👾 V E I N T I C U A T R O 👾

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Era el cumpleaños número 15 de Osvaldo, para festejarlo su mamá le había organizado una fiesta con todos sus amigos, no eran muchas personas, unas 15 más o menos, obvio entre ellos estaba Samy.

Estaban todos sentados al rededor de una mesa, la música sonaba en una rocola, todos hablaban y reían.

El círculo era pequeño, Samy como única mujer en él.

—Oigan, miren lo que me robe de la casa de mis papás.—Javier saco de algún lugar, una gran botella de tequila.

Samy y Osvaldo nunca en su vida habían tomado ningún tipo de alcohol.

—Mi mamá nos va a regañar, no le va a gustar.

—Osvaldo, son casi las 2 de la mañana, tu mamá y tus hermanos ya están dormidos.— Dijo Fabián.

—Solo será un trago cada quien, bueno, si no quieren tomar no lo hagan, nomas no le vayas a decir a tus papás.— Dijo Javier.

Samy volteó a ver a Osvaldo, con cara de fuchi.

—¿Quién va a querer un trago?— empezaron a festejar.

Todos estaban felices, se empinaban la botella de tequila, en un dos por tres la fiesta ya estaba mucho más animada, todos bailaban y reían, menos Samy y Osvaldo que seguían sentados.

—Se ve que se la pasan chingón.— dijo Samy.

—Sí, pero míralos, están hasta el culo de alcohol.

Samy estaba en una batalla consigo misma, desde la vez que el tipo de la fiesta le ofreció una bebida, su tentación había crecido bastante.

No había problemas, tenía permiso de quedarse a dormir en la casa de Osvaldo, así que no había pedos con que llegara a su casa borracha.

—Yo quiero un trago.— Se levantó velozmente de su lugar hacia donde estaban todos los demás.

Osvaldo la miro con cara de horror, presentía que algo de ahí no iba a salir bien.

Todos empezaron a aplaudirle y entonces tomó el primer shot de tequila en su vida.

Al inicio le quemo un poco la garganta, pero la sensación que vino después la dejo encantada.

Aproximadamente unas dos horas más tardes. Todos estaban por irse, Andrés no había tomado y él sería el que llevaría a todos a sus casas.

Samy estaba incontrolable, se reía por cualquier cosa y bailaba algo que ella nunca hacía.

En cuanto los demás se fueron y se despidieron, eran las 4 de la mañana.

Osvaldo fue en camino al patio para meter a Samy a dormir y poder deshacerse de esa botella de una vez por todas, al entrar encontró a la antes mencionada empinándose la botella, tomándose lo último que había.

Rápidamente, fue corriendo hacia ella para quitársela y arrojarla por la cerca.

—Y es suficiente, Samy, hay que dormir.— dijo levantándola de la silla, esta se tambaleaba y reía sin razón.

—Apenas empieza lo bueno, Valdo. Vamos a seguir tú y yo.— dijo con la voz entre cortada.

—No, ya es demasiado tarde, vamos a que te duermas, yo arreglare todo este desmadre.

—Bailemos antes.— tomo a Osvaldo de las manos y empezó a bailar de una forma muy extraña, este no le seguía la corriente.

—Ya, Samy, mañana bailamos, vamos adentro.— se pasó un brazo de ella por encima de los hombros para evitar que se cayera.

Atracción imposible  [Rivers X El Mariana] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora