Capitulo Trece.

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Girando el volante, Damon tomó una intersección, manteniendo el vehiculo en el carril lento mientras lanzaba una rápida mirada en dirección al asiento del acompañante. Blue se había acurrucado contra la puerta, el cinturón de seguridad era lo único que lo retenía de enroscarse completamente en una bola mientras observaba el exterior pasar al otro lado del cristal de la ventanilla. Las lágrimas finalmente se habían detenido unos quince minutos atrás, aunque el casual sonido de su nariz sobriendo era suficiente para decirle que eso aun no había terminado.

Sinceramente, Damon no tenía ni idea de que de demonios estaba haciendo. En toda su vida, solo había consolado a una persona. Y tenía la sensación, de que comprarle una malteada a Darius luego de su primer día en el jardín de niños, no se calificaba como una forma de consuelo. Brevemente se preguntó si podía comprarle una de esas a Blue, quizá una malteada de chocolate podía levantarle el animo.

—Extraño mi motocicleta. —Blue comentó con voz suave, ronca por el llanto, aun mirando a través de la ventana.

Deteniendose en un semaforo, Damon lo miró—. ¿Donde esta?

—Guardada en la cochera de Nee —dijo, su dedo haciendo dibujos en la parte donde su respiración había empañado el cristal—. Mi tío Yago me recomendó no usarla durante el embarazo.

Poniendo el vehiculo en marcha nuevamente, Damon interrogó—. ¿Usarla dañaría al bebé? Creo que nunca pensé en ello, jamás vi a alguien embarazado queriendo subirse a una motocicleta.

Blue se encogió suavemente de hombros—. Supongo que el movimiento y vibración no son saludables para alguien embarazado, eso sin contar con los repentinos mareos que he tenido últimamente —sorbió su nariz, aclarando su garganta—. Entiendo eso, no me gustaría herir al bebé por mi testarudez, pero eso no quita que extrañe la manera en que la motocicleta me hace sentir.

—¿A que te refieres exactamente?

—Mi motocicleta es la única cosa que no me ata a algo, es mi escape, mi libertad —explicó—. Puedo ir a donde yo quiera cuando lo deseé, me da un rápido escape de situaciones que no deseo enfrentar, pero también me da independencia y esa es una de las pocas cosas en el correr de mi vida por la que realmente he luchado: mi independencia.

Dandole un rápido vistazo, Damon meditó sus palabras por un momento antes de decir—. Un auto podría darte esa misma libertad, al menos hasta que el bebé nazca y puedas volver a montar tu motocicleta, ¿no?

Hizo un pequeño gesto con su mano—. No lo sé —dijo—. Supongo, aunque no será lo mismo.

—Pero sería un buen sustituto momentaneo —insistió—. Podría dejarte mi auto, si quieres.

Eso lo logró, Blue finalmente se volteó lejos de la ventana y lo observó con sus ojos enrojecidos por el llanto—. ¿Que?

—Puedo prestarte mi auto —repitió—. No será lo mismo que tu motocicleta, pero podrás ir a donde quieras, cuando quieras. Creo que es un reemplazo digno por el momento.

—¿Me estas ofreciendo tu auto? ¿Este auto? ¿Este lindo y lujoso deportivo en el que estamos ahora mismo?

—Uh, si —dudó un momento, mirandolo—. Puedo pagar el combustible si eso es un problema para ti, no me molestaría hacerlo.

Blue lo observó por un largo momento antes de soltar—. ¿Estas loco?

—Mm, según mis últimas pruebas psicologicas: no, estoy bastante sano, ¿por qué?

—¿Como puedes ir por ahí ofreciendo una de tus posesiones más valiosas a tipos que apenas conoces? —chilló.

Damon sonrió, agitando su cabeza por un momento antes de echar un vistazo a los ojos de Blue—. Es un auto, Blue, no te estoy ofreciendo mi alma, aunque si quieres mi corazón...

Una parte de mi |Blue/Damon|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora