Capítulo 23: Así soy feliz

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Habían pasado algunos días desde la declaración de Loki y su lealtad de amor hasta que pereciera

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Habían pasado algunos días desde la declaración de Loki y su lealtad de amor hasta que pereciera.

Estábamos a principios de octubre. Aquel día llegarían papá, mamá, Nat, Dennis y compañía. La boda de Thor era en una semana y debíamos preparar todo. Jane me había pedido que fuera su mano derecha preparando todo, así que nos encontrábamos en la última prueba de su traje de novia. Esa noche sería la fiesta de compromiso, con la llegada de los demás.

—Todo va genial —insistí a Jane—. Pero ahora debes ir a cambiarte para la cena.

—¿Yo? No soy la que va en vaqueros —me señaló. Era uno de los pocos días que me había vestido con la ropa que había traído de casa.

—¿Cuál debería ponerme?

—¡El verde! ¿No es obvio? Eres la pareja de Lok..

Le tapaba la boca antes de que dijera nada.

—Dijimos que eso se quedaba entre nosotros cuatro hasta que viéramos el momento.

—¿Y tu padre? Si se entera por su cuenta, te vas a quedar sin pelo.

—Lo sé, se lo diré... Loki pensó que esta noche sería una buena opción porque...

—¿Qué?

—Quiere que sea su pareja en tu boda.

La sonrisa de mi amiga se ensanchó y me abrazó.

—Dioses, es muy raro ver a Loki enamorado, pero al mismo tiempo es muy romántico.

—Loki es romántico, Jane.

—Será mejor que corras a vestirte.

—Tú igual, nos vemos en un par de horas.

Dio tiempo a darme un relajante baño caliente y a echarme todas las cremas que siempre pasaba por alto. Incluso me dio por coger el secador y el peine de cilindro para peinar y moldear mi flequillo de cortina. Realmente, siempre me olvidaba o estaba en plan muy vaga.

Al ponerme el vestido verde esmeralda, no pude creer lo que estaba haciendo: iba a una cena oficial con el color de Loki. Me pasé las manos por la cara, pero las aparté al instante: no iba a arruinar mi maquillaje.

Llamaron a mi puerta.

—¿Si?

—Disculpe, Mi Lady, esperaba que me permitiera acompañarla a la cena.

Sonreí a Loki y me acerqué a la puerta.

—¿No te olvidas de algo? —preguntó.

—Mmm... ¿no?

Alzó una ceja y señaló mi tocador, donde estaba el collar a juego con toda mi joyería. Rápidamente lo cogí y se lo di para que me lo pusiera.

—Listo —dejó un delicado beso en mi cuello—. Vámonos.

El último atardecer || Loki LaufeysonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora