Ancestros

91 11 6
                                    

Yami abrió los ojos, su respiración era irregular, estaba sudando y temblaba un poco, miró hacia la ventana, todavía era muy temprano para despertar al castaño, así que solo se acerco a aquella ventana observando el cielo oscuro y estrellado, soltó un largo y cansado suspiro.

—Odio las pesadillas...los recuerdos —miro sus manos atentamente, seguía temblando— ...monstruo...ellos eran los monstruos, no yo —dirigió nuevamente su mirada a la ventana para poder seguir viendo un rato más el cielo estrellado, las imágenes seguían muy frescas en su memoria, nuevamente suspiro y salió de la posada, daría una vuelta rápida al lugar antes de seguir su viaje, necesitaba despejarse para poder seguir adelante.

Al salir el sol, el sucesor se levantó más temprano de lo que solía levantarse, se le hacía un poco extraño dormir sin su pequeño mono de peluche, al mover un poco su mano, se percato de que ese monito estaba a su lado.

—¡Momo!, ¿cómo llegaste aquí?.

—El señor Pigsy dijo que te gustaría traerlo contigo. Buenos días, por cierto.

—Buenos días, ¿ha estado contigo todo el tiempo?, ¿dormiste bien?.

—Respondiendo a tu primera pregunta, sí, recorde que lo traía en la noche, quería dártelo pero ya estabas dormido. Y la segunda, se puede decir que sí, no suelo dormir mucho —se rasco la nuca algo incomoda—. Bueno, vamos a desayunar y prepararnos para partir, alistate, iré a conseguir comida.

Disculpen, ¿ustedes son los niños que dejaron esos monjes? —preguntó una mujer joven de cabello castaño y ojos cafés.

—Sí, ¿que ocurre?.

Oh, lo que pasa es que el monje peludo nos pidió que les diéramos todo lo necesario para seguir su viaje, el desayuno estará listo en unos momentos, mientras tanto, pueden relajarse y conseguir todo lo que crean conveniente para su viaje. Aunque es extraño que dos jóvenes viajen solos.

—¿En serio?, yo lo veo de lo más normal, conoces personas y lugares que pocos han visto —respondió la de ojos ámbar.

Que envidia, quisiera conocer otros lugares fuera de esta aldea, pero no puedo, mi deber es estar aquí. Con su permiso —dio media vuelta la chica para irse, no sin antes darle una rápida mirada a MK.

—...parece que le gustaste.

—¡¿QUÉ?!.

—Tranquilo, solo desayunamos y nos vamos, así no tendrás que seguir enamorando a más chicas.

MK estaba completamente rojo de la vergüenza, se tapó la cara con ambas manos, por su parte, Yami soltó una risa por aquella reacción del de bandana roja, se le hacía tierno.

La azabache le acaricio la cabeza, tratando de calmarlo un poco.

—¿Por qué les gustó?.

—¿En serio lo preguntas?, eres un rayo de sol, eres lindo, valiente, un héroe, tienes buenos sentimientos e intenciones. Apuesto que tienes a muchas y muchos admiradores a tus pies.

—¿Tú no eres una de ellas?, ¿verdad?.

—Te admiro, pero no me gustas, te veo más como un buen amigo o un hermano. Además, soy muy mayor para tí. Algún día encontraras a alguien que te vea como realmente eres, no solo por tus títulos de héroe y sucesor, y, la persona que elijas, será la más afortunada o afortunado de tenerte a su lado. Claro que si te lastima, tienes a muchos de tú lado que le darían una pequeña lección de respeto hacia ti.

—No sé como sentirme al respecto.

—Afortunado, MK, afortunado de tener a muy buenos amigos que darían todo para protegerte.

Ambos siguieron platicando por un rato, MK guardo a Momo en la bolsa que la chica llevaba. Unos momentos después, la misma chica les fue a avisar que el desayuno estaba listo, ambos fueron directo al comedor, donde recibieron un plato de arroz y algo de beber.

Al terminar, ambos se despidieron de los posaderos, estos se despedian de ellos de igual manera, comenzaron a caminar con dirección a la salida de la aldea, al estar cerca de esta, una voz femenina y joven los llamo, ambos voltearon confundidos, era la chica que les había tratado de hacerles platica con anterioridad.

Puedo...¿puedo hablar con el chico a solas?.

—¿Qué dices?.

—Prefiero que estés conmigo, no quiero estar solo.

—Ya lo oíste, chica, ¿qué ocurre?.

—...yo, bueno, yo...¡eres muy lindo!, ¡me gustas mucho! —soltó la chica.

MK dio, inconscientemente, una mueca de incomodidad, la sucesora lo vio atentamente.

—Yo, bueno, yo no, veras.

—Oh, que lastima por ti que sientas algo por él.

¿Disculpa?, ¿quién te crees que eres para decir eso?.

—Oh, nadie en especial, solo soy la que esta a cargo de su cuidado para llevarlo seguro a casa. Junto a su prometida, que por cierto, es muy linda, muy valiente y fuerte. Todo lo opuesto a tí-le dio una sonrisa gatuna.

—...¿estás comprometido?.

—...sí, de hecho, estamos a muy pocos días de llegar a su hogar. No es que te estemos mintiendo ni nada —carraspeo un poco, se le hacía un tanto difícil el mentir.

—Ya lo oíste, ahora, nos vamos —la azabache tomó de la muñeca al sucesor, alejándose de aquella chica, quien sólo los veía alejarse.

Ya algo lejos de la aldea, Yami soltó una enorme risa, mientras que MK se sentía un poco mal por haber mentido.

—Relájate, me sorprende que aún en este tiempo le llames la atención a los ancestros.

—¿Ancestros?.

—Ella es pariente de ella.

—¡¿QUÉ?!, ¿es una broma no? —preguntó con algo de temor en su voz, la de ojos ámbar al verlo lo pensó un poco, al final sonrió.

—Contigo no se puede bromear, solo quería ver tú expresión.

—No hagas eso, por favor.

—Ya, solo fue una broma de mal gusto, no volveré a hacerlo —dio una sonrisa nerviosa, MK se adelanto un poco, no le agrado del todo eso, Yami dejo de sonreír—. Ojalá hubiera sido una broma. Tienes muy mala suerte —susurro para si misma, comenzó a caminar para alcanzar al de bandana roja.

Una vez que estuvieron lo suficientemente lejos, ambos se detuvieron, MK se veía un tanto molesto por aquella "broma" y Yami simplemente se sentía mal por no haber guardado ese dato para sí misma.

—MK, perdón. No quise molestarte con eso, se que es algo delicado para ti, y con lo delicado no se juega. Te ofrezco una disculpa por mi mala broma.

—Hm...deja lo pienso.

—¡¿Lo vas a pensar?!, ¡¿tan mal actúe?! —estaba realmente preocupada.

—Sí, así es. Has jugado con mis emociones, oh, pobre de mí~ —canturreo, mientras hacía una pose dramática.

—Espera...¿estas, siendo dramático?.

—Noo, solo estoy siendo yo mismo~ —dio una sonrisa divertida.

—Oh... —Yami comenzó a reír a carcajadas, su risa contagió al sucesor, quien también se encontraba riendo de igual manera—. Caí en tu dramatismo.

—Sabía que caerias, nunca me habías escuchado ser dramático. Acepto tus disculpas, pero no vuelvas a jugar con eso.

—Entendido, no más bromas de mal gusto.

—Bueno, ¿nos vamos a la siguiente parada? —preguntó curioso, sin perdida de tiempo, Yami abrió aquel portal, ambos pasaron por aquel a su nuevo destino.

Monkie Kid: El Efecto MariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora