8. caricias en el cabello.

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Benlos:

Benjamín • Carlos de Vil.

—Este lugar es maravilloso

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—Este lugar es maravilloso. —Carlos de Vil, acostándose en la manta sobre el césped, menciona con una sonrisa. Ben le había invitado a un pequeño e improvisado picnic al regresar de una reunión política en otro reino, alegando que sería agradable pasar un poco de tiempo sólo entre ellos. Se habían vuelto amigos bastante cercanos, así que Carlos aceptó sin problemas. Sin embargo, le sorprendió el lugar al cual le invitó, un prado hermoso y despejado donde podían ver el atardecer. Si Carlos fuera ingenuo (que a veces lo era) pensaría que es el lugar perfecto para una primera cita. Sin embargo, aquello sólo era un deseo personal de su parte. Sabía que eso nunca pasaría. Luego de Mal, Ben no volvió a salir con nadie más, la mayoría estaba esperando a que regresaran. Y Carlos no quería ser un mal amigo, pero a veces deseaba que eso nunca pasara. Le gustaba Ben, le gustaba mucho.

—Lo descubrí cuando era apenas un niño. —Ben, sentándose a su lado, mira hacia el atardecer con una sonrisa, recordando el pasado. Carlos le ve desde su posición, disfrutando como la suave luz ilumina su rostro. —Parece-

—De un cuento de hadas. —Carlos termina por él, lo que se gana una sonrisa del príncipe. Es lindo, es la toma perfecta para una foto. Carlos se molesta de no poder capturarlo.

—Si, así es. —Benjamin le da la razón, manteniendo la mirada sobre Carlos.

En un pequeño impulso de valor, Ben lleva la mano al cabello de Carlos, quien se sorprende pero no dice nada ni se aparta. El príncipe aprovecha la aceptación silenciosa para comenzar a acariciar el cabello de su amigo, disfrutando la suave sensación entre sus dedos. —Me gusta. —dice sin apartar la mirada de los mechones blanco y negro.

—¿Mi cabello? —es una pregunta tonta, es obvio que a eso se refería Ben, pero Carlos no puede evitarlo.

—Si... —Ben responde, pero luego aprieta sus labios como si quisiera decir algo más pero no estuviera seguro de hacerlo.

—¿Qué ocurre? —Carlos gira su cabeza completamente en su dirección, mirándole desde abajo con sus hermosos ojos color chocolate, su rostro lleno de pecas y su cabello desarreglado. Es adorable, Ben no puede ocultarlo más.

—Me gusta tu cabello. —dice. —Y tú. —finalmente confiesa, pasando su mano de estar acariciando el cabello de Carlos, a dar una caricia a su rostro, delineandolo antes de apartarse.

—Ben... —Carlos de Vil, el hijo de un villano, conocido por su inteligencia y agilidad, se queda completamente sin palabras.

—Me gustas, Carlos. —Benjamin dice con seguridad, mirando directamente a los ojos de Carlos, quien los agranda ligeramente por la sorpresa. Entonces la valentía del príncipe se desvanece un poco, sintiendo como su corazón quiere salir por su boca —¿Podrías... —duda. —...salir conmigo? —pero lo dice.

—Si. —Carlos, sin moverse, sin creer que ese momento es real, responde sin pensarlo. Es lo que siente, es lo que quiere, es lo que siempre ha deseado desde que se dió cuenta cuánto le gusta Ben. —¿Es esto real? —se le escapa preguntar, lo que se gana una pequeña risa de parte de Ben, quien sin pensarlo se inclina sobre él.

—Lo es. —susurra demasiado cerca de su rostro, paseando la mirada entre sus ojos y sus labios. Carlos sigue sin poder creerlo, pero su cabeza se gira suavemente hacia la de Ben, cerrando los ojos en una señal que el príncipe logra entender de inmediato. Cerrando el espacio entre ellos, Ben lo besa. Y a Carlos no le importa si es un sueño, si es magia o una simple ilusión, piensa disfrutarlo al máximo.

Pero eso es real, es tan real como Ben y él, se siente en sus labios unidos, en la forma en que se mueven, la calidez y el sonido que hacen. Carlos lleva las manos a los brazos de Ben a sus lados, mientras que el príncipe se toma el atrevimiento de recostarse más sobre él, llevando una mano a su cabello para volver a acariciarlo.

Carlos debe separarse del beso en busca de aire, llevando su cabeza hacia un lado, viendo inesperadamente el final del atardecer. No puede creer lo que está pasando, lo que están haciendo. —Si, esto es real. —susurra sin aire. Deslizándose hasta quedar acostado al lado de Carlos, Ben se ríe de él, pero también lo hace porque se siente avergonzado de si mismo. Nunca había sido así de intenso con ninguna de sus anteriores parejas, sólo Carlos lo hace sentir así de ansioso.

—¿Deberíamos volver? —pregunta cuando la luz del sol se ha ido por completo, sentándose en la manta.

—¿No podemos seguir besándonos? —Carlos pregunta de una forma inocente, sorprendiendo a Ben, quien sonríe de forma divertida antes de acercarse para darle a Carlos un beso en su nariz.

—Por supuesto. —concede. —¿Vamos a mi habitación? —lo dice sin pensar, no lo hace en el sentido que el rostro de Carlos le demuestra cree lo hizo.

—Eso... es demasiado pronto. —De Vil, con la cara tan caliente como el fuego, dice de manera nerviosa.

—¡No! —Benjamin se alarma. —¡No lo decía así! —intenta explicarse. —No quiero acostarme contigo. —luego nota que eso no sonó bien. —¡Es decir! —vuelve a ponerse demasiado nervioso. —¡Por supuesto que quiero!, me gustas en todos los sentidos... Pero... ¿No en este momento? Quiero decir, cuando tú te sientas listo, cuando ambos-

La estridente risa de Carlos le detiene, haciendo que se sienta tan avergonzado que vuelve a caer al lado del pecoso, cubriéndose el rostro con las manos. —Eso salió mal.

Carlos, notando el estado de Ben, se gira para poder verlo con mayor claridad a través de la oscuridad. —No. —le tranquiliza llevando una mano a su cabello, acariciándolo de la misma manera en que el príncipe lo hizo. —Ha salido perfecto. —observando entre sus dedos, Ben ve a Carlos sonreir de la manera más hermosa que ha visto.

Es cierto, nada de ese día ha salido mal.

Flufftober. [Multishipp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora