerpo se intensifica, me muero de ganas de acariciarlo, de saborearlo, de que esté dentro de mí.

Trent gruñe de excitación cuando rozo su entrepierna y en un movimiento me posiciona bajo él. Corta el beso para deshacerse de su camiseta y dejar al descubierto su musculoso cuerpo y vuelve a besarme. No pierdo tiempo y acaricio su ancha espalda y su duro y definido abdomen y me dirijo a mi parte favorita: el cuello, aún no me explico porqué, pero es tan viril que me excita. Además, me gusta saber que eso también excita a Trent, y él me lo corrobora cuando presiona su erección contra mi suave sexo. Lo siento a través de la tela duro y muy grande, caliente. Ambos gemimos.

Pero entonces nos obligo a detenernos.

—Espera, espera, siento cortar el rollo y créeme que no quiero pero tengo que avisar a mi madre de que estoy aquí, no quiero que vuelva del trabajo y se piense que me he fugado o algo así. —Le doy un beso en el hombro.

—Date prisa —me urge con una voz ronca que me atraviesa el cuerpo, saber que me desea con esta intensidad me hace vibrar. Trent me besa el cuello y yo rio mientras desbloqueo el móvil.

Mi corazón deja de latir un segundo, tengo un mensaje en el correo electrónico. Trent se detiene al percibir el cambio en mi cuerpo.

—¿Qué pasa osito? —Su voz suena preocupada pero yo no puedo dejar de leer la procedencia del mensaje.

—Es la resolución de mi beca ¿Te acuerdas? —Susurro. A inicios de año solicité una beca para acabar mi último curso fuera del país.

—¿Te la han dado?

—No lo sé. —Lo miro a sus preciosos ojos marrones, ahora del color del chocolate más puro. Si me la conceden, es una mera conjetura porque hay cientos de personas que se han presentado y son mejores candidatos que yo, pero si me la han concedido, voy a estar un curso fuera, lejos de Trent. Por una parte ahora mismo me iría genial, pues necesito tiempo para procesar las mentiras de mi madre y todo lo relacionado con Jared y Richard, pero luego está Trent... No quiero dejarlo.

—Pues a qué esperas ¡Léelo! —Me insta mientras se sienta a mi lado en la cama y me da un suave beso en la comisura de los labios.

Cojo aire y con los dedos temblorosos abro el mensaje. 

El día que nos enamoramosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora