Una travesura

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Los cinco comenzaron a caminar en dirección hacia el mar, cosa que confundía a los otros tres, aún así no dijeron nada. Al llegar, las hermanas los voltearon a ver.

—Bueno, ustedes tres decidan con quien de nosotras dos quieren ir —habló Aurora, Yami estaba buscando una soga.

—¿Para qué la soga? —preguntó con temor y desconfianza Red Son.

—Oh, esto es una medida preventiva para ustedes, mientras estén cerca de alguna de nosotras, no les pasará nada, pero es mejor prevenir que lamentar —respondió la azabache—. Es mejor que dejes tus cosas aquí, no querrás que se mojen.

—Espera, ¿qué?. No, ¿qué tal si se roban mis cosas?.

—No lo harán, ¿ves esos perros? —Yami señaló a varios perros recostados, Aurora iba hacia ellos, al llegar a su lado, se inclino un poco, todos los caninos la voltearon a ver—. Mi hermana se encargará de que ellos resguardan tus cosas, no te preocupes, no les harán nada, simplemente las cuidarán.

—...¿es una broma?.

—Todos aceptan con gusto, con la condición de que de vez en cuando les demos algo de comer —la castaña tenía una enorme sonrisa en su rostro, mientras que los perros estaban a sus espaldas.

—Supongo que esta bien —habló MK.

Mei le quito sus cosas a Red Son y las dejo en un lugar adecuado, antes de que el pelirrojo reclamara algo, vio con asombro como cada can tomaba un lugar para poder proteger sus cosas, algunos estaban recostados, pero con la guardia en alto.

—¿Ya decidieron con quien van a estar? —preguntó la de ojos ámbar, sacando así de su asombro al chico.

—Yo estoy contigo —habló MK.

—Yo con Aurora, y Red Boy estará conmigo —lo abrazo por los hombros, el joven demonio no dijo nada.

—Muy bien, entonces, amarren la soga en sus cinturas, mi hermana y yo haremos lo mismo para quedar primeras.

—¿Cómo cuando se escala?. ¿De esa forma quieres que nos amaremos?.

—Exacto.

Sin decir más, todos se amarraron según habían quedado, una vez estuvieron todos amarrados, se acercaron a la orilla.

—Esperen, ¿qué piensan hacer? —los tres estaban nerviosos.

—Uno de nuestros juegos —sin más, ambas se aventaron, llevando consigo a los demás, quienes dieron un penoso grito por la sorpresa, al sentir una superficie humedad y fría abrieron los ojos—. No necesitaban gritar —habló Yami con aburrimiento, por su parte, la menor estaba muerta de la risa.

—Estamos...caminando en agua —habló sorprendido el sucesor, Mei daba leves saltos de emoción y el demonio trataba de estabilizarse al estar en pie—. ¿Cómo  es posible?.

—Es una explicación larga, pero la resumida es que es una habilidad cuando estamos juntas —respondió la mayor.

—Piensen en las arañas, son tan ligeras que no pueden romper la superficie del agua. Es algo similar —MK y Yami sintieron escalofríos por aquella comparación.

—Así es, ahora, traten de ponerse de pie y estabilizarse —le siguió la azabache después de unos segundos.

—¿Cómo planeas que hagamos eso? —cuestionó Red Son.

—No es tan difícil, miranos a nosotras. Solo traten de no ponerse tan rígidos, el movimiento del agua es constante, por lo que mayor resistencia mayor dificultad.

Los otros tres comenzaron a tratar de seguir los muy vagos consejos de ambas, una vez lograron estar de pie sin tambalearse tanto tenían que caminar, cosa que resultó un poco más fácil. Una vez dominado lo más básico, comenzaba el juego.

Monkie Kid: El Efecto MariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora