👾 D O C E 👾

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Osvaldo no había tenido oportunidad de hablar con Samy fuera de la escuela, la secundaria lo consumía demasiado.

Era la hora de receso y Valdo fue dispuesto en buscar a Samy.

Últimamente, no salía de las mesas donde estaban las canchas de fútbol y basquetbol, siempre sentada con un montón de chicas.

Y no se equivocó, la vio sentada y ella lo vio de regreso.

—Samy— llamo su atención.

Ella volteó a verlo, con cara seria se levantó de la mesa en dirección a él.

Admitía que se veía bonita, pero no era su belleza natural, no era la Samy de la que se había enamorado.

—¿Qué sucede, Valdo?

—Se puede saber por qué estás actuando así? - pregunto.

—¿Así cómo?— preguntó extrañada.

—No te hagas, Samy, tú no eres así, estás actuando diferente.

—No estoy actuando raro, así soy yo.— Se encogió de hombros, con indiferencia

—Si eres así, entonces dime ¿Por qué ya no Juegas fútbol?, ¿Qué pasó con los videojuegos?, ¿Las sudaderas que tanto te caracterizan?.

La joven puso una mueca triste y agacho la cabeza.

—Las personas cambiamos, Osvaldo. Simplemente cambié.

—No, no cambiaste, estás fingiendo ser alguien que no eres para encajar y no me gusta que estés haciendo eso, no merecen que cambies tanto para estar con ellas, son solo una bola de niñas huecas.

—Pues esta soy la nueva yo, te guste o ya no voy a cambiar, la gente me quiere así y si en verdad también me quisieras me aceptarías así y si no te gusta, pues lo mejor será que nos distanciemos.— contesto a la defensiva y comenzó a avanzar hacia la mesa con las demás niñas.

—Samy...— Dijo, para evitar que se fuera y esta volteó a verlo

—Soy Samantha, puedes decirme Sam, si quieres— sin más siguió caminando con su nuevo grupo de amigas.

EL MARIANA' S POV.

Estaba nervioso.

Me veía en el espejo, me había puesto una camisa de vestir negra, unos pantalones del mismo color, y unos tenis blancos. La neta yo, si tenía un ego alto, me veía guapo y lo sabía.

Peinaba mi cabello de lado, frente al espejo.

Iba a tener mi primera cita amorosa con Rivers.

Mi sueño de media vida se estaba haciendo realidad.

Una vez estuve listo, tomé las llaves de mi camioneta y bajé en dirección al estacionamiento.

Había rentado el restaurante más caro de todo Monterrey para solo nosotros dos, salió más caro de lo que pensaba, pero no me importó pagar todo eso.

Estuve lleno de nervios todo el camino a casa de Samy, cuando llegue el de recepción me dejó pasar, ya me conocía, así que sin problemas subí hasta su piso.

Con los nervios, las manos sudándome toque la puerta.

En un par de segundos, Rivers abrió la puerta y sonrió al verme.

Estaba preciosa, era lo que más me gustaba de ella, no necesitaba usar la ropa más extravagante, joyas ni kilos de maquillaje para verse hermosa.

—Neta, te bañaste, perro.— bromeo.

Atracción imposible  [Rivers X El Mariana] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora