Algunas semanas después...
Viajar en autobús con casi cinco meses de embarazo, no era tan divertido como Blue había creído que sería. Por supuesto, él no había tenido que ir de pie, sosteniendose con las uñas de uno de los asientos mientras se aferraba al manoseado tubo, que apenas le daba el agarre suficiente para mantener el equilibrio. No, un sonriente adolescente había estado feliz de cederle su asiento en cuanto vio la curva notable de su abdomen que cada día crecía más y más.
Y eso habría sido realmente suficiente, él estaba cómodo, sentado allí sin preocuparse de ser aplastado entre los demás pasajeros o corriendo el riesgo de caer sobre su culo ante una brusca frenada del chofer. En realidad, eso debería haber hecho todo perfecto.
De no ser por las nauseas.
Las malditas bastardas habían desaparecido hacía meses, al menos habían dejado de aparecer en las mañanas y Blue se había sentido malditamente feliz de no tener que devolver su desayuno cada día. Y no recordaba haber tenido nauseas por tomar el transporte público jamás, había estado subiendose a las malditas cosas desde que era un adolescente, ¿por que ahora, repentinamente, se sentía tan malditamente mareado e indispuesto con solo mirar a través de la ventanilla?
Pasandose una mano por el rostro, recorrió mentalmente el camino que debía hacer hasta su destino y dejó salir un suspiro. Él podía hacer esto, solo eran diez minutos más, podía hacerlo. Si él se veía en la obligación de bajar y llamar a alguien para ir por él, entonces tendría que ceder a la insistencia de Damon de conseguirle un chofer, su orgullo e independencia quedarían destruidos con eso. Él no quería depender de otra persona para moverse, él podía subirse a un bendito autobús y hacer el viaje por su cuenta. Él jodidamente podía.
Una nueva ronda de nauseas lo golpeó e intentó respirar a través de ellas, recordandose a si mismo la razón por la que estaba haciendo aquel viaje. Damon. El castaño se había convertido en alguien tan malditamente importante para él en tan corto tiempo, que había estado dispuesto a subirse al autobús de la muerte y hacer un viaje de veinticinco minutos, soportar las nauseas y los mareos, solo por ver su estupido rostro. Y esperaba malditamente que fuese un estupido y feliz rostro, porque sino podía llegar a golpearlo.
En los poco más de dos meses y medio en que habían sido novios, ellos se habían vuelto realmente unidos. Blue debía aceptar que había estado aterrado al principio, había tenido novios antes, pero la relación con Damon se había dado tan natural, habían llegado a niveles en los que él jamás había estado antes y eso lo asustaba. Él era independiente y solitario por naturaleza, sus anteriores novios habían estado bien con eso, ellos tenían sexo y decían que eran pareja, y les había bastado.
Esto... esto era totalmente diferente.
Damon era una constante. Siempre estaba allí, se movía a su alrededor como si estuviese completamente acostumbrado a la cambiante y erratica conducta de Blue, era un apoyo silencioso cuando necesitaba uno y decia las palabras correctas en cada situación. Lo hacía reir, pero también lo dejaba llorar cuando era inevitable, pero jamás lo abandonaba. Se sentía bien, correcto, y sin darse cuenta, Blue se había acostumbrado a su presencia, confiaba en que al mirar a su lado, siempre encontraría a Damon allí.
Se estaba volviendo dependiente de Damon, y eso era algo aterrador para él.
Quería huir, su primer instinto al ver lo serio que era todo, había sido correr lejos y lo más rápido que pudiese. Pero Damon no se lo permitió, con su dulce cuidado y su esfuerzo en convertirse en el mejor prospecto de padre que pudo haber logrado, el castaño lo detenia. Y cada día, se decía que iba a dejar que continuara un día más y luego terminaría todo, pero eso era una mentira enorme y él lo sabía. Damon se había metido justo bajo su piel y ahora ya no podía hacer nada para sacarlo.
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Una parte de mi |Blue/Damon|
FanfictionLibro #4 de la saga "Tu mirada". Pareja: Dylan Hemmings/Damon Baker.