Capítulo 27: Viaje en globo

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Las cosas no pintaban especialmente bien para mí

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Las cosas no pintaban especialmente bien para mí. En dos semanas, en pleno otoño, sin exponerme al sol o hacer actividad física, me había sangrado la nariz dos veces. Por suerte, nadie salvo Dasher había estado presente para verlo.

No podía permitir que papá, Loki y los demás empezaran a preocuparse por mí tan pronto. Sabían que iba a morir, igual que yo. Pero no podían encerrarme para siempre como una princesa en su torre. No, yo tenía una lista de últimos deseos y tenía que cumplirla.

Aquel día iba a dar un paseo en globo con Loki y nada me lo iba a impedir. Estuve eligiendo ropa y accesorios durante una maldita hora. Era lo más parecido a una primera cita que tendría en la historia. Siempre me había reído de aquella gilipollez de las películas: ¡¿Qué me pongo, qué me pongo?! Pero la verdad era que no se podía ir en chándal a una primera cita (para mi mala suerte).

Me puse un jersey negro, unos vaqueros, mis botas y mi legendaria chaqueta de cuero de adolescente rebelde de las películas.

Estoy muy peliculera hoy. Esto, definitivamente me está afectando.

Antes de bajar, estuve parada cinco minutos frente al espejo del baño asegurándome de que no saliera nada de mi nariz. Cuando comprobé que todo estaba en orden, bajé tranquila. Tranquila y con cuatro paquetes de pañuelos en mi mochila.

Abajo ya estaba Loki, esperándome. Aún estaba en proceso de aceptación con la ropa midgardiana, pero aquella gabardina negra le sentaba como anillo al dedo. Me sonrió nada más llegar y yo le devolví la sonrisa.

—¿Lista, Mi Lady?

—Nací lista, Jesucristo.

Él soltó una risita. Me ofreció su brazo y lo agarré encantada.

—Pasadlo bien —sonrió Steve con inocencia.

—No hagáis cosas cochinas —sonrió Bucky con no tanta inocencia.

Steve le pegó un codazo en las costillas.

—Mejor vámonos —me dijo Loki.

—Por favor.

•••

En cuanto nos montamos en el globo, me arrepentí. Las piernas empezaban a temblarme, al igual que las manos. Nunca nada me había dado tanto cague, y mira que había saltado de un barranco el verano pasado y había montado en los "karts" de mi padre la semana anterior.

Mi mano se aferró a la de Loki hasta cortarle la sangre. Él me miraba divertido, como si hubiera echo aquello un montón de veces. El globo empezó a elevarse y cerré los ojos con fuerza.

—¿Te estás arrepintiendo? —rio Loki.

—Profundamente.

El último atardecer || Loki LaufeysonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora