Capitulo Quince.

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Dandole una gran mordida al pastelito en su mano, Damon saboreó el esponjoso sabor de la crema en el interior cuando estalló sobre su lengua, la cosa parecía ser aun más sabrosa con el conocimiento de que Malcom se los había prohibido. Empujando el resto de la pegajosa masa en su boca, tomó un sorbo de su café, extendiendo la mano por la mesa para alcanzar la bonita caja violeta, que su padre había comprado, y que contenía el resto.

Con un suave movimiento, su padre golpeó la parte superior de su mano, logrando que la apartara rápidamente—. Termina de comer el que esta en tu boca antes de tomar otro —aleccionó—. Ten un poco de modales al comer, yo te enseñé mejor que eso.

Frotando la mano golpeada, masticó y tragó el resto del pastelillo—. Lo siento, papá.

Bebiendo de su propia taza de café, Drew esperó hasta que estuvo seguro de que Damon había eliminado el pastelillo antes de empujar la caja hacia él—. Come otro, pero deja algo para tus hermanos.

—Pff, esos bastardos seguramente esten llenandose de comida chat- —se detuvo a mitad de tomar un pastelillo y miró a su padre con los ojos abiertos de par en par—. ¿Como sabes que ellos estan por aquí?

Drew sonrió y sus ojos brillaron, líneas de la edad marcando el contorno de los mismos. De los tres hermanos Baker, Damon era quién más se parecía a su padre de matriz. Mismo color de castaño cabello claro, ojos verdes y sonrisa contagiosa, la única diferencia era la delgada y pequeña complexión del mayor que combinaba con sus rasgos suaves y delicados. Aun así, seguían pareciendose muchisimo.

—He sabido que estan aquí desde hace un mes. Adoro a mis hijos, pero ninguno de ustedes se ha destacado nunca por ser una mente brillante. —dijo finalmente, dandole un sorbo a su taza.

—Auch —hizo una mueca, tomando el pastelillo—. No somos genios cientificos, pero tampoco somos-

—Tus hermanos usaron el telefono de tu casa para llamarme y reportarse. —lo interrumpió, sacudiendo la cabeza con una sonrisa—. Los tontos seguían hablandome como si aun estuviesen en Australia.

Damon hizo un gesto de dolor—. Esos idiotas —masculló—. ¿Por eso estas aquí? ¿Para enfrentar a ese par de tontos?

—En parte, tus hermanos necesitan un escarmiento —admitió—. Pero es obvio que ellos no son los únicos.

—¿Uh?

—No has llamado en tres semanas y como veo que aun sigues aquí, respirando, me pregunto, ¿que te ha tenido tan distraído últimamente como para olvidar que prometiste a tus padres, que llamarías al menos una vez por semana para tranquilizar sus mentes de que sigues vivo y que el bendito boxeo no te ha llevado a la tumba aun?

Frunció el ceño—. El boxeo no va a matarme.

—No, seguramente lo haré yo con mis propias manos si te atreves a intentar desviar el tema de conversación de nuevo —dijo, inclinandose hacia adelante, sobre la mesa, vio directamente sus ojos—. ¿Que has estado haciendo, Damon?

—Tengo casi treinta años —le recordó con mala cara—. No creo que tenga que darte un resumen de lo que hago, soy un adulto.

—Un adulto que va a recibir una zurra en los próximos cinco minutos si no comienza a hablar —le gruñó en respuesta. Cuando Damon puso una expresión obstinada y desvió la mirada, Drew se inclinó y lo golpeó directo en la frente—. No te pongas la etiqueta de adulto si vas a actuar como un bebé, quita el puchero.

Chupando su labio dentro de su boca, infló sus mejillas.

Drew lo miró por un momento antes de rodar los ojos—. Mira, no estoy intentando controlar tu vida. Entiendo completamente que tu y tus hermanos ya son adultos y pueden hacer lo que a ustedes les plazca con su tiempo y con su existencia en general —dijo—. Pero teníamos un trato, y tu lo rompiste. Y cuando tu rompes una regla, es porque hiciste algo realmente estupido que debe ser solucionado. Así que, ¿por qué no comienzas a hablar para que yo pueda comenzar a hacer un control de daños y pensar la manera de evitar tu otro padre se entere?

Una parte de mi |Blue/Damon|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora