Capítulo 20: Montar a caballo

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El castillo de Asgard era jodidamente enorme al punto en el que, de no ser por Thor y Loki, me habría perdido a la primera

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El castillo de Asgard era jodidamente enorme al punto en el que, de no ser por Thor y Loki, me habría perdido a la primera. Para mi suerte, mi habitación estaba en frente de la de Loki y al lado de la de Thor, así que podría tener a mis guías personales cerca de mí en todo momento.

Odín y Freya me recibieron con el habitual cariño acompañado de pena moribunda. Los maravillosos Gemelos Fantásticos me acompañaron a dejar todas mis maletas. Al entrar en mi nueva habitación, fui directa al enorme balcón, con vistas hacia el patio central y la ciudad muy de fondo.

—¡Es precioso! —exclamé.

—Asgard te va a encantar, pequeña Midgardiana —Thor se burló revolviéndome el pelo.

—Esperaremos un día a adaptarnos a los revuelos que ha causado la boda y estaremos juntos —sonrió Jane de forma amistosa.

—Yo no me caso —dijo Loki—. Tal vez pueda pasar con ella estos días.

—Genial, hermanito.

—No me llames hermanito.

—Bueno, el resto tenemos que seguir deshaciendo maletas —Jane arrastró a Thor cogiéndole del brazo. Salieron, cerraron y me dejaron a solas con Loki.

—Seguro que ya estás planeando nuestra guía de actividades para mañana —sonreí divertida.

—Ya la tenía lista antes de que montáramos en el coche —sonrió—. Y sé que te va a encantar. Por el momento, date un baño caliente y vete a la cama. Seguro que estás cansada.

—Mucho —admití—. Buenas noches, Jesucristo.

—Que descanse, Lady Elizabeth.

Sonrió enternecido y se inclinó. Dejó un delicado y suave beso en mi mejilla. Me miró por última vez a los ojos antes de salir por la puerta.

Ya no sabía si chillar o saltar de la emoción que ese beso, ese simple beso, me había provocado. Me tiré a la cama, chillé con la cara tapada por la almohada y pataleé como una loca.

¿Debía estar feliz porque había hecho aquello? ¿Debía estar triste porque jamás podríamos llegar a ser nada? ¿Debía estar frustrada porque no podía dejar mis sentimientos a un lado para olvidarlo y no morir con un sufrimiento eterno?

Con todas esas preguntas, me fui a la cama.

•••

El vestido que me habían dejado era precioso. Era rojo, con las mangas como si fuera una túnica y un cinturón de oro con un rubí en el centro. Su tela era más pesada de lo que solía llevar, pero menos de lo que esperaba.

Una vez vestida, fui a desayunar con los demás. Nos juntamos todos casi al mismo tiempo, salvo Loki. Él apareció pocos minutos después.

El último atardecer || Loki LaufeysonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora