👾V E I N T E 👾

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Samy se encontraba sentada en su pupitre haciendo unos apuntes, sus pies apenas tocaban el suelo, estaba tan concentrada, se estaban acercando los exámenes, por eso se quedaba los descansos en el salón para poder avanzar a los deberes.

Estaba tan concentrada en su libro de historia cuando escucho unos pasos avecinarse.

—Samy, que bueno que estás aquí.— Dijo su mejor amigo, suspirando, agitado, en tono aliviado.

—¿Qué paso, Wey?— pregunto la joven, confundida levantando la vista de su libro.

—No adivinas lo que me acaba de pasar.— gotas de sudor corrían por su frente, pero ni eso le borro la gran sonrisa que se formó en su rostro.

—¿Qué paso?, cuenta— ahora ella también sonreía.

—Te acuerdas de Adriana?, la de la fiesta.— preguntó y ella asintió aceleradamente—pues después de la fiesta seguimos hablando y se disculpó por lo del accidente, nos hicimos buenos amigos y ahora— dejó inconclusa su oración.

—¿Y Ahora qué?— cuestionó, intrigada y ansiosa.

—Bueno, ahora es mi novia.— dijo entusiasmado.

La sonrisa en la cara de Samy se desvaneció de golpe y en su lugar una mueca un poco discreta de desagrado la sustituyó.

—¿Estás bien?—preguntó con el ceño fruncido.

—Si, claro que estoy bien, estoy feliz por ti, cabrón.— Mintió.

Un sentimiento raro de repulsión y asco se empezó a formar en su estómago. No sabía el porqué no le gustaba para nada la idea de ellos dos juntos, no conocía a la chica, no tenía razones por las cuales tenerle el desprecio que le tenía.

—¿Por qué tienes esa cara?— pregunto, rompiendo sus pensamientos.

—No, por nada, la noticia me cayó de golpe, estoy muy feliz por ti, Valdo— intentó una sonrisa.

—Qué bueno, Samy, eres mi mejor amiga y tu opinión me importa mucho. — le dio una abrazo, el cual no respondió y se fue corriendo.

Y Samy se quedó ahí, sola pensando en lo que la había dicho Osvaldo, unas extrañas ganas de llorar la invadieron sin razón alguna, al igual que esa extraña molestia en el estómago que no se iba, se sentía confundida, no sabía por qué se sentía así y todo a raíz de ello que le había dicho Osvaldo.

RIVERS' S POV.

—Buenas tardes, me da un ramo de rosas, por favor— Pedí a la señorita que estaba atendiendo en la florería

—Claro, ¿de cuántas flores sería?— Pregunto, empezando a armar el ramo.

—Serían 100, rosas rojas, por favor.

—Por supuesto.— dijo con una sonrisa.

Tras de eso entro a lo que pareció ser la bóveda en la que tenían todas las flores.

Mi plan era llevarle un enorme ramo de flores a Mariana para pedirle perdón, ayer después de hablar con Alex ya no tuve tiempo de venir, así que a primera hora me levanté para comprarle las flores y pedirle perdón.

Ayer no recibí ningún mensaje de su parte, estuve a punto de mandarle yo, pero preferí darle tiempo.

Iría a su casa a dejarle el ramo de flores e intentar pedirle perdón.

Pasaron aproximadamente 20 minutos, estaba parada en la recepción de la florería cuando vi a la muchacha entrar con un hermoso y gigante ramo de rosas, con un papel negro decorándolo, llevarlo sería más complicado de lo que pensé.

Atracción imposible  [Rivers X El Mariana] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora