Capítulo 32: Planear una boda

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Me quedaban 125 días de vida

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Me quedaban 125 días de vida. La verdadera cuenta atrás comenzaría cuando bajara de los 100, entonces ya estaría acojonada.

Pero no me quedaban 100 días, si no 125, así que no pasa nada.

Aquel día, iríamos mamá, papá, Loki, Thor, sus padres, Dennis y yo a ver la decoración para la boda. Ya que queríamos algo sencillo, lo haríamos en la casa del lago. Allí nos prepararíamos y todo, así que no quedaba ningún problema.

En aquel almacén había telas de todos los colores. Libretos con temáticas y muchos asesores. Cada uno parecía estar a su aire mientras que Loki y yo no parecíamos ni los novios.

—¿En qué piensas? —cuestionó.

—¿Cómo sabes que estoy pensando algo?

—Arrugas la nariz hasta que se te pone roja cuando piensas algo en una situación de estrés.

—Odio que me conozcas tanto —rodé los ojos—. Pienso que me gusta ese arco.

Le señaló un arco nupcial de madera negra.

—Y pienso en rosas rojas y doradas.

—¿Rosas doradas?

—Sí, bueno, de plástico —reí—. Pienso que representaría mucho el lado del poderoso y aterrador dios de las Mentiras y la increíblemente capulla hija de Iron Man.

Él rio también.

—Vamos a preguntar. Es nuestra boda no la de ellos.

Fuimos a preguntar y una amable asesora nos ayudó a personalizar el arco nupcial que queríamos. Nos guio por el almacén y nos enseñó todo lo demás.

—Mira estas sillas —le dije a Loki—. Si las hay en negras, convivan con el arco.

—Sí, las tenemos en blanco, negro, burdeos y azul marino —explicó la asistenta—. El catering puede llevarlas el mismo día por la mañana. Si el convite es en un patio o un terreno al aire libre, podemos ver las luces de exterior.

La mujer nos mostró unas guirnaldas de varios metros con pequeñas bombillas blancas. Decidimos que las pondríamos entre los árboles y las encenderíamos por la noche.

También conocimos al catering que nos aconsejaban. Todos parecían muy serviciales, aunque empezaban a temblar si Loki los miraba directamente a los ojos. Nos mostraron varios menús y acordamos fecha para ir a probarlos todos.

Por fin, todos los demás se dieron cuenta de lo que estábamos haciendo y decidieron prestar atención. Les explicamos todo lo que habíamos decidido y por fin seguimos juntos para trabajar en equipo.

•••

—¿Cómo se llama esto? —preguntó Frigga.

—Pisto —contesté amablemente—. ¿Le gusta?

—Está delicioso. ¡Y tutéame, por favor! Eres mi nuera, querida.

El último atardecer || Loki LaufeysonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora