El último atardecer || Loki Laufeyson

Capítulo 30: Feliz cumpleaños

Yo era una persona con muchísima facilidad para conciliar el sueño. Era acostarme y caer rendida. Raro era que tuviese sueños de ningún tipo. Supongo que era porque por el día nunca paraba. El caso era que no solía despertarme hasta que eran al menos las nueve y media.

Bueno, pues a las ocho de la mañana, un coro estaba contándome Cumpleaños feliz con una bandeja de tortitas con velas clavadas.

—¡Feliz cumpleaños, Harley! —exclamó Steve.

—Sopla las velas —sonrió Peter.

Hice eso aún con la cara de recién levantada.

—¿Qué hacéis aquí? —sonreí—. Mi cumpleaños será todo el día, podríais haberme dejado dormir más.

—Es tu último cumpleaños, tienes que aprovecharlo todo —insistió Thor—. Vístete, te esperamos con un mejor desayuno abajo.

—Quiere decir que Loki está abajo preparando todo —dijo Bucky, y Steve Rogers lo codeó—. Bueno, no tardes mucho.

Los chicos se marcharon y me di un baño caliente y tranquilo mientras picaba del plato de tortitas. Me cepillé mi cabello hasta que mi corte mariposa quedó como recién salida de la peluquería. No me imaginaba algo sencillo viniendo de Loki y mi padre, así que me puse un jersey rojo oscuro, unos vaqueros anchos, mis botas y la chaqueta de cuero de mi perchero.

Bajé y vi un gran festín de desayuno. Abarcaba tortitas, tostadas, zumos, pasteles y todos los condimentos que podías echarle.

—Feliz cumpleaños, mi amor —sonrió mamá, corriendo a abrazarme.

—No hacía falta tanto embrollo. Ya hemos hablado de intentar normalizar la situación —recordé.

—Ya, pero es que hoy es un día especial —insistió—. Venga, no te quejes hoy. Disfruta de todo lo que tenemos preparado.

—¡Se están endureciendo las tostadas! —llamó Pietro.

Terminamos de bajar el tramo de escaleras que quedaba y saludé a todos. Me llovieron deseos de Feliz cumpleaños como si fuera una tormenta. Nos saciamos de todo el buffet de desayuno y luego llegó Yelena cargando con un montón de papeles.

—Aquí está todo —anunció.

—¿Todo? —pregunté confusa.

—¡Sorpresa! Ya tenemos fecha para la boda —contestó mamá—. Y no, no vamos a apoderar os de tu maravilloso día. Hablamos de esto con Loki para que estuviera de acuerdo.

—Nunca una traición me había dolido tanto —miré a mi prometido.

—Es el 20 de marzo —afirmó Loki.

—Hoy vamos a pasar el día eligiendo decoración y todo. Y luego iremos a la casa del lago —explicó mamá—. Menos el vestido, claro. Para eso necesitamos una semana entera.