Capitulo Veintisiete.

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Sacudiendose suavemente, Blue intentó deshacerse de los sonidos que comenzaban a filtrarse a través de su inconciencia, queriendo aferrarse por un momento más a la oscuridad que lo rodeaba. Pronto fue obvio que eso no iba a suceder, el murmullo suave y constante a su alrededor se volvió más y más claro a cada momento que pasaba. Su mente comenzó a despertar lentamente, intentó abrir los ojos pero la brillante luz que lo rodeaba lo obligó a hacer más de un par de intentos antes de finalmente lograrlo.

El pálido techo blanco apareció en su línea visión, algo borroso al principio antes de que finalmente lograra enfocarlo. Ni siquiera logró preguntarse donde se encontraba antes de que un bonito y desconocido rostro apareciese frente a él. Castaño cabello oscuro caía sobre unos amables ojos verdes rodeados de espesas pestañas, la suave sombra de barba apenas y hacía algo por esconder los rasgos delicados, los cuales solo parecían destacarse con la sonrisa simpatica que decoraba su boca. De alguna manera, aunque sabía que no lo conocía, el extraño se le hizo vagamente familiar.

—Es bueno verte despierto al fin —dijo, su voz tenía un ligero tono ronco—. Estabas comenzando a preocuparnos.

Blue frunció un poco el ceño, intentando comprender lo que sucedía—. ¿Estoy muerto? ¿Eres un ángel?

Una tonta, escandalosa y familiar risa llegó a sus oídos, logrando que desviara la mirada, encontrandose con un risueño Darius. El joven lo miró, lágrimas de risa en sus ojos antes de que jadeara por aire—. ¿Un ángel? ¿Él? —y volvió a reir—. Eso es lo más hilarante que he oído en toda mi vida.

El hombre/ángel chasqueó—. Darius, cariño, ¿por qué no vas a la tienda al otro lado de la calle y te compras una malteada?

Jadeando por aire, el joven lo miró—. Soy intolerante a la lactosa, papá.

—Exacto —cuando giró a mirar a Blue, había una pequeña sonrisa amable decorando su rostro—. Debo disculparme por el ser humano que traje al mundo, nadie me advirtió que venía con un sentido del humor mediocre.

—¡Papá! —Darius se quejó, haciendo un poco de pucheros.

—Cierra la boca, Darius, tú aun sigues en la perrera con respecto a mi —le dedicó una mirada que logró que hiciese lo pedido.

—Uh —Blue miró entre ellos, intentando que su mente se pusiera al día con lo que sucedía—. ¿Tu eres...?

—Drew Baker —el hombre/ángel se presentó, tendiendo su mano y estrechando la de Blue con suavidad—. Padre de los tres chiflados Baker.

Darius hizo un pequeño sonido desconforme, pero como no habló, Blue lo ignoró, mirando sorprendido a Drew—. Diablos, te ves demasiado joven, para tener tres hijos adultos.

—Tragate lo que sea que este por salir de tu boca si no quieres que todos tus secretos más vergonzosos terminen en una revista de chimentos, Darius —Drew advirtió. Blue le echó un vistazo al menor de los hermanos, observando como sus mejillas se volvían rojas cuando oprimió sus labios cerrados, antes de volver al mayor—. Te lo puedo asegurar, esos tres salieron de mi persona, aunque no estoy haciendome cargo de lo que hicieron con sus vidas luego de eso.

—No lo hemos hecho tan mal. —Darius murmuró.

Drew clavó sus bonitos ojos verdes en su hijo menor, solo dijo una sola palabra—. Noah.

La chispa de burla se apagó completamente en los ojos del menor al escuchar el nombre, retrocedió rápidamente bajo la mirada de su padre y no hubo queja al sellar sus labios juntos esta vez. Blue no tenía idea de que se trataba todo eso, pero tampoco sentía que era algo en lo que podía curiosear. Así que solo se mantuvo en silencio ante la comunicación silenciosa entre padre e hijo.

Una parte de mi |Blue/Damon|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora