Unos visitantes inesperados 7 (primer encuentro con el sucesor)

140 16 3
                                    

Pasado unos minutos, el de armadura rosa decidió llevarse a su versión joven y a Ao Bing de ahí a la casa de Macaque, pues vio como el joven dragón comenzaba a sentirse sofocado por el calor del lugar.

Los dos monos se quedaron platicando con DBK, pues tenían la esperanza de que él o su esposa supieran como regresar a los más jóvenes a su mundo.

Lamentablemente, no sabían que podría ayudarlos a regresar a casa, desilusionados, los monos místicos se fueron de ahí.

Red Son veía atentamente a sus padres, estos se veían preocupados y tristes por no poder ayudarlos.

—Madre, padre. ¿Creen que ellos estén bien en un mundo que no es el suyo? —preguntó con preocupación el de cabello rojo, sus padres lo vieron con tristeza.

—No lo sabemos, pero hay que buscar alguna manera para que vuelvan a casa.

—Sí, tal vez en algún pergamino u objeto. Honestamente, nunca había escuchado de viajes dimensionales. Además, está esa extraña sensación que ambos percibieron, es desconcertante.

—...entiendo. Los ayudare a encontrar algo que pueda ayudar —habló con determinación el de gafas oscuras a sus progenitores, estos sonrieron complacidos por las palabras y determinación de su hijo.

Macaque y Wukong se encontraban cerca de la casa del primero, pues querían hablar un momento a solas.

—¿Crees que encontremos la manera de devolverlos a su mundo? —preguntó el mono de la mente.

—No lo sé, ya escuchaste a DBK y a la Princesa Iron Fan. Nunca ha habido testimonio alguno de esto, ¿cómo podemos devolverlos si ni ellos saben que fue lo que lo provocó en primer lugar? —cuestionó el domador de sombras con tristeza, su cola demostraba lo desanimado que estaba por aquella situación.

El de pelaje dorado puso una mano sobre el hombro del de pelaje oscuro, tratando de brindarle algo de confianza.

—No importa cuanto tardemos. Encontraremos la forma de regresar a esos niños a su hogar —sonrió con confianza el de ojos rojos y pupilas doradas, el de seis orejas sonrió.

—Esperemos que sea pronto, no sabemos que les pueda pasar. ¿Recuerdas que MK mencionaba algo parecido en sus sueños?.

—Claro, ¿cómo olvidarlo?, estuvo un tiempo con esas enormes ojeras que lo hacían parecer mapache...¿crees que "Yami", nos pueda ayudar?.

—Pues lo dudo, MK ya no la ha mencionado desde hace unos días, lo último que supimos es que trataría de solucionar sus problemas de ese tipo de sueños. Supongo que lo logró y por eso, él ya no sabe nada de ella.

—Nos serviría algo de ayuda —soltó el de ojos rojos y pupilas doradas, el de seis orejas solo asintió.

Ambos monos comenzaron a caminar a la casa en el bosque. Comenzaba a anochecer y tenían que buscarles un lugar para dormir a ambos príncipes.

—Por cierto —llamó Wukong —¿no se te hace conocido ese apodo?.

—¿El de Yami? —el dios asintió— ...sí, ¿qué hay de tí?.

—También, no sé porque, pero siento como si en algún momento dado la hubiera conocido, no con el nombre de "Yami" claro está.

—Pensé que era el único que sentía esa sensación. Cuando percibi el aroma de esas flores, me recordó a...cuando estaba...

—Es raro...ese aroma yo las recuerdo muy vagamente cuando morí por primera vez, también recuerdo ese aroma en una chica que conocí en el pasado, junto a un chico. Honestamente no recuerdo sus rostros, pero recuerdo que mi maestro me dijo que ellos abrieron una puerta para expresarme o sentir cariño por los mortales.

Monkie Kid: El Efecto MariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora