Capitulo Dieciocho.

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Removiendose en la cama, Blue intentó alejarse del horno personal pegado a su espalda y encontrar un lugar fresco en la cama. Teniendo en cuenta que la temperatura bajaba drasticamente en las noches, era increible que estuviese teniendo tanto calor cuando solo estaban cubiertos con una fina manta. Dios, un par de grados más y él comenzaría a sudar, debía poner un poco de distancia entre ellos.

Cuando fue evidente que las bandas de acero rodeandolo no le permitirían apartarse, soltó un pequeño gruñido. Con un poco de trabajo y algo de movimiento, logró girar y encarar al Mono Abracitos que lo tenía atrapado. El calido aliento sacudió suavemente sus rizos mientras observaba los serenos rasgos de Damon mientras dormía profundamente. El tipo se había metido en su cama sin importarle siquiera un poco sus quejas, y estaba totalmente fuera de combate antes de que Blue pudiese siquiera pensar en una manera de arrojarlo fuera.

Y ahora aquí estaba, sudando dentro del musculoso abrazo de Damon sin ninguna posible vía de escape a la vista.

Subiendo su mano, delineó con cuidado la ceja que lucía un notorio corte, cuidando de no tocar la herida. La maldita cosa había sangrado como si estuviesen en una pelicula de terror durante la pelea, tanto que Blue había estado tentado a tomar la toalla de Malcom y arrojarla al ring al tiempo que gritaba que se rendían. Eso fue, hasta que, mientras uno de los ayudantes limpiaba el rostro de Damon en su esquina del cuadrilatero, el idiota encontró su mirada a través de la multitud y le dedicó un guiño.

Blue aun estaba confundido respecto a eso, las ya conocidas ganas de rodar los ojos ante el exasperante hombre, se mezclaron con la extraña excitación que creció en él ante la obvia demostración de fuerza masculina.

¿De cuando acá a él le gustaban los trogloditas llenos de testosterona?

Su dedo se deslizó hacia el llamativo moretón que estaba tomando color en su pómulo, aun estaba un poco hinchado, necesitaría hielo para eso pronto. Blue jamás se había puesto a pensar en el estado en que los boxeadores quedaban luego de cada enfrentamiento, pero ahora podía ver en vivo y en directo el grado de daño que dos personas pueden hacerse si se les da la oportunidad. Distintos y coloridos moretones coloreaban la piel del mayor en diferentes sectores, Blue había logrado tratar algunos con un poco de hielo y diferentes cremas, pero aun así no desaparecerian hasta dentro de algunos días.

Mm, un rostro tan perfecto siendo golpeado sin sentido, Blue no terminaba de comprenderlo.

—Sigo siendo malditamente apuesto, ¿verdad? —la voz, baja y ronca, de Damon lo sorprendió, logrando que apartara la mano. Sus pestañas se movieron un momento antes de que los bonitos ojos verdes lo miraran, uno de ellos enrojecido—. Buenos días, Gatito.

—Buenos días, Mono —respondió. Colocando su mano sobre un moretón en el pecho del castaño, parcialmente cubierto por un tatuaje, acarició la piel con la yema de sus dedos—. ¿Te duele?

Damon se encogió casualmente de hombros—. Algo, supongo que ya estoy tan acostumbrado que me es fácil ignorarlos.

—¿En serio? —clavó su dedo en la zona coloreada.

Apartandose, Damon hizo una mueca—. Auch, no seas malo, gatito.

—Dijiste que no te dolía.

—No me duele mientras no claves tus deditos en mis heridas —dijo. Tomando su mano, la apartó, llevandola a su boca y dejando un beso en sus dedos—. Tan bonito y tan cruel.

—Yo no soy cruel. —se defendió.

—Si lo eres, pero así me gustas.

Blue bufó una risa—. Eres masoquista, ¿alguien te lo había dicho?

Una parte de mi |Blue/Damon|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora