Capítulo 2

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No pude dormir, fue imposible cuando esa voz seguía rondando mi cabeza.

Sabía algo de mis padres.

Nidia, su esposo y Noah no pararon de preguntarme quién había llamado y que me habían dicho para que este así. Tuve que mentirles y decirles que me habían llamado de la universidad para decirme que podría perder mi beca si no ponía más empeño.

Fue lo único que se me ocurrió en ese momento.

Aunque estoy casi segura que Noah no me creyó del todo.

Al día siguiente soy la primera en estar lista, bajo a la cocina para beber un poco de agua.

— ¿Eso vas a desayunar? —pregunta Noah entrando a la cocina.

— Buenos días para ti también —sonrío leve— ¿Dormiste bien?

— Si—se acerca para dejar un beso en mi mejilla— ¿Quieres Waffles?

— No, gracias. Tengo que irme ya —le digo, me mira un poco extrañado. Pero no pregunta, solo asiente.

— Toma —toma una manzana y me la lanza, la atrapo. Aunque por poco termina en el suelo.

— Gracias —le lanzo un beso y salgo de la cocina, antes de que me pregunte algo más.

Salgo de la casa y voy hasta la parada de bus, no queda tan lejos de casa. Nicolás me había dicho que cuando quisiera un auto solo tenía que decirle, pero sinceramente no me siento capaz de hacerlo. A fin de cuentas, no son mis verdaderos padres.

Siento que abuso de la confianza.

De camino al hotel la incertidumbre se hace presente, el no saber que puede pasar dispara mi ansiedad hasta el tope.

No puedo dejar de jugar con mis dedos.

Tampoco soy tan estúpida, si es una trampa yo dejé un papel guardado entre mis cosas, dejando saber a donde iba y porque. Si no llego casa, se que Noah buscaría pistas.

Al llegar dejo salir un suspiro y entro al hotel, pregunto a la recepcionista donde está el restaurante. Una vez me dice voy sintiéndome aún más nerviosa.
Cuando entro busco con la mirada a algún hombre que esté sentado solo.

Solo veo a uno.

Me acerco, cuando me detengo lo hago cerca de la mesa, frente a él. Levanta la mirada, es un hombre mayor, digamos que más o menos de la edad de Nicolás.

Sonríe.

— Eres la viva imagen de tu madre —señala la silla delante de él— Siéntate, aún no he pedido nada.

— No vine aquí para desayunar, vine a obtener respuesta sobre mis padres.

— Y con el mismo carácter de tu padre —se ríe, vuelve a señalar la silla. Esta vez me siento— No sabes cuánto me alegro de haberte encontrado, Gala.

Me quedo en silencio.

— Se que esto es muy... extraño. Que un hombre te cite y...

— Por favor, sin rodeos. Me pone más nerviosa —echo mi cabello hacia atrás— ¿Que pasó con mis padres? ¿De donde los conoce?

Toma aire, como si le costara hablar de ello.

— Tu padre era mi mejor amigo, desde pequeños fuimos inseparables —sonríe leve, puedo notar el dolor en su mirada— Fui incluso el padrino de bodas, tú padrino de bautismo —eso último me toma por sorpresa— Fui tú tutor las veces que tus padres estuvieron de viaje.

— Entonces... usted es como quién dice... mi familia —murmuro.

— Si —asiente— Fuiste como la hija que nunca tuve, Gala.

Mi Destino © +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora